El gobierno intenta ocultar una realidad de descomposición social, económica y política, fruto de sus actitudes prepotentes y de sus errores políticos, para ello utiliza como nunca a los medios de comunicación para neutralizar su accionar despótico y desorientación política.

En realidad, y se debe subrayar muy especialmente, ya no pueden seguir gobernando como se les da las ganas puesto que saben muy bien que está en pleno proceso la explosión de la ira contenida del otrora manso pueblo formoseño.

Son las excepcionales circunstancias y sus necesidades económicas las que catalizan por medio de sus propios errores políticos las que empujan esa explosión social.Está naciendo en el seno del pueblo una gran indignación por la pésima administración pública, sobre todo en el área de salud y educación, sumado a un creciente maltrato social, el pueblo formoseño está reflexionando sobre un sentimiento que lo invade día con día: ya no le gusta ser gobernado despóticamente. El monopolio del poder político está cansando al pueblo. 

DOS CONTENDIENTES

Esas circunstancias políticas erráticas del gobierno de la que hablamos han desatado la existencia de dos bandos contrapuestos, puesto que la oposición del centenario partido no existe.

Uno es el mismísimo ministro de Gobierno, Jorge González, devenido en personaje cuyos gestos y ademanes otorgan a sus extrañas expresiones verbales comunicacionales del parte de situación sanitaria con respecto a la pandemia, desata inquietudes y asombros. Su protagonismo estelar es inédito y un tanto peculiar puesto que exhibe un poder político extraño.

La otra contraparte de emergentes no es menos peculiar, la Dra. Gaby Neme, concejal, una mujer todo terreno y fundamentalmente un cuadro político de choque, y que además se siente cómoda y animada en situaciones de máximas confrontaciones, es su elemento donde se mueve mejor.

El influyente diario La Mañana emitió una editorial que pone un ingrediente picante a la sopa con su llamativo título “Preguntas incómodas”, y de seguro que habrá incomodado a más de un desprevenido, ya que evidenció las erráticas respuestas de González, y mereció un señalamiento con dejo de reproche “parece que el ministro no puede con su genio”, entre muchos otros conceptos. Esto parece ser un cortocircuito que, además, muestra las falencias y debilidades de la política pública sanitaria.

Como si todo lo descrito fuera poco, la correlación de fuerzas empieza a modificarse con la estratégica integración del Dr. Daniel Suizer, con peso propio, en la escena política formoseña presagia grandes contiendas épicas que empiezan a desgastar ese poder político añejado y agotado.