El proyecto para gravar la renta inesperada ingresó ayer en el Congreso de la Nación provocando reacciones en contra de parte de la oposición y los conglomerados económicos; y a favor de parte del gobierno, sindicatos y organizaciones sociales que vienen bregando por la suba de instrumentos impositivos para los principales actores económicos del país.

 

Es que las principales empresas y productoras de alimentos del país obtuvieron mejores ganancias con las exportaciones de los últimos dos meses debido a la suba de precios de alimentos y materias primas a causa de la guerra en Ucrania.

El objetivo de este impuesto es desacoplar parcialmente los precios internacionales de los locales, de manera que la inflación comience a tender a la baja. El proyecto alcanza a empresas con Ganancia Neta Imponible o Ganancia Contable de más de $1.000 millones de pesos que: hayan tenido un margen de ganancia (ganancia contable sobre sus ingresos) sea superior al 10% en 2022; y que haya tenido un aumento del margen de ganancia en 2022 en relación al 2021 de, al menos, 20%.

 

Tras varios meses de discusiones álgidas hacia adentro del Frente de Todos, (el cual tuvo un episodio de alto voltaje con la salida de Matías Kulfas en el ministerio de Producción), en este proyecto hay un consenso amplio. Del lado de la gestión bonaerense, si bien no se refirieron específicamente sobre el documento difundido por AEA, Axel Kicillof ya ha fijado posición sobre el proyecto de la renta inesperada.  

 

Ante la consulta de NuevaBA desde la gestión bonaerense defendieron el proyecto argumentando que hay que tomar medidas para proteger a la población de una situación externa muy grave, aunque eso “implique tomar medidas extraordinarias.

 

A priori el proyecto de renta inesperada tiene 116 votos en contra que son los del interbloque de Juntos por el Cambio.