El mate de la escuela Graham que esta vez se quedó sin destinatario

El mate de la escuela Graham que esta vez se quedó sin destinatario
En cada elección, Evelia Villegas le ceba un mate al Gobernador cuando llega va a votar. Ayer, no pudo hacerlo.

“Esta vez no puedo darle el matecito a mi flaquito”, dice Evelia Villegas con nostalgia, parada en la puerta de la escuela Mary O. Graham. Es que, desde hace más de 10 años, en los días en los que hay elecciones, la mujer se para en ese mismo lugar pasadas las 10 y espera al gobernador Gioja con el termo bajo el brazo y el mate en la mano. Sin embargo, ayer no pudo cumplir el ritual, ya que el Gobernador sigue internado recuperándose tras el accidente que sufrió.

Evelia es la encargada de cuidar la escuela mientras la gente vota. Así, cumple con una de las funciones de su cargo de presidente de la Unidad Básica del barrio Edilco, en el que se encuentra el establecimiento y en el que vivió durante años, Gioja. “Mi esposo hacía esto, pero falleció hace 16 años y yo quedé a cargo. Recuerdo que la primera vez que le di un mate al Flaco él todavía no era Gobernador. Yo lo conozco de cuando era militante, porque vivía acá, y sé que a él le gusta mucho el mate, entonces entró a votar y yo dije: le voy a convidar un matecito. Él me saludó como siempre y lo recibió. Desde ahí siempre lo espero”, cuenta la mujer y confiesa que Gioja puede tomar cualquier yerba, pero el mate siempre tiene que estar amargo y con el agua bien caliente.

A su alrededor, la escuela muestra una postal tranquila, con gente que entra y sale como en cualquier institución durante una jornada electoral. Una imagen muy distinta a la que se vive normalmente, cuando una horda de gendarmes, policías, periodistas y fanáticos esperan al Gobernador, quien entra como si esa fuera su casa, saluda a todos y vota entre risas y aplausos.

Evelia dice que no siente tristeza, sino una sensación rara, que le cuesta describir. “Estoy tomando mates con los fiscales, pero no traje mi equipo como hago siempre. No me siento triste, pero sí noto que todo es diferente, está algo raro, demasiado tranquilo”, cuenta. Y su compañera en la cebada de mates oficial, Pura Mondaca, agrega: “Es una lástima, se lo extraña a Gioja”.

A pesar de su cariño por el funcionario, a quien considera un amigo, Evelia confiesa que no ha ido al Hospital Rawson, donde decenas de personas se reúnen diariamente para dejar un mensaje de apoyo o rezar por Gioja. “Yo no sé si haría mucho yendo al hospital. Prefiero quedarme en mi casa, tengo un lugar en el que rezo por él”, cuenta. Y dice además que “de todos modos sé que se va a recuperar, porque es un hombre muy bueno, que ha hecho muchas cosas por la gente. Dios no se puede olvidar de él, lo va a ayudar para que se mejore pronto”.

Siguiendo ese concepto, la mujer está segura que durante la próxima elección volverá a preparar el mate, se parará en la puerta de la escuela y lo cebará bien caliente y sin azúcar para convidárselo al Gobernador. “Dios quiera que en la próximas elecciones pueda volver a traer el mate para Gioja. Estoy segura de que voy a continuar con la costumbre”, dice la mujer tratando de ocultar su emoción.

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