Martín Robbio y la búsqueda de las raíces musicales

Martín Robbio y la búsqueda de las raíces musicales

El músico presenta junto a Ariel Sánchez y Juan Fracchi el disco Tierra, el próximo 9 de octubre en el CAFF. Sobre la fecha y su nuevo disco, Martín conversó con Boletín Folklore.

Por Gustavo Grosso

La búsqueda musical de Martín Robbio es grande y abarcativa. Desde hace varios años, con su agrupación integrada también por Ariel Sánchez y Juan Fracchi, trabaja en la creación, producción y difusión de la música argentina y sudamericana. La propuesta de este trío consiste en utilizar la improvisación y los conceptos rítmicos de la música de raíz africana en los géneros musicales de Sudamérica. "Generalmente, se identifica a la improvisación con el jazz y a la música de tambores con África y Centroamérica. Nuestro objetivo es mostrar que esos elementos pueden utilizarse en la música de raíz argentina y sudamericana dando excelentes resultados". Para la edición de Tierra, el nuevo disco, el trío se ensambló al grupo de percusionistas dirigidos por Facundo Guevara. En este combo inédito de músicos, una formación de base y sonoridad jazzera se pone en relación con una base rítmica sofisticada y popular, dando por resultado un sonido nunca investigado en nuestro país. En esta charla con Boletín Folklore, Martín nos cuenta más detalles acerca del flamante trabajo, que será presentado en los próximos días.

En Tierra, buscan mostrar algo de las bases africanas ¿Cuál ha sido la influencia de esa música de África en el continente sudamericano?

Martín Robbio: -Bueno, la más visible está en Brasil y Uruguay, que lograron ritmos propios muy originales a partir de dejar decantar esa influencia negra. Luego está la música afroperuana, maravillosa, que no tiene la notoriedad de la música brasilera, por ejemplo, pero es una fusión perfecta entre la influencia española y la africana. De ella nos nutrimos mucho en este disco. Sin embargo, lo que intentamos mostrar es que en los ritmos de la música popular argentina también está esa raíz y quisimos sacarla a la luz. No es un descubrimiento del todo original, pero sin duda a lo largo de nuestra historia los elementos de raíz africana han sido bastante marginados y en este disco procuramos ponerlos al frente. Por otro lado, también hay temas de músicos estadounidenses en donde la influencia africana es enorme y no por eso menos conflictiva. Considerando al jazz como folklore es como podemos mezclarlo con Naná Vasconcelos o el Cuchi Leguizamón.

¿Cómo y por qué le diste forma a Tierra?

MR: -En un punto es un disco que continúa el camino de El mismo río, nuestro disco anterior, en el que participaron los percusionistas Facundo Guevara y Hernán Ríos y coqueteamos mucho con la presencia de la percusión. A partir de eso el trío se conformó como cuarteto con Javi Martínez Bucas para poder presentarlo. Pero por otro lado, es el primer disco en el que no hacemos composiciones propias. Eso marca un cambio respecto a lo anterior, y quizás es producto de la respuesta que tenían en vivo algunos de estos temas que ya veníamos presentando anteriormente y lo mucho que disfrutábamos tocándolos. La idea de hacer un disco junto a un grupo de percusionistas me estaba dando vueltas hace tiempo, pero nunca pensé que iba a obtener semejante resultado. Fue como un sueño cumplido. 

La clave fue el llamado a Facundo. Yo les había dicho a los chicos que lo iba a llamar y que de su respuesta dependían los planes de ese año (acabábamos de terminar el disco anterior). Cuando vi su entusiasmo, enseguida los convoqué a todos a comer un guiso y con la agenda en mano empezamos a planear y combinar fechas. Cuando a pesar de las giras, fechas y trabajos de todos, vi que era factible, me di cuenta de que no podía dejarlo pasar y pedí fecha de grabación en el estudio. Fue un disco que exigió mucha preproducción en términos de organización y planificación. Primero tuve que elegir, transcribir y arreglar los temas, luego vinieron los ensayos en cuarteto, después, las juntadas con Facundo, los ensayos de percusión y, por último, los ensayos generales todos juntos. También fue todo un tema cómo grabar ya que había mucha gente convocada. No sé si estas oportunidades se dan dos veces...

