Según denunciaron vecinos de la zona, los desechos hospitalarios y los efluentes cloacales son arrojados directamente al río Salí. El fiscal federal Gustavo Gómez abrió una investigación sobre el tema.

El 3 de diciembre de 2002, en medio de la grave crisis por la desnutrición infantil en Tucumán, el presidente del gobierno español, José María Aznar, en una conversación telefónica mantenida con su par argentino, Eduardo Duhalde, se comprometió a financiar un hospital infantil en nuestra provincia.

En los últimos meses de su mandato, el gobernador Julio Miranda definió que el hospital se ubicaría en el Este de la provincia, para dar cobertura a unos 300 mil tucumanos que deben trasladarse para poder recibir atención en los nosocomios de la Capital.

El aporte del gobierno español para el nuevo hospital fue de 16 millones de euros, unos 112 millones de pesos a valores actuales.

Desde que asumió, en 2003, el gobernador Alperovich se pasó una década anunciando la obra financiada por España, pero ni siquiera se preocupó por dotarla de un sistema de cloacas.