Imágenes anudadas al sueño de renacer

Imágenes anudadas al sueño de renacer

Museo Sívori. Unidos por la abstracción y el caos positivo, dialogan las pinturas de Franco Lippi y los dibujos e instalaciones de Jano Sicura.

POR LAURA CASANOVAS

El argentino Franco Lippi y el italiano Jano Sicura dirán una y otra vez que no existe la casualidad, sino la causalidad, que sus mentes toman el caos –la vida– para darle una nueva forma a través del arte. Están en medio de la sala del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, donde se presenta su muestra “Formalmente” con pinturas de gran tamaño de Lippi y dibujos e instalaciones de Sicura.

Dos propuestas en su apariencia muy disímiles, pero que los han acercado por compartir una misma sensibilidad frente al arte, al punto de armar esta muestra en conjunto –organizada también por la Asociación Cultural “L’ arco e la Fonte”, de Siracusa–, que ya recorrió las ciudades italianas de Siracusa y Trapani, en Sicilia. Y, a partir del 14 de este mes, se la podrá ver en el Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano (MACLA) de La Plata.

Todos los trabajos expuestos fueron realizados especialmente para esta ocasión durante el corriente año. Mientras que la relación entre los dos artistas no tiene mucho más tiempo. Se conocieron hace dos años, cuando Sicura le pidió a Lippi amistad por Facebook. Así de sencillo y, para ellos, nada casual.

Al ingresar en la sala, nuestros pasos se topan, en primer lugar, con una instalación de Sicura de tres hileras de nudos de poliéster rojo sobre el piso. El nudo es un motivo característico de su producción y simboliza desde el primer nudo, el del cordón umbilical, hasta “el nudo más grande que es el de la muerte porque no sabemos lo que hay”, explica el artista. También puede remitir al nudo como problema y tristeza o como unión y felicidad. Cerca de esta obra encontramos un site specific con el mismo material y color que la obra anterior, como si fuese una cuerda o un ser viviente enrollado en el piso, el cual sube hasta el techo para luego atravesar el vidrio de la sala y llegar hasta el tronco de un árbol, ubicado en un cantero exterior, para sujetarlo. De esta forma se produce la unión de la arquitectura con la naturaleza a través de un elemento simple y, a la vez, capaz de generar uniones y deseos, como el de intentar traer hacia el interior, simbólicamente, lo que está afuera.

Otro motivo que identifica la obra de Sicura es el capullo (“Bozzolo”). Los dibujos en carbonilla negra –la mayor parte de ellos– proponen una imagen de líneas expresivas superpuestas y envueltas entre sí, realizadas con distintas intensidades. Para el artista, el capullo es algo que está cerrado y va a salir a la vida, es un nudo que se abre.

En tanto, los trabajos de Lippi, señala Annibale Vanetti, uno de los curadores de la muestra, “parecen nacidos de un sueño de ‘renacer’: aquel de un retorno a nueva luz mediterránea impregnada de colores brillantes e inquietos, y filtrada por un cristalino líquido amniótico, fuente de nuestra vida”. Con rasgos que recuerdan al expresionismo abstracto, durante el proceso de creación el artista deja jugar a la materia: “Lo que hago es mi microcosmos, lo que va saliendo de mi inconsciente. Me pongo frente a una tela y comienzo a jugar de una manera libre. Y, a la vez, hay cosas que provoco”. Así surgen esas superficies donde predomina el acrílico, en algunos casos con gran carga matérica, en el díptico “Veramente”, o con una consistencia liviana que evoca a la acuarela, en el cuadro “Duquesa”, todo lo cual es parte de un largo camino del artista en relación con las texturas.

En estos trabajos se evidencia, asimismo, cierto equilibrio en la estructura compositiva y se generan, en algunos dípticos, intrigantes imágenes casi especulares. En la obra “Pensamientos en suspensión” podríamos ver en algunas manchas las formas de mariposas volando e imaginar que momentos antes eran crisálidas, las cuales pueden ligarse con los capullos de Sicura. Incluso, hay una obra de Sicura –no presente en esta exposición– que es una crisálida realizada en hierro.

Unidos por la abstracción, el caos positivo y el sentimiento de sacar de adentro la imagen, un italiano de Sicilia formado en Alemania y un argentino de origen italiano –como los define el otro curador de la exposición, Nino Portoghese– logran el propósito de otorgar su particular forma artística, en cada caso, a esa energía caótica que es nada menos que la vida.

Comentá la nota