Llovió y dos barrios se volvieron a inundar

Los vecinos de Gauchito Gil no quieren mudanza; los de San Juan de Dios están desesperados ante las primeras precipitaciones.
Las últimas lluvias de la noche del viernes volvieron a desnudar viejas promesas incumplidas.

Los vecinos de los barrios Gauchito Gil y San Juan de Dios aseguran que los funcionarios de Tierra y Hábitat de la Provincia les prometieron desde el verano anterior una solución para el problema de que cada vez que caen dos gotas de lluvia los inunda dramáticamente.

Aún no comenzó el verano y las lagunas se llenaron en Gauchito Gil.

Andrea, que vive en la manzana 8, dice que su calle es un río y que tuvo que pagar por tierra para que le levanten el lote.

Mónica es su vecina, de la manzana 9, y dice que le cobran 30 pesos por cada “camionada” de tierra y escombros que reciben y que necesitan unos 2.500 pesos para levantar un terreno completo.

La que más sufrió la última lluvia es Audelina (también de la manzana 9) que tiene un hueco de 2 metros de diámetros que se comió su pozo ciego y que el torrente de agua pasó por debajo de su casa.

Su mirada perdida no sabe cómo sobrevivirá a las peores lluvias.

Los hombres del barrio estuvieron trabajando en desviar el agua y darle un curso que desagote a las lagunas, aunque afirman que se necesitarían unas 2 mil “camionadas”.

Dijeron, en diálogo con El Tribuno, que los funcionarios de Tierra y Hábitat llegaron hace un mes y les prometieron que los iban a mudar a soluciones habitacionales que están construyendo en el barrio Primera Junta; también en la zona sudeste de la capital provincial.

A pesar de la promesa incumplida, los vecinos de las manzanas 8 y 9 no quieren mudarse. Ellos construyeron ya su vida desde hace tres años y le tienen un enorme amor al lugar donde viven.

Ellos quieren que se solucione el tema de las inundaciones con obras para el barrio.

La caótica manzana G

En donde sufren cada vez que el cielo se pone negro es en el fondo del barrio San Juan de Dios.

La manzana G recibe toda la correntada que desemboca en el río Arenales y están desesperados ante las primeras lluvias.

Carmen vive casi al final de una calle sin nombre y les pide por favor a los funcionarios provinciales que cumplan con la promesa de llevarlos al barrio Primera Junta.

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