En la madrugada del 24 de diciembre falleció el Profesor César Américo Zelarayán, Secretario General de la Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP) y de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) sección Tucumán. Zelarayán también se desempeñaba como Vocal de la Junta Ejecutiva de CTERA.
Los restos de Zelarayán, fueron inhumados en el cementerio San Agustín. Durante toda la tarde de ayer, gran cantidad de gente se acercó a darle el último adiós, primero en una sala privada y, desde las 15 hasta las 17, en la sede del gremio, en San Lorenzo al 400.
Nelly Farías secretaria de prensa y miembro de la comisión directiva expresó su profunda congoja por el fallecimiento de César Zelarayán.
"Realmente esto es una noticia que impacta profundamente en todos los medios especialmente en el docente, en el sindicalismo tucumano y argentino. Es una noticia muy fuerte. Hemos tenido una gran pérdida. Esta mañana ha fallecido en Buenos Aires. Es un viejo militante gremial", lamentó la dirigente.
Hombre de lucha y compromiso social, nació en Yucumanita, Departamento de Chicligasta, provincia de Tucumán. Estudió en la Escuela N° 234, en las Escuelas Florencio Varela en San Ramón y Uladislao Frías de Concepción y cursó la Secundaria en el Colegio Nacional Bartolomé Mitre, Colegio Nacional Nicolás Avellaneda y la Escuela Normal Julio Argentino Roca de Monteros. En esta última obtuvo el título de maestro normal nacional.
A los 19 años comenzó su carrera docente como maestro de grado en la Escuela José Nicolás Matienzo. Ni bien se inició como docente se afilió en ATEP y militó en el gremio.
En noviembre de 1969, siendo maestro de grado de la Escuela Florencio Varela de San Ramón fue elegido Vocal del Consejo de Educación por el voto directo y secreto de la docencia de Tucumán, patrocinado por ATEP. Se desempeñó en esa función desde diciembre de 1970 hasta diciembre de 1974, y durante un tiempo ocupó la Presidencia interina del Consejo. Dos años después se recibió como Profesor de Ciencias Sociales.
En 1975 fue víctima del terrorismo de Estado, secuestrado y torturado en la Escuelita en Famaillá. Su entereza le permitió superarlo, y continuar en la lucha por sus creencias, privilegiando la defensa de los derechos humanos.
Militante radical, durante el gobierno de Raúl Alfonsín se desempeño como Secretario de Obras Públicas del Municipio de Capital y, a nivel nacional, como Miembro del Directorio de Caja Complementaria para la actividad docente y fue candidato a Diputado Provincial por la UCR.
En 1989, tras el voto directo y secreto de los afiliados, fue elegido por primera vez secretario general de ATEP. Fue reelegido en el cargo en cinco oportunidades, cumpliendo en este 2009 veinte años de gestión al frente de la Institución.
Consciente de la importancia del diálogo y de la seriedad con que deben pronunciarse las palabras, de que el arrojo imprudente y las mentiras sólo perjudican aquello por lo que se lucha, encabezó multitudinarias marchas en reclamo de una Educación en igualdad de oportunidades para todos, en defensa de la Escuela Pública y de los derechos laborales de los educadores tucumanos y de todo el país.
Cacho Zelarayán, como lo conocieron sus compañeros y amigos, fue un excepcional líder, con una visión estratégica privilegiada, de carácter firme y voluntad inquebrantable.
Durante sus veinte años de gestión recuperó una Institución quebrada. Se adquirió y construyó la sede propia del gremio y la filial propia de Alberdi. ATEP bajo se gestión creció, inaugurando diez filiales en la mayoría de los departamentos de la provincia.
También se remodelaron a nuevo las Hosterías de ATEP en Tafí del Valle y San Pedro de Colalao, habiendo cerrados todos los balances de su gestión con superávit. Todos estos bienes enriquecen a la Institución y están puestos al servicio de los afiliados. En materia gremial los logros son innumerables, buscando siempre mejoras para el sector.
Con honestidad y esfuerzo se puede. Fue su propuesta a la docencia tucumana cuando se hizo cargo de un Gremio vaciado, quebrado y deslucido. Fue su forma de trabajo durante toda su vida. Fue una de sus tantas enseñanzas y legados para ATEP como institución.
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