El estudio de arquitectura marplatense integrado por María Haydeé Pérez Maraviglia, Jerónimo Mariani y Oscar Cañadas desarrolló el proyecto y la dirección conceptual del Paseo Cultural y Comercial Aldrey que se inaugurará el próximo 28 de octubre. El mismo está ubicado en el predio comprendido por Garay, Sarmiento, Las Heras y Alberti.

La obra está constituida por "43 mil metros cuadrados, 115 locales, 2 niveles de cocheras con 450 espacios y 6 salas de cine con un aforo total de 1.200 butacas", describió el arquitecto Oscar Cañadas.

Los profesionales fueron convocados por un grupo de inversores marplatenses para "generar un proyecto que tiene como ejes fundamentales la recuperación y puesta en valor del edificio histórico, la creación de una plaza cívica que actúa como articulador urbano entre el edificio histórico y la planta nueva con la instalación de un Botero; la apertura de la calle Rawson al tránsito vehicular y peatonal; y la creación de una plaza interior a cielo abierto que da a los locales comerciales y gastronómicos. Será un punto de encuentro", detalló.

La tecnología aplicada logró la sinergia entre "el edificio histórico, de principios de siglo, con el manejo del hierro de la vieja estación Sur, y el nuevo edificio considerado un shopping 3.0".

En ese sentido, el profesional destacó los materiales de última generación utilizados tanto para la obra en general como para las salas cinematográficas en particular.

"Contamos con una fachada ventilada -contó- realizada con placas de cerámicas que tiene que ver con la sustentabilidad, ya que al ser envolventes permiten la circulación del aire interior y ahorro energético".

Modernidad

Sobre la fachada realizada en placas de Porcelanosa, aseguró que "en América es la obra de este material con más metros cuadrados", especificando que son "cerca de 9 mil metros cuadrados" que permiten "la racionalidad de la energía".

En la comunicación interna también estará presente la tecnología de última generación, ya que "antes se hacía a través de la estática, pero acá recurrimos a pantallas tipo LED, con contenidos que se introducen desde un lugar centralizado y se van renovando. Esto en el país es muy incipiente", informó Cañadas.

Pero lo más novedoso radica en el "ida y vuelta de la información orientadora, ya que se podrán hacer consultas y buscar contenidos específicos a través de totems que estarán instalados en la plaza, mientras que en el interior del edificio nuevo habrá un mega wall y pantallas touch para consultas e interacción. También se usarán los códigos QR a través de distintos dispositivos móviles", describió.

Por su parte, las 6 salas de cine están equipadas con "tecnología de última generación, tanto para las proyecciones como en el sonido y 3D. Tienen butacas reclinables ultramodernas y una de ellas cuenta con sillones".

"Realizamos -añadió el arquitecto- un trabajo profesional y exhaustivo con el arquitecto especialista en acústica Daniel Ottobre y con el ingeniero Alejandro Mir, que trabajó en la parte de proyección, pantallas y equipamientos de las salas". Los cines tienen un aforo total de 1.200 espacios.

Equipo

Cañadas resaltó el "gran trabajo en equipo" desarrollado para "devolver el mejor proyecto posible. Nosotros hicimos la dirección conceptual, mientras que la dirección ejecutiva estuvo a cargo de Laura Napp y su equipo y nosotros dimos nuestro apoyo permanente".

También reseñó que "en un principio, la parte histórica fue puesta en valor por la empresa Imasa" mientras que "el edificio nuevo estuvo a cargo de la empresa Coarco".

En cuanto al proyecto en sí, explicó que "la característica fundamental es ablandar la relación con lo urbano a través de escisiones en la fachada con los cambios de materiales, es decir, que tenemos fachadas ventiladas y grandes acristalamientos en las esquinas y en algún sector medio que generan una relación entre interior-exterior. También se trata de generar un vínculo entre el peatón y el edificio".

Finalmente, destacó "la interacción con el activo cultural del edificio histórico" y la próxima instalación de una de las obras del artista colombiano Fernando Botero como "un salto de calidad".