Con un estímulo vital, San Lorenzo vuela alto

Con un estímulo vital, San Lorenzo vuela alto

En Liniers, en el escenario en el que hace un año fue campeón, se impuso a Vélez; ahora, el Mundial de Clubes en la cabeza

El escenario es un símbolo. Para San Lorenzo representa demasiado para sus sentimientos. Aquí, en Liniers, vivió páginas inolvidables de su travesía en el ascenso. Aquí, en Liniers, cuando la locura no estaba instalada por esta suerte de clásico de la modernidad, derivado en violencia y muerte en otro tiempo, siempre se sintió como en casa. En el Teatro Colón del fútbol argentino, como afirma con audacia el locutor del estadio, San Lorenzo disfrutó, un año atrás, de la última estrella nacional. El 0 a 0, conseguido con sudor, con el recuerdo de la fantástica tapada de Torrico a Allione que le hubiese permitido a Vélez ser el campeón, aún perdura hoy. Fue el 15 de diciembre pasado, con una vuelta olímpica a medias, con un equipo agresivo convertido en cauteloso justo en el día decisivo, con el sello de Juan Antonio Pizzi. Un año después, un mundo nuevo para el Ciclón.

Los mismos rivales, otros entrenadores, otro contexto. Ideal para San Lorenzo que se impuso por 2 a 0, con un cierre fenomenal: dos goles en cuatro minutos en el último suspiro. Resulta un verdadero impulso para el Ciclón, si espía lo que viene: el Mundial de Clubes está a la vuelta de la esquina. Empezará el miércoles próximo, primero, con equipos de dudoso prestigio, más entusiastas que voraces.

La misma historia, un año después. Los mismos rivales, aunque sin nada por jugar: Vélez acabó una campaña irregular y San Lorenzo, deslucida por donde se la mire. Juan Antonio Pizzi, luego de ese logro, sorprendió a todos: viajó a Valencia, club en donde duró apenas un puñado de meses. Ricardo Gareca le dio un punto final a su exitosa trayectoria en Liniers. El Patón Bauza asumió en el Ciclón con un triunfo rutilante. Turu Flores asumió en el Fortín con la premisa de reinventarse.

Detrás de ese diciembre inolvidable, justo un año atrás, San Lorenzo se armó para saldar la deuda pendiente. Bauza se presentó en consecuencia. Y al fin, se logró el objetivo de una vida entera: San Lorenzo, campeón de la Libertadores. El 14 de agosto quedó en los libros: el 1-0 logrado por un penal del Gordo Ortigoza contra Nacional, de Paraguay, cambió la historia para siempre. Tanto, que hoy, ahora mismo, el Ciclón sueña con una final con Real Madrid. Aunque primero, debe ganar la semifinal, prevista para el 17, en Marrakech, con rival a definir.

Poco público, apenas algunos insultos y silbidos. Una bandera agresiva contra Néstor Ortigoza, suelto de lengua durante la semana. Tal vez por eso, Bauza evitó arriesgarlo con todo lo que viene. Y en el final, un par de botellazos al aire, cuando la victoria de San Lorenzo estaba sentenciada.

El equipo azulgrana tomó el impulso que le faltaba. Un partido que genera mucho revuelo al rededor y que estimula hasta el paraíso. Desde hace tiempo que su cabeza está en otra parte: volará el jueves próximo a Marruecos, vía Madrid. Y allí estará en el aristocrático Hotel Selman, en donde piensa quedarse hasta el 20, día de la hipotética final con Real Madrid. Miles de hinchas acompañarán al equipo en la histórica gesta.

Un año atrás, era campeón. Hoy en la dulce despedida, jugó con la cabeza en el más allá. No tuvo una buena tarea. No la tuvo en casi todo el certamen. Sin embargo, como en el 4-0 contra Estudiantes de una semana atrás, recuperó el poder de gol. El Mundial lo está esperando con los brazos abiertos..

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