Para este trabajo convocaste a Los Guevaristas y también a un abanico muy atractivo de músicos ¿Qué te propusiste al momento de pensar el disco y cuál fue el objetivo?

MR: -El objetivo, como te comentaba, parte de un concepto: sacar la raíz, la esencia, la tierra que había en estos temas y ponerla al frente. La selección de temas fue muy exigente en ese sentido, tenían que ser músicos de raíz, cuya música tuviera "tierra", "swing", "sabor", como se suele decir. Hay mucha música que peca de pretenciosa y no dice nada; creo en el compromiso, en la necesidad de la música y en la importancia de su mensaje. Por otro lado, me seducía mucho la idea de que un trío, con el que llevábamos 6 años tocando, crezca de esta manera. Quizás uno podría pensar que lo más natural era sumar vientos o un guitarrista, pero esta fusión del trío con sonido jazzero y la percusión me parecía un algo poco explorado en nuestro país. Fue un consenso absoluto junto con Facundo la convocatoria de Jero Peña y Julián Solarz, ambos amigos y grandes músicos con los que algunos de nosotros ya veníamos tocando. Los Guevaristasresultaron haber pasado en su totalidad por las clases del maestro Guevara.

La presencia de Vicky Zotalis era necesaria en todo sentido, además de que ya veníamos trabajando con ella y fue muy natural pensar en su voz en algunos de los temas. En el caso de Martín Sued y Marcos Cabezaz, son dos de los músicos que más admiro en este país, pero además, los temas en los que tocaron pedían el timbre de sus instrumentos. Como suele pasar en estos casos, el resultado superó todas las expectativas. 

Fue muy difícil elegir los temas? ¿Quedó material afuera?

MR: -Fue difícil acotar pero había normas autoimpuestas bastante claras: tenían que ser temas que pidan una relectura más o menos original, de autores que consideremos referenciales. Hubo casos en donde fue muy fácil elegir, como Elvin (sir) Jones de McCoy Tyner, La ida y vuelta del Cuchi o Hymn de Marty Ehrlich, ya que me parecía que las propias melodías proponían ritmos que no habían sido abordados en las versiones originales y eso respondía al concepto de sacar a la luz la raíz rítmica de esas melodías. 

¿Cuando comenzaste a tocar el piano? ¿Por qué sos músico?

MR: -Empecé con el piano a los 12 años. Por alguna razón estaba convencido desde chico de que el piano era lo mío y por eso seguí insistiéndoles a mis viejos a pesar de que, dado mi interés, desde los 10 me mandaban a clases de guitarra (era mucho más práctico y fácil). Veinte años después puedo decir que no estaba equivocado; estudié otros instrumentos pero siempre vuelvo al piano. 

Seguramente, tarde o temprano iba a convertirme en músico. Quizás al principio fue una casualidad o un gusto más entre otros, pero con el tiempo me di cuenta de lo acertado de la decisión (si es que fue una decisión). Hoy no podría dejar de tocar y de compartir música, es entre las cosas que hago la que más disfruto; es un fin en sí misma, que no se hace como medio para otra cosa. Eso la vuelve imprescindible.

Imaginate ser el DT de un selecionado de músicos ¿Quiénes no podrían dejar de estar en tu equipo titular?

MR: -Puede sonar a falsa modestia, pero con los músicos con los que grabamos este disco voy al Mundial! Igualmente, dadas las posibilidades de la pregunta, si pudiera elegir entre todas las épocas y nacionalidades, los titulares serían Horacio Salgán, Charlie Haden, Aníbal Troilo, Hugo Fattoruso, Enrique Norris, Eric Dolphy, Naná Vasconcelos, Elis Regina, Rubén Rada, Randy Weston, Paco De Lucía, John Coltrane, Hugo Díaz, Andrew Hill, Raúl Carnota, Roy Haynes. Y si pudiera hacer todo esto, también cambiaría las reglas para jugar con 16...

¿Están ya trabajando en algún nuevo proyecto musical?

MR: -Por el momento, no. Aunque individualmente ya voy gestando ideas, estamos en pleno proceso de preparar la presentación del disco. También nos merecemos un descanso! Sacamos dos discos en dos años sin más aporte que el trabajo autogestionado de todos los que participaron.

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