Despertarse temprano, desayunar, ponerse el guardapolvos y salir de casa con la mochila al hombro. Caminar, tomar el colectivo, viajar en remis o en el auto de la familia con el mismo destino: la escuela. Ayer, miles de chicos de la Región comenzaron el ciclo lectivo 2014 y la ansiedad fue el común denominador entre chicos y docentes.

Debían comenzar las clases el 5 de marzo, pero el conflicto docente provocó que ese “inicio” se postergara hasta ayer, cuando las puertas de las escuelas volvieron a abrir sus puertas para dictar clases, para cultivar a esos chicos y chicas que “extrañaban” a sus compañeros y la escuela.

Miranda tiene 8 años y ayer volvió a la escuela, a reencontrarse con sus compañeros. “Quería venir, contar que me fui a la playa, usar la mochila nueva”, aseguró la pequeña, emocionada con una gran imagen de Violetta en su espalda. A su lado, Mercedes, también de 7 años, sonreía ante las consultas de Info Región. Más vergonzosa e introvertida acotó que “está bien” volver a la escuela.

Y estas historias se repitieron en todas las escuelas que ayer volvieron a abrir sus puertas. Algunos de los chicos tenían más conocimiento del conflicto docente y otros solamente tenían ganas de abrazarse con sus compañeros y mostrar sus nuevos útiles. El inmaculado blanco de los guardapolvos daba cuenta del “primer día de clases” y la ansiedad también.

Esta sensación se repitió entre chicos y grandes. Es que los docentes también vivieron la jornada como un día diferente. Desde el Comercial Tomás Espora de Temperley, la vicedirectora Verónica Rodríguez do Serro manifestó que este era un comienzo esperado “con mucha ansiedad”. “Los chicos están muy contentos con el inicio, y estamos en eso, organizando el primer día”, comentó, en diálogo con este medio, pocas horas después del “timbre” que dio inicio al ciclo lectivo.

Y así, pasó el primer día de clases, la vuelta al cole… A la salida, todo fue alegría, risas, abrazos, juegos y algunos “enojos” por la tarea que tendrán durante toda la semana. Y las librerías ya se podían ver, por la tarde, repletas de padres que salieron a comprar la “lista” de productos que los educadores solicitaron para las semanas venideras.