Una historia burbujeante

Una historia burbujeante

Una exposición repasa en Madrid la evolución de la gaseosa y el sifón en España, con más de mil botellas de diferentes marcas históricas de todo el paísCartel publicitario de gaseosas Sanitex.

¿Se acuerdan ustedes de la gaseosa 'La Valleja', 'La Revoltosa', 'La Jirafa' o 'El Gallo'? ¿De los tapones de bola, corona y porcelana a presión? ¿De cuando se devolvía el casco en la tienda a cambio de unas pesetillas? Puede que la gaseosa se haya pasado de moda como refresco a palo seco y sobreviva malamente como soldado de fortuna en mezclas con cerveza y tinto de verano, pero sin duda su burbujeante sabor puebla nuestros recuerdos más nostálgicos.

Milagrosamente perdura no sólo la mítica marca 'La Casera', sino también 'La Pitusa', 'Iturrigorri' y varias empresas más. Aunque algunas tengan una producción casi marginal y únicamente se puedan encontrar en mercados locales, son iconos de un tiempo dorado en el que las aguas carbonatadas, la soda, el sifón o el seltz hicieron furor en España y no desentonaban en ninguna mesa. En los años 50 había en nuestro país más de 5000 fábricas de bebidas gaseosas, muchas de las cuales vendían en una pequeña área geográfica y cuyos nombres comerciales no se conocieron nunca más allá de los límites de su pueblo o provincia. 'La Gran Vía', 'Miret', 'El Águila', 'Unión Coruñesa', 'La Gremial, 'La Concepción', 'La Primorosa', 'Nati', 'Lux', 'El León', 'Patxicu', 'La Inesperada', 'La Riojanita', 'Zerep', 'La Cantarina', 'La Señera', 'La Alcazaba', 'Rociera'… Seguramente ustedes tengan alguna botella guardada que demuestra que en su zona también hubo orgullo gaseosero. Y si no, no se preocupen, seguro que Rafael Sánchez Barros tiene guardado un ejemplar.

Este coleccionista, poseedor de miles y miles de cascos de históricos espumosos, es el comisario de la exposición «Historia de la gaseosa y el sifón en España» que entre el 15 y el 31 de este mes se puede visitar en el Centro Comercial Moda Shopping de Madrid (Avenida del General Perón 38-40, junto al estadio Santiago Bernabéu). La muestra expone más de mil botellas, sifones, cajas y carteles relacionados con el sector de los espumosos y ordenados por comunidades autónomas. El ejemplar más valioso es la joya de la colección de Sánchez Barros, una botella de 'Masso y Verges' (Reus) datada en 1912 y que conserva aún el líquido original en su interior.

Las primeras gaseosas se elaboraron en España a finales del siglo XIX y al principio se vendieron en farmacias como un producto medicinal y digestivo, igual que ocurrió con el yogur. De los aparatosos grifos se pasó rápidamente al embotellado individual a presión, hecho que permitió la popularización de estos refrescos en cafeterías y tabernas. Tal y como cuenta el comisario de la exposición, prácticamente cada pueblo tenía su gaseosa particular. En los años 60 y 70 la entrada de grandes grupos como Pepsi o Coca-Cola provocó la concentración del sector y la desaparición de cientos de pequeñas marcas, que fueron absorbidas por sus competidores o salieron para siempre del mercado. «Contar la historia de una bebida no es tarea fácil y menos si se trata de una de las más famosas y que más marcas ha lanzado», comenta Sánchez Barros, «pero estoy seguro que el público que visite la exposición se hará una idea de la importancia que tuvo la gaseosa en nuestro país». Seguro que así será. Todos tenemos una historia burbujeante que contar.

Comentá la nota