Iván Bustos con sus puños le dio a la ciudad sus mejores logros

Iván Bustos con sus puños le dio a la ciudad sus mejores logros
Es el deportista contemporáneo que mayores logros tuvo en su carrera pugilística. Llegó a pelear en Sudáfrica, por el Título Mundial de Boxeo.
En este mes, decidió volver a entrenar, buscando otra oportunidad a los 34 años de subirse a un cuadrilátero y volver a ganar “miro lo que hay en Argentina y creo que puedo conseguir cosas aún”, expresó. Además dice vivir una nueva etapa en su vida, ya que logró ordenar muchas cosas que despilfarró de sus momentos de gloria, inclusive el dinero que las bolsas de peleas internacionales le dieron. Ahora, quiere darse otra oportunidad. Anuncia que “pondrá lo mejor de sí”.

Partiendo de la admiración que tiene por su padre (exBoxeador) abrazó el deporte de los puños desde muy joven. Mientras, en el mismo momento conocía su primera novia con quién hoy forma una familia que lo hace muy feliz. Confiesa que mientras tuvo fama y, sobre el cuadrilátero llegó a pelear por el título mundial, que estuvo a punto de lograr, hizo una vida poco acertada -lejos de Carolina- y que, hace tiempo cambió su forma de pensar y vivir; en esto -dice-, tuvo que ver con un encuentro con Dios.

IVAN?BUSTOS nació en el barrio Villa Nueva y se crió en Villa Fox. Recuerda que “en Barrio Villa Nueva me encantaba; era un barrio tranquilo. Después nos mudamos a Villa Fox por el tema que mi viejo había comprado una casa; nos fuimos para allá cuando comenzamos la escuela en el Colegio Hotton y nos quedaba lejos, por eso estuvimos repartidos entre los barrios Villa Nueva y Villa Fox”.

¿Qué recuerda de aquella época?

Tengo muchos recuerdos con mis vecinos. Yo tendría entre 11 y 14 años, gran parte eran compañeros de la escuela. Nosotros jugábamos mucho, compartíamos mucho tiempo entre los amigos; jugando mucho al tenis en la misma calle, cosa que hoy día no se puede hacer. Tanto como están los automovilistas, antes quizás había más respeto por el peatón.

¿Cómo fue la época escolar?

Fue una muy linda experiencia. Agradezco mucho a mi padre todo su esfuerzo. Él era un comerciante y yo estaba rodeado de ingenieros y doctores; pero siempre fui muy querido, logré acoplarme bien, nunca me mostraron desagravio, sino al contrario la pasé muy lindo, valió el esfuerzo de mi familia.

¿Y, de la secundaria?

La secundaria la hice en la E.E.T. N° 2. Ahí me recibí de técnico en administración de empresas. Nunca trabajé de eso, jamás ejercí el título del cual me recibí.

¿Qué tipo de comercio tenía tu papá?

Siempre se generalizó con carnicerías. Logró tener autoservicios en barrios dentro de la índole comestible. Mi mamá era ama de casa. Y ser hermano mayor es toda una responsabilidad bastante grande. Porque uno siempre está pendiente de cuidar a los más chicos, es todo un tema (ja).

¿Cuándo se despierta tu pasión por el boxeo?

A los 12 años. Yo entrenaba tenis con Luisito Gambini allá en su cancha que tenía en Barrio Saavedra y justo cuando me estaba por ir mejor que entraba a los campeonatos zonales decidimos entrenar boxeo en el gimnasio de mi papá (quién llegó a ser número uno del ranking argentino, llegando a pelear la eliminatoria mundialista con Osvaldo “UBI”?Sacco), más fuerte para tener mejor resistencia y ahí me fue gustando más el boxeo, me fui apegando más a los guantes que a la raqueta.

De mi papá viene mi inclinación. Me gustaba mucho el tenis pero de a poco los guantes se fueron apegando a mí. En el año 1991 mi papá puso un gimnasio en casa y yo empecé a practicarlo por hobbie nada más. Mi papá nunca me insistió en que yo practicara boxeo, sino que me llevó a varios deportes, siempre quería que estudiara, quizás intentó sacarme de todo eso. Además de tener su experiencia boxística sabiendo la responsabilidad que hay que tener y lo difícil que es, más en este país, no quería que tuviese esos problemas. Quería que estudie, que practicara fútbol o tenis, pero no quería que boxeara. Es que debe ser difícil para un padre ver a su hijo arriba de un ring y que le estén dando (trompadas).

¿Qué cosas te dio el boxeo?

El boxeo me dio mucho. A nivel económico me vino muy bien. Pero me dio muchos conocimientos, he estado en muchos países, he conocido muchas costumbres, casi que me conozco todos los continentes. Me dio una satisfacción enorme que para un trabajador normal es muy difícil poder hacerlo. Y gracias a Dios con lo que me gusta lo pude hacer. Y donde voy siempre tengo algún conocido y eso es una satisfacción enorme porque quiere decir que algo bien hice en el boxeo que me hace reconocer donde voy.

¿El boxeo es un deporte que ha arrimado amigos?

Sí. Hoy en día, tengo mis amigos de la infancia de nuevo. Cuando estuve muy bien tuve muchísimos amigos que son los amigos temporales de la fama, de cuando hay plata, de cuando las cosas te van bien. Son otros tiempos. Ahora tengo otras creencias. Después salía a los boliches, tenía muchos amigos con los cuales salíamos de noche. Hoy en día tengo otros pensamientos. Y bueno, se pudo haber evitado pero no fue tarde, por suerte fue una etapa, gracias a Dios hoy a los 34 años puedo volver entre los primeros puestos del ranking argentino, por suerte todavía no soy veterano, así que estuve a tiempo de evitar muchas cosas.

