Juan Carlos Romero y las numerosas designaciones que favorecieron a su familia

Juan Carlos Romero y las numerosas designaciones que favorecieron a su familia
Aquí, un breve repaso de algunos de los decretos que permitieron a las familias Romero, Marcuzzi y Escudero vivir de la “teta del Estado” por varios años
SALTA.- Evidentemente, el nuevo jefe de redacción de El Tribuno sigue sin encontrar el archivo. En un intento por tratar el tema de la designación de familiares dentro del ámbito estatal, el diario del exgobernador, Juan Carlos Romero, volvió a tropezar con penca, pues “obvió” los numerosos decretos que les permitieron a los parientes de su dueño vivir a costa del Estado.

Por ello, y sólo a modo de solidaridad, recordamos algunas de las tantas designaciones de familiares hechas por Juan Carlos Romero durante sus doce años de gobierno -época dorada en la que cundían favores y algunos familiares ni siquiera concurrían a trabajar- datos que al parecer estarían “olvidando”.

La paja y la viga en el ojo propio

Mientras el exgobernador apuntaba todos sus dardos al diseño de un minucioso plan para quedarse con tierras del Estado Provincial, embolsar cuantiosas sumas de dinero por licitaciones y otros beneficios económicos a empresas de su entorno, nunca dejó de atender las “necesidades familiares”.

Tampoco esto era conocido por la prensa, absolutamente monopolizada por él y solo proclive a publicar lo magnífico que era vivir en “Romeroland”. La recordada designación de su concuñado, Héctor Aleksandrowics (f), fue una de las más llamativas. Cómodamente, irrumpió como coordinador ejecutivo de la Unidad Ejecutora Programa Familia Propietaria, cargo que ocupó desde el 5 de agosto de 1997. Más tarde, el 24 de marzo de 1998, a través del decreto N° 805, su gentil concuñado lo nombró como coordinador General y Política del Área, elevando su remuneración a la de un subsecretario. El ascenso, sin embargo, no se debió a la eficacia del arquitecto -quien creaba barrios y villas en terrenos imposibles de habitar-, sino al hecho de que este funcionario se convirtió en una pieza clave en los planes de Romero para apropiarse de terrenos: La Ciénaga es una clara evidencia de ello.

Citando aquella afirmación popular: “La familia de la esposa no se elige, sino se hereda”, también sucede lo mismo con sus necesidades. Es así como al año de gobernar Salta, el 26 de febrero de 1996, Romero firmó el decreto N°406, a través del cual designó a Jorge Marcuzzi como director provincial de Medio Ambiente y Recursos Naturales, organismo dependiente de la Secretaría de la Producción.

Los favores a la familia de su mujer, sin embargo, no terminaron con Jorge pues a los meses -el 12 de julio de 1996- también firmó el decreto N° 1409, mediante el cual designó a Octavio Amadeo Marcuzzi como personal de Agrupamiento Político (con un sueldo de nivel 2), en la Secretaría de la Gobernación.

Las necesidades de los Marcuzzi, al parecer nunca cesaron durante los doce años de gobierno de Romero, quien días antes de abandonar el cargo de gobernador -el 3 de octubre de 2007-, firmó el decreto N° 2689, mediante el cual designó a Juan Sebastián Marcuzzi, con un cargo técnico de la División de Valores e Indemnización de la Dirección General de Provincial de Trabajo, con sueldo equivalente a Agrupamiento Técnico de nivel 2. Aún hoy en día siguen gozando de los beneficios y la Provincia continúa asistiéndolos.

El 30 de enero de este año, el directorio del Instituto Provincial de Salud de Salta, resolvió extender la afectación de Leonor Estela Marcuzzi al servicio del despacho del diputado provincial, Marcelo Astun.

También la familia Romero

Pero las atenciones prestadas a la familia política quedan en un peldaño inferior al tener en cuenta las de la propia familia Romero… claro está con una “vocación estatal” mucho mayor que la brindada a los parientes de su mujer, pues incluían cargos de mayor nivel y muchísimo mejor remunerados.

Por ejemplo a su sobrino, Roberto Eduardo Romero (“Eduardito”), lo designó como coordinador de Relaciones con la Comunidad, cargo dependiente del Ministerio de Gobierno y Justicia, según surge del decreto N° 2526, firmado el 21 de diciembre de 2005 por el propio Juan Carlos Romero. Más tarde, “Eduardito” llegó a ser diputado provincial por el Frente Para la Victoria, función que cumplió desde 2007 hasta 2011.

Posteriormente, el sobrino de Juan Carlos, ya adicto a la “teta del Estado”, rompió relaciones con su tío querido y tras un coqueteo con el actual Gobierno, logró que lo designaran como secretario de Relaciones Institucionales del Ministerio de Gobierno. Avezado el joven delfín, se animó a repetir la fórmula e intentó anotarse como candidato a diputado nacional, pero estuvo lejos del objetivo. Frustrado y decidido a no trabajar, ahora “Eduardito” regresó bajo el ala generosa de su tío querido en busca de asilo.

Silvia Gladys Romero, hermana del ex gobernador, fue otra de las “necesitadas” que su próspero hermano debió atender y no a merced de su propio patrimonio. El 26 de diciembre de 2005, el ex gobernador firmó el decreto N°2628, por medio del cual designó a la frustrada artista como coordinadora de Participación Ciudadana y Relaciones con el Usuario en el Ente Regulador de los Servicios Públicos. El cargo, con un contenido creativo mucho mayor a las pinturas de la beneficiada, fue premiado con un sueldo de gerente, lo que le permitió a Silvia tener lo suficiente para cubrir los gastos que le insumían dedicarse a sus obras de arte. Silvia -al igual que su sobrino “Eduardito”- encontró en la Legislatura otra vertiente para vivir a costa de los salteños, quienes le pagaron el sueldo como diputada provincial entre los años 1997-2000, 2001-2005 y 2009-2013.

Continúa la generosidad

Pero la generosidad de Romero no conoce límites y decidió extender su magnanimidad traspasándolos a su entorno para volcarlo en la familia de sus acólitos más fieles, como lo es la exsenadora nacional Sonia Margarita Escudero. El 7 de noviembre de 1997, Romero firmó el decreto N° 4066, a través del cual dispuso la designación de Carlos Alfredo Escudero -quien se desempeñaba como jefe de personal del Hospital del Milagro-, en la Dirección General de Ceremonial y Protocolo, un área mucho más tranquila. El cambio no sólo favoreció a Escudero en lo que respecta a la actividad laboral, sino sobre todo al bolsillo, pues el nuevo funcionario pasó de cobrar un sueldo de planta de nivel 2 a recibir una remuneración por cargo político, de nivel 3.

Estas designaciones son sólo una pequeñísima muestra de las “bondades” dispensadas por Romero, destinadas a beneficiar a su entorno familiar y a sus amigos, valiéndose de erario de la Provincia para distribuirlo a su antojo y discrecionalmente, claro está pensando siempre en sus propios intereses.

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