De a poco, La Catedral, se va convirtiendo en un escenario complicado para los rivales de Independiente Rivadavia. De las cinco veces que la Lepra se presentó en el Gargantini en este torneo, dos fueron empates y tres victorias. Además arrastra del torneo anterior un triunfo más, ante Temperley.

Después de la semana complicada del Azul, la victoria de ayer tiene un condimento especial. Es que tras la derrota ante Ferro, el DT dejaba entrever alguna molestia metiendo mano en el once titular y dejando afuera a jugadores que venían cumpliendo regularmente. A esto se sumó la negativa de los jugadores de concentrar en la Posada Azul por falta de pago, el sábado por la tarde.

Pero la Lepra ganó, con algo de fortuna, pero ganó y eso es lo que importa porque quedó a dos unidades del líder, Los Andes, en la segunda colocación en la tabla de posiciones.

Daniel Garnero decidió armar un equipo plagado de volantes con Minich como único delantero. Y no se equivocó. Porque si bien Villa Dálmine no propuso mucho, sobre todo tras la expulsión de Ferreyra, el control de la pelota lo tuvo Independiente. Cardozo avisó entrando por el sector izquierdo y su remate se fue cerca. 

La respuesta de la visita llegó con un cabezazo de Zelaya en soledad que se fue ancha. Sobre el final de la primera parte llegó el blooper del arquero Carlos Klietnicki. Leandro Aguirre quiso meter un centro y el envío fue hacia el arco y el “1” quiso embolsarla y la pelota rebotó y se metió. Gol salvador y de desahogo para todos.

En el amanecer de la segunda parte, Servio volvió a demostrar sus aptitudes tapando un mano a mano ante Solís. Con el ingreso de Daniel Imperiale por Cerutti, el equipo ganó en peso ofensivo y tuvo las situaciones más claras para poder estirar la diferencia, pero los ejecutantes no estuvieron finos. Independiente no sufrió como le ha sucedido en otros encuentros, pero podría haber terminado más tranquilo si convertía alguna de las situaciones que tuvo.

Pero en la Lepra es así, los triunfos generalmente no son holgados, y el hincha sufre.