Se trata del joven Tomas Herrera (a) “La Gringa”, un travesti que fue encontrado sin vida en su habitación de alquiler. Tenía la cabeza aplastada a golpes con una pala. Hubo un detenido que fue sobreseído y el crimen aún hoy sigue impune.
Tremendo homicidio
Fue el 21 de mayo de 2003, aunque se presume que el cuerpo llevaba encerrado en la habitación por lo menos dos o tres días, en una habitación que la travesti alquilaba en el barrio jardín Residencial, en la calle Gaspar Gómez, unos 50 metros hacia el Sur de la avenida Juan Manuel de Rosas o Ruta 5.
A los pocos días fue detenido un individuo, sospechado de haber sido el autor del horrendo crimen. Se trata del joven Jorge Alfredo Joaquín (25), oriundo de Tucumán y ocasionalmente radicado en la Capital riojana. Joaquín fue detenido en virtud de manchas de sangre que tenía en sus ropas, aunque luego pruebas de ADN constataron que se trataba de otra cosa.
La causa transitó los más increíbles caminos, desde la detención de un sujeto que luego tuvo que ser puesto en libertad al conocerse los resultados de análisis de ADN en muestras de sangre.
Una de sus amigas y compañera de ruta en la Comunidad Trans, Ana Tanquía dialogó con NUEVA RIOJA, oportunidad en que señaló que “en realidad La Gringa fue encontrada muerta en su habitación de alquiler, en el barrio Jardín Residencial, en las primeras horas del miércoles 21 de mayo del año 2003, pero se presume que fue asesinada en la madrugada del lunes 19, por lo que nosotros la recordamos en esa fecha como aniversario de su muerte”.
Año tras año, los integrantes de la Comunidad Trans se congregan cada 21 de mayo en el Cementerio parque Renacimiento, donde descansan los restos de Tomas Herrera (a) “La Gringa” para compartir la celebración de un responso.
Los vericuetos procesales llevaron a la causa por todos los caminos posibles hasta que el único detenido por el hecho tuvo que ser liberado por las fallas en la tramitación.
Se trata de Jorge Alfredo Joaquín, quien fue detenido por el homicidio y trasladado desde Tucumán, pero finalmente tuvo que recuperar su libertad en virtud de las gruesas fallas en el expediente que dieron lugar a un pedido de nulidad.
Una de las curiosidades que tuvo el caso, fue el hecho de que el Tribunal Superior de Justicia tuvo que terciar y ordenar que el juez de Instrucción Alejandro Arce se hiciera cargo del expediente -luego de más de un mes de inactividad- pero el magistrado se inhibió y el expediente recayó en el entonces juez Miguel Angel Morales, quien resolvió favorablemente el pedido de nulidad.
Es que el “único” elemento por el que Joaquín permanecía detenido consistía en los dichos de varios testigos que lo habían visto deambular en cercanías del lugar del hecho, con sus ropas y zapatillas manchadas con sangre.
Claro que luego uno de los abogados del foro local, el doctor Juan Carlos Pagotto asumió la defensa de Joaquín y pidió muestras de ADN para “comparar” entre la sangre del joven detenido y la víctima, pero resultó que no pertenecía a de ninguno de los dos, sino a un animal vacuno.
Sucede que el imputado Joaquín había estado realizando una changas en un matadero ubicado sobre San Nicolás de Bari, en el sector este de la Capital, desde donde habría salido de trabajar cuando fue visto por el o los testigos.
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