Impensado: depende de otros

Impensado: depende de otros
El seleccionado Sub 20 debe ganar y esperar otros resultados para acceder al hexagonal final; es el último eslabón de una larga cadena de frustraciones en los juveniles; hoy, con Bolivia, varios cambios. Por Alberto Cantore / Enviado especial

MENDOZA.- Febrero de 2009, Venezuela. La selección argentina Sub 20 termina última en el hexagonal final y, después de 22 años, no se clasifica para un Mundial de la categoría. Dos años más tarde, en febrero de 2011, en Perú, el plantel logra la plaza para la Copa del Mundo de Colombia, pero no consigue el objetivo más preciado del torneo: un cupo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, competencia en la que era bicampeón.

Domingo 13 de enero de 2013, tercera jornada del campeonato Sudamericano, el equipo se quedó sin margen de error: marcha último en el Grupo A y está obligado a ganarle a Bolivia. No es todo, ya no depende de su propia fuerza para adueñarse, entre cinco equipos, de alguno de los tres lugares para ingresar a la etapa final del certamen.

Síntomas de la profunda debacle en la que están inmersos los seleccionados juveniles, aquellos que hace poco menos de una década nos habían acostumbrado a marcar el rumbo en la región y en el mundo, a entusiasmar con juego y goles.

A rezar por un lugar

La Argentina tambalea, algo que se repite en la reciente historia del seleccionado. Las aritméticas se imponen sobre el juego, las especulaciones y las combinaciones de resultados marcan la empinada carrera en un pedregoso camino, con tantas espinas que nublan la vista. La derrota frente a Paraguay, de anteanoche, y el tropiezo del debut con Chile, dejó al equipo frente a un panorama sombrío: último entre lágrimas y con la posible eliminación del torneo que organiza rondando como un fantasma a su alrededor.

Buscar excusas por un comienzo desalentador es un costado del problema, y las malogradas experiencias deben ser una referencia para entender lo que sucedió. Las fallas son las mismas: se ataca mal y se defiende peor. Nada alcanza para llegar a la soltura definitiva. Falta potencia e imaginación, y a veces también entusiasmo, que es un escaso argumento para un anhelo tan grande.

No alcanza con las individualidades. A la distancia se intuye falta de templanza, un valor que escaseó y que debe salir a relucir para alimentar alguna esperanza de clasificación. También se advierte cierto desconcierto, con cambios en la formación y en la estrategia que no surten mayor efecto adentro de la cancha.

Historia reciente

En Venezuela, Sergio Batista no tuvo un tiempo prolongado de trabajo, pero sus decisiones ayudaron al descalabro de un equipo que nunca llegó a ilusionar; más tarde, en Perú y durante el Mundial de Colombia, Walter Perazzo diseñó un tramado que casi nunca lució, aunque el equipo se movía en bloque e incomodaba a los rivales. No le sirvió para ir más allá de los cuartos de final, donde cayó por penales frente a Portugal.

Ahora, Marcelo Trobbiani acumula nueve meses al frente del grupo, tiempo en el que obtuvo dos títulos, en L'Alcudia (España) y La Serena (Chile), pero al momento de la competencia determinante (este Sudamericano), el entrenador ejecutó una maniobra que algunos cuestionan: esta formación, que durante el proceso se recostó sobre el juego colectivo y el equilibrio general, junta nombres -algunos participaron poco del ciclo- que le dieron un tinte muy diferente al esquema.

La receta no arrojó grandes dividendos y, ahora, todo lo que rodea al seleccionado es confusión. Una frase de Trobbiani, ayer, refleja que lo diseñado no se condice con lo que mostró la selección enlazando a futbolistas con particularidades ofensivas, aunque las horas de trabajo previas al torneo continental de la categoría, eran escasas: "Tenía expectativas, los resultados no nos acompañaron. Ahora el problema no es Bolivia, somos nosotros", se lamentó ayer el técnico del equipo argentino, que dialogó con los medios antes de la merienda.

En los últimos cuatro años la selección retrocedió, en nombres, en juego y también en resultados. Hoy tiene una oportunidad, la última, para revertir una historia llena de complejidades.

A BRASIL NO LE VA MEJOR

Brasil había empatado en la primera fecha con Ecuador (1-1), y anoche perdió con Uruguay 3-2, por lo que quedó penúltimo en la Zona B y, al igual que la Argentina, ve muy comprometida su clasificación.

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