La garrafa electoral era social. Aunque parezca un juego de palabras complicado de desentrañar la trama no es tan difícil de entender: el gas que la empresa Italgas vendía en varios puntos de Rosario a 8 pesos (a mitad de precio) a cambio de un bono con el membrete de la lista 501, que llevaba como candidatos a senador a Carlos Reutemann y Roxana Latorre, era "social", por lo que el 60 por ciento del valor de venta del butano era subsidiado por el Estado Nacional, a través de fondos del Enargas. Esas garrafas son parte de un programa que creó el gobierno nacional en el marco de la Ley de Emergencia Económica Nº 25.561 (tras un acuerdo con las petroleras, fraccionadoras y cámaras distribuidoras) para que los sectores de menos recursos, que no tienen gas natural, pudieran acceder a una garrafa a un costo estimado de 16 pesos.

La misma senadora electa lo dejó traslucir esta semana cuando al intentar defenderse del escándalo ensayó: "Garrafas más o menos, de última se benefició a alguien que lo necesitaba".

Desde la firma, propiedad de Pedro Renda –a quien la propia Latorre admitió "conocer"–, confirmaron que "eran garrafas sociales" las que vendían hasta el sábado 11 de julio a mitad de precio a cambio del cupón de Santa Fe Federal. Pero fuentes de la compañía aclararon que "alguien las compró" para que se pudiera realizar la operación electoral de venta de gas. En la firma señalaron que es imposible que la venta de las garrafas sociales se haga sin un respaldo de facturas porque, de otra manera, la empresa no podría cobrar el subsidio del Estado, que es del 60 por ciento del valor de la mercadería. "Muchas veces vienen instituciones, como mutuales, que compran un determinado número de garrafas sociales para distribuir entre sus afiliados", explicaron a modo ejemplo, y dejaron traslucir cómo pudo haberse hecho la operación de las garrafas sociales con tufo electoral que Crítica de la Argentina reveló el domingo pasado.

Este diario intentó contactarse con Pedro Renda, dueño de Hipergas e Italgas, pero en la compañía informaron que el propietario de la firma actualmente está de viaje junto con su familia por Europa. Tampoco dieron indicios sobre si el empresario saldrá a aclarar si él fue quien donó el gas butano, como dejó deslizar la propia Latorre, cuando advirtió: "Seguramente este empresario saldrá a dar explicaciones".

El dueño de estas distribuidoras de gas, que son las más importantes de la zona, es un viejo seguidor de Reutemann y "amigo personal" de Latorre, señaló un empleado de la empresa que lo conoce hace muchos años. Tras el conflicto con el campo, en el que el ex piloto se encolumnó con los chacareros, Renda se hizo más devoto aún al Lole. Posee una cinco mil hectáreas de campo y siempre estuvo en contra de las retenciones.

Rubén Pérez, de la Federación Argentina Petróleo y Gas (Faspygp), confió a este diario que "Renda ha llegado a repartir votos entre los empleados para que lo voten a Reutemann". "Ha hecho una fortuna con la venta de garrafas sociales, porque recibe subsidios millonarios del Estado", advirtió el sindicalista. Pero a pesar de la buena rentabilidad que tiene la empresa, Italgas tiene sus cuentas embargadas por una deuda de unos 700 mil pesos con la Administración de Impuestos Provinciales (API).

Latorre se defiende. La senadora Latorre intentó desprenderse del escándalo al sembrar un manto de sospechas sobre el dueño de la empresa que se encargó de canjear las garrafas por el bono de Santa Fe Federal. "Esto fue instrumentado con absoluto desconocimiento nuestro", aclaró la legisladora en diálogo con este diario. Y planteó dos hipótesis que se desprenden de la "investigación" que llevaron adelante desde ese sector político. "Por un lado, se pudo haber hecho con mala fe, queriendo perjudicar a los candidatos de Santa Fe Federal, o por otro lado, con absoluta ignorancia de las reglas de juego de una campaña política", ensayó Latorre.

—Si hubieran querido perjudicarlos hubieran ventilado esto antes de los comicios y no después.

—No lo sé. Fuimos absolutamente sorprendidos, y yo no aparecí antes a hacer las aclaraciones pertinentes porque no estaba en Rosario. Esto fue hecho a espaldas nuestras.

—Si fue una campaña de desprestigio, ¿quién pudo haberla pergeñado?

—Solo digo que Reutemann y yo desconocíamos el tema. Esto tiene fuertes connotaciones políticas porque se relaciona con clientelismo. El socialismo se rasga las vestiduras, pero no se dice que en unos 500 comedores y copas de leche de Rosario están apareciendo todo tipo de denuncias. Por presumir que iban a colaborar con el PJ se les quitó, redujo o demoraron la entrega de raciones.

—El Ministerio de Desarrollo Social desmintió esa información y dijo que detectaron irregularidades en 40 comedores a los que se les quitaron los suministros.

—En los medios están apareciendo muchos coordinadores de comedores diciendo lo contrario. Pero yo no voy a entrar en ese debate. No me quiero meter porque es barro puro, barro post electoral.