Al cumplirse una década de la tragedia que terminó con la vida de la joven maestra atropellada por un camión sobre la avenida 66, sus vecinos le rindieron homenaje y evaluaron los frutos de una lucha comunitaria.
Natalia tenía 27 años cuando falleció y desde ese día su familia se puso la lucha al hombro y en la tristeza de haber perdido a su hermana, Carlos Forner empezó a ver que se necesitaba trabajar para evitar que hubiera otras Natalias. Así formó la asamblea "Autoconvocados Ensanche Avenida 66", donde comenzaron a reclamar para que la avenida sea ampliada y evitar los accidentes que terminaron, entre otras vidas, con la de su hermana.
“Hoy pensaba que hace 10 años el dolor me quemaba todo por dentro, me dolía todo por ese golpe, por la pérdida de Natalia, una chica joven, llena de vida, y hoy me acordaba de cómo me dolía y lo golpeado que estaba", recuerdó Carlos en diálogo con Diagonales.
"Natalia era docente, iba a trabajar cuando fue atropellada por un camión en 66 y 156, mi mamá es jubilada docente y yo también lo soy, y en estos momentos en la provincia estamos atravesando un momento durísimo. En aquel momento no estábamos de paro, pero las calles le impidieron a Natalia llegar a la escuela", explica.
Pero es consciente que ya no es el mismo de hace 10 años atrás, y detrás del dolor ha sabido construir una lucha por Natalia, pero sobre todo, por la comunidad de Los Hornos: "El tiempo ha hecho lo suyo, acompañado por la lucha para transformar todo ese dolor tan profundo en una reivindicación de todas las Natalias, porque cuando pasó esto me di cuenta que Natalia había sido la victima número 30", reflexionó.
Por su parte, Teresita, la madre de Natalia que sigue de pie recordando a su hija en cada acto, cada festival, con el dolor a cuesta de no tenerla, pero con la fuerza para salir adelante, contó: "¿Cómo es la vida sin Natalia? Se trata de vivir, haciendo cosas, es algo que duele y cuando dicen el tiempo lo cura todo, no es verdad, el tiempo siempre te hace notar más el vacío, por más que hemos tratado de llenarlo haciendo cosas para todos", cuenta con los ojos brillosos.
Ella reafirma que con su familia trabajan "para que no haya más Natalias y para que la gente viva con la dignidad que merece vivir" y así se ve, con los Autoconvocados ya han logrado no sólo el ensanche de la avenida 66, sino la puesta en valor de un predio y hasta la realización de un hospital.
"La fuerza para salir adelante la sacamos de Natalia, que ha sido un ser maravilloso, los valores que tenía su vida, ha sido una criatura que ha estudiado, que ha regalado sus conocimientos, ha luchado muchísimo y todo lo hizo a bordo de su bicicleta, desde estudiar hasta trabajar", cuenta su madre, quien ya no puede contener las lágrimas, pero no le importa ponerse triste: "La cuestión emocional es inevitable, pero hablar de Natalia me hace bien".
Paradójicamente, en esa bicicleta donde fue construyendo su vida, desde sus estudios hasta su trabajo, fue con la que sufrió el accidente que terminó con su vida hace una década. Pero detrás de Natalia hay mucha vida, hay una comunidad luchando para mejorar la vida de sus vecinos.
Carlos y Teresita, hermano y madre de Natalia, firmes en la lucha
La lucha. Además de cumplirse 10 años del fallecimiento de Natalia Forner, se cumple una década de la lucha que comenzó la asamblea de vecinos, encabezada por su Carlos Forner, quienes empezaron a pedir que se mejore la avenida 66 y lograron que se construya un Hospital y siguen por nuevas cosas para Los Hornos.
"Estamos revirtiendo con lucha y con altura para reclamar y convertir todo lo que estaba mal, le guste o no les guste a aquellos que tienen la obligación de velar por nuestro bien", repasa Carlos, mientras mira como bailan unas parejas de paisanos al son de la música: "Eso calma y transforma ese dolor tan fuerte y tan intenso que tuve en ese momento".
"Hoy se juntan muchas cosas, porque si bien se logró parte del ensanche de la Avenida 66, cuando por necesidad empezamos a trabajar en la idea '100 mil hornenses por el hospital público', todo lo que se había comprometido desde la Provincia y Vialidad a continuar el ensanche hasta la ruta, se abandonó, ni bien los vecinos comenzamos a poner el acento en el tema salud", narra Forner con tristeza.
En la lista de cosas que tienen por delante, Carlos se entusiasma en todo lo que la comunidad necesita, pero se amarga cuando no encuentra respuesta estatal a esas necesidades.
"Acá estamos con el logro enorme del Hospital, pero que hayan puesto una ambulancia y no hayan nombrado el personal para manejarla y que esté paralizada, realmente es como que ofende nuestra inteligencia, porque ya pasaron cinco meses. Para nosotros es sin dudas una actitud violenta", explica ejemplificando lo difícil que se hace día a día su lucha.
Entre lo pendiente resalta: "Tenemos una escuela secundaria que está paralizada hace 3 años. Se la conoce como la 'Escuela Túnel', en lugar de llamarse Escuela Nº16 Hipólito Yrigoyen".
"Los gobernantes son violentos porque te pisotean la palabra y en mi caso es más grave porque yo soy docente y trabajo con la palabra", se enoja Forner, pero enfatiza: "Nosotros seguimos de la misma manera, diciendo lo que pensamos con la mayor firmeza posible y tratando de poner las cosas en su lugar".
Con esa firmeza y esa lucha lograron tiempo atrás la expropiación del predio donde hoy se encuentra la Unidad de Pronta Atención (Hospital), y allí también se instaló un Polideportivo Municipal para los vecinos. De la misma manera incorporaron a su lucha el transporte para discapacitados y la construcción de dos jardines de infantes que les prometieron desde la Provincia, logros que en poco tiempo verán la luz.
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