¿Cuándo formaste tu familia?

Cumplí hace poco, once años que formé pareja. Mi esposa se llama Carolina Cortés, y tenemos una nena Julieta que tiene cinco años. Ella (la hija) me cambió la vida, le encanta estar conmigo, llegó en una etapa importante de mi vida. Estoy, por mi trabajo, casi todo el día en mi casa y siempre estoy con mi querida hija.

De 1 a 10, ¿dónde llegaste en esa escala a cumplir tus objetivos?

En un 9,99%. Pensá que soy el único zarateño que peleó por el título del mundo. Lo tuve en mis manos y bueno, me lo sacaron. No pude llegar a mi 100% estado físico. Me llamaron para esa pelea con muy poco tiempo de anticipación, justo yo estaba de vacaciones y tuve que cortarlas para volver a entrenar y hacer una etapa de preparación rápido y que no era la adecuada para este tipo de pelea que iba a estar volcada la balanza de mi lado. En la contienda logré derribarlo, pero se hizo largo, me quedé sin piernas, sin aire, no tenía la concentración suficiente; el viaje había desatado su efecto, existía mucha diferencia porque me fui con 26° grados y cuando llegamos a Sudáfrica (donde fue la pelea por el título) hacía como 42° grados. Nunca me pude aclimatar.

¿Cuál es la felicidad más grande que te dio el boxeo?

La alegría más grande que me dio el boxeo fue cuando me salió esta oportunidad mundialista. Si bien ya sabía que estaba dando vueltas, se terminó la pelea en Sudáfrica y el primer preclasificado era yo y me llamaron. Prácticamente es lo mismo, como que hoy en día, Sabella me convoque a la Selección Argentina de fútbol. Pero bueno, me dio una satisfacción enorme.

¿Y cuándo fue que el boxeo te hizo llorar?

Cuando perdí el título argentino. Cuando peleé por aquel título nacional contra César Cuenca que actualmente sigue siendo el campeón, está invicto todavía, esto fue en el año 2005. Porque en ese momento pensé que le había ganado la pelea, es más, años lo pensé. Una vez en mi casa se había cortado el cable y empecé a mirar peleas viejas, agarré en uno de esos momentos esa pelea, agarré un papel y una lapicera y me puse hacer round por round, traté de ser lo más neutral posible. Y haciendo los números, según mis cartas, me sacó como un punto y medio. Pero era el campeón. Me sentí mal, no ahí, sino en la noche de la pelea porque yo había sentido que la gané. Uno arriba del ring no ve las cosas que hace el rival y eso me hizo sentir muy mal porque yo me sentí campeón esa noche.

¿Estás entrenando para volver?

Y estoy entrenando. Siempre estoy en movimiento, con mis chicos en el gimnasio, a veces voy al gimnasio de Emanuel Cusolito, estoy dando clases de Box también en El Casco, esta semana empecé a entrenar fuerte nuevamente a las órdenes de Ángel Gómez. Primero quiero ponerme bien físicamente por salud. ¿Pero qué pasa?, uno se pone hacer guantes, ayudar a los chicos en el gimnasio y ahí uno tiene pantallazos, de que todavía me da. Hace poco hice 8 rounds de guante con un boxeador profesional de la zona para ayudarlo y me quedó resto. Entonces me dije todavía estoy... Pero bueno, tengo la suerte de que cuando dejé el boxeo hice vida sana. Yo no fumo, no tomo; lo único es que me gusta es comer, pero creo que haciendo las cosas bien, esperando tres o cuatro meses, esperando a mi físico para ver si puedo aportarle algo más a nuestra ciudad, que necesita tener un campeón mundial. Lo veo muy le-jano pero quiero intentarlo y aportar todo lo que pueda. Hoy en día, el que más cerca está de una pelea por el título mundial y no quedan dudas, es Emanuel Cusolito.

Te hemos visto participar en alguna lista política, ¿por qué?

Soy muy amigo de la infancia de uno de los referentes de mi partido (L. Lignazzi) y estamos cansados de tantas mentiras; más la gente de barrio que nunca se hizo nada. Siempre se intentó hacer algo en la parte céntrica, cosas visibles pero nunca profundamente trabajar en los barrios. Ahí nace mi decisión de involucrarme, dentro de nuestro humilde lugar queremos hacer algo por nuestros barrios zarateños.

Decís que ahora ves las cosas de otras maneras, como que sos otra persona, ¿esto tiene que ver con lo espiritual o con qué tiene que ver?

Tiene que ver mucho con lo espiritual; cosas de la vida que alguna vez pensás que eran lindas y hoy habiendo pasado por ese instante reconocés o te das cuenta de que te equivocaste, estoy pensando mucho en mi familia, en mi señora, en mi hija, en mis viejos, en mis hermanos y bueno, creo que nunca es tarde y estoy yendo a la iglesia a acompañar a mi señora, y eso me hace muy, muy bien.

¿Qué le dirías a la gente que está del otro lado? ¿Qué mensaje?

Que nunca pierdan las esperanzas; que traten de aferrarse a Dios, que siempre tenemos una muy buena respuesta en Él (Jesús).

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