Hace 23 años, una tragedia náutica ensombrecía a la apacible Las Lajitas

Hace 23 años, una tragedia náutica ensombrecía a la apacible Las Lajitas
El administrador de la finca Santo Domingo, ubicada a 17 km de la localidad, sacó a pasear en bote a 21 niños. La lancha se dio vuelta y perecieron 18 chicos.
Te pido que regreses de aquellos territorios (...). Regresa pero no los cierres, déjalos abiertos que la vida continúa y la muerte es accidente en esta vida endurecida”. (Ernesto Aguirre “El sueño del inmigrante de trapo”).

Toda historia es una narración de acontecimientos dignos de memoria. Aunque conlleve un sino trágico, es deber de quienes la vivieron rescatarla como huella del hombre, rescatarla para que no sea un espacio borroneado que se ubique entre el sueño y la vigilia de sus protagonistas y testigos. Esta historia comienza hace 23 años, el 23 de septiembre de 1990 en una localidad llamada Las Lajitas. Y sí, es una historia luctuosa, de voces que siguen resonando en las memorias y de memorias que aparecen como tumbas y refugio de lo que ya no es.

En 1990, la finca Santo Domingo era de los hermanos José Miguel y Orlando Cano, y Enrique y Matías Martínez. Este último resolvió sacar a los niños -que participaban en un picnic de primavera- a dar una vuelta por la represa de la propiedad. Era soltero, tenía 44 años y se desempeñaba como administrador de la finca Santo Domingo. Embarcó a 21 niños -de entre 2 y 13 años- en una lancha de pequeñas dimensiones y salió de excursión poco después de las 10.30. La represa tenía una extensión de 300 metros de largo por unos cien de ancho, pero una profundidad de siete metros en el centro. Al alejarse de la orilla del espejo artificial, que tenía una gran cantidad de totoras y matorrales, a las 10.50 se paró el motor del bote. Los niños de inmediato se dirigieron a la parte trasera para ver cómo Martínez, tirando reiteradamente de la cuerda, procuraba poner de nuevo en marcha el motor. La lancha se inclinó peligrosamente y empezó a hacer agua. Los niños, asustados y desconociendo maniobras adecuadas de balanceo, se dirigieron raudos a la otra punta y hacia el lado contrario. La lancha, ya totalmente desbalanceada, dio una vuelta de campana. Quedó hacia arriba con algunos de sus ocupantes abajo.

Suertes diversas

El primero en salir fue Martínez, quien se subió a la lancha y rescató a Analía Mejillón, a quien colocó encima de la nave también. De allí la rescataría horas más tarde su tío, que usó una cámara de tractor atada a una soga para traerla hasta la orilla.

Felipe Parada (34), aunque no sabía nadar, se arrojó a la represa cuando vio desde la orilla que los niños habían caído pesadamente a las aguas. Trató de rescatar a su hijo, pero no pudo y su loable arrojo le costó la vida.

Sergio Fabián Escobar (2) fue salvado por Walter Fernández, trabajador de Santo Domingo. “Habíamos hecho cuatro vueltas de paseo con los chicos y esta era la última. En las vueltas anteriores llevamos a muchos , pero no a tantos como en esta. ‘¿Vos venís?’, me preguntó Matías y le dije que no, que lleve a los chicos. Cuando la lancha volcó, me tiré y pillé al primero que encontré y lo traje a la orilla. Después ya nada pude hacer, vi cómo los chicos manoteaban desesperados, se agarraban entre ellos y se hundían a pocos metros de la lancha”, le contaría el 25 de septiembre a los enviados especiales de El Tribuno. Nelson Galván (12) se golpeó la cabeza cuando la lancha se dio vuelta y se sumergió hasta el fondo. Luego braceó desesperado, hasta que halló una soga atada a la lancha y avanzó hasta quedar a la par de la nave. Allí ayudó a Martínez a subir a Analía Mejillón y él también se puso sobre la lancha dada vuelta. La consoló mientras ella lloraba y la disuadió de bajarse hasta que los rescataron. Testigos dicen que Martínez, al tomar dimensión de la tragedia, gritaba: ¡Nooooo! ¿¡Qué hice?! ¡Mátenme! ¡Por favor, busquen una escopeta y péguenme un tiro!”. Después se dejó llevar por las aguas y se suicidó.

Pasados 23 años, El Tribuno volvió a Las Lajitas para entrevistar a los sobrevivientes y a quienes perdieron a sus hijos. Lo que fue amado quedará para siempre y resbalará de la muerte, destino que el hombre vulnera cuando sobrevive la voz que da cuenta de lo amado. Esa voz que vio y nos dice dónde situarnos para ver la tragedia.

El operativo para rescatar los cuerpos

El caso fue caratulado como “muerte por inmersión múltiple, hecho casual-circunstancial”. En aquel entonces personal del Departamento Criminalística de la Policía concluyó que la carga transportada en la lancha había duplicado la capacidad de la embarcación, de 450 kg incluidos motores y efectos de navegación. Era una lancha prototipo “Trucha”, con motor fuera de borda de 35 HP y capacidad máxima para llevar en su interior a tres personas. Cuando ocurrió la tragedia, iban en ella un adulto y 21 niños. Las víctimas: Claudia Angélica Coronel (10); Ricardo (13), Omar (12) y Javier Toledo (6); Omar (13) y Miguel Juárez (10); Félix Parada (10); Roberto Mejillón (8); Rosanna Cuellar (8); Carlos Barbosa (8); Marina (8), Margarita (6), Carlos (4), () y César Galván; Diego (10), Daniel (9) y Pablo Martínez (7). Mayores: Matías Martínez (44) y Felipe Parada (34). Sobrevivientes: Analía Mejillón (10), Nelson Galván (11) y Sergio Escobar (2).

Todos residían en la finca Santo Domingo, a excepción de la familia Martínez, que habitaba el barrio Fonavi de Las Lajitas. Los cuerpos fueron velados en la escuela de esa localidad.

En el operativo de rescate de cuerpos intervino personal de la Policía Lacustre de Salta. El mismo 23 rescataron 14 de los 20 cuerpos. Lanzaron “robadores” al fondo de la laguna y así sacaron cuatro cuerpos juntos. Estaban enredados en pesadas sogas, que al parecer se hallaban dispuestas en el fondo de la lancha y que al darse vuelta la pequeña nave los arrastraron al fondo sin darles alternativa alguna de supervivencia.

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