En tiempos en que la igualdad de género no debería ser siquiera materia de discusión, el mercado laboral bahiense muestra su cara más hostil a las mujeres menores de 30 años. Así, con una tasa de desocupación altísima, las jóvenes de la ciudad sufren con mucha mayor dureza la falta de oportunidades laborales, de acuerdo con cifras oficiales.
Datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del polémico Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) para la ciudad, arrojaron, en el cuarto trimestre del año pasado, que el 25,6 por ciento de las mujeres carecía de una ocupación remunerada, cifra que superaba en casi 10 puntos porcentuales a la media país (16,1%) y en más de 14 puntos porcentuales al porcentaje de desempleados varones bahienses de la misma franja etaria (11,4%).
Más: la tasa de paro femenino “sub-30” excede en 14,8 puntos porcentuales a todo el porcentaje medio de desempleadas de Bahía Blanca, cifrada en 10,8% para el INDEC.
“Existen dos grandes grupos vulnerables en lo que a empleo local se refiere: las mujeres y los jóvenes”, resumió el sociólogo e investigador de la UNS, Ricardo Esandi.
Un informe de la economista y docente de la misma Casa de Altos Estudios, Valentina Viego agregó otro dato interesante: cuando la actividad económica se ralentiza, y, por ende, los empleos empiezan a escasear, el “efecto desaliento”, responsable de que dejen de buscar activamente una ocupación paga, parece adelantarse en el caso de las mujeres.
Lo anterior se refleja en que la tasa de actividad -porcentaje de personas con empleo o, que de no tenerlo, se hallan en plena pesquisa laboral- tiende a estancarse para las mujeres antes que para los hombres.
“Cuando los empleos escasean, en la mujer también se adelanta el desaliento y pasan a engrosar las filas de la inactividad. Esto puede enmascarar situaciones de desempleo que no se reflejan en los indicadores”, advierte Viego. De esta forma, la tasa femenina podría incluso hasta ser mayor, ya que la misma estaría siendo subestimada.
¿Por qué las mujeres?
Una estructura productiva perimida, donde las mayores oportunidades de empleo vienen del comercio y sin una estrategia clara en materia de desarrollo local explican una parte no menor del problema, aunque también hay una notoria influencia de cuestiones culturales.
“ Las mujeres están empleadas en sectores con mayor informalidad laboral (servicio doméstico y comercio), y se sabe que los primeros despidos ocurren en empleos no registrados. En tanto, en aquellos sectores con más estabilidad laboral (como la enseñanza) no han aumentado los puestos de trabajo; las vacantes se generan por licencias, jubilaciones o renuncias”, explicó Viego.
Acotó que el deterioro del nivel de actividad y del empleo es parcialmente compensado por ocupaciones en actividades refugio (venta ambulante o en puestos móviles y despensas), con mayor inestabilidad y precariedad laboral y menores ingresos.
“La venta callejera explica en Bahía Blanca el 4% de los empleos a los que acceden las mujeres, porcentaje que duplica el total de empleos que genera esta actividad”, señaló la docente.
" Hay razones culturales, pero todavía hay quienes piensan que la mujer se tiene que quedar en su casa, realizando tareas domésticas y cuidando a sus hijos, dejando de lado la posibilidad de compartir las tareas con los hombres y acceder a un empleo”, advirtió Esandi.
En la casa, hacen mucho más
La encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo del INDEC demuestra que, aún en nuestros días, los quehaceres domésticos, como el cuidado de los hijos, la limpieza de la casa, la realización de las compras para el hogar, etcétera siguen siendo emprendidos en su gran mayoría por mujeres: mientras un 58% de los varones relevados admite haber destinado al menos 3,4 horas de su tiempo cada uno para realizar dichas tareas, casi el 89% de las mujeres cede casi el doble de su tiempo cada una (6,4 horas) para cumplir con las mismas.
A pesar de que muchos especialistas sostienen que se han registrado avances en la concepción de las responsabilidades compartidas en el hogar, admiten que los cambios llegarán con tiempo.
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