Educación Sexual Integral: una ley con materias pendientes

Educación Sexual Integral: una ley con materias pendientes

Fue sancionada en octubre de 2006, pero se aplica de manera desigual en el país. El Ministerio de Educación firmó un convenio con Salud para brindar consultoría a los alumnos puntanos. No todas las escuelas cumplen totalmente la norma.

Buenas intenciones, pero muy poco camino recorrido. Ya pasó un poco más de una década de la promulgación de la ley nacional de Educación Sexual Integral (ESI) que apuntaba a incluirla en todos los niveles educativos, desde el inicial hasta el secundario. En su artículo Nº 9 detalla que “cada provincia y municipio debe organizar en todos los establecimientos educativos, espacios de formación para los padres o responsables que tienen derecho a estar informados”.

Es decir, que cada localidad debía hacerse cargo de implementar sus propias políticas. Posteriormente, se creó el “Plan Nacional de Educación Sexual Integral” para todos los niveles de establecimientos públicos y privados. Cada región podía optar por realizar un trabajo transversal, es decir, que atravesara todas las materias; generar un espacio curricular específico o combinarlos. En el Ministerio de Educación de la Nación proponían que para los niveles iniciales se optara por la primera alternativa y para la secundaria, la segunda.  Pero actualmente, las iniciativas y aplicación de la norma no se cumplen y son pocos los establecimientos que decidieron tratar el tema. Por ser tabú, por desconocimiento o por oposición de algunos sectores, la ESI continúa siendo en nuestro país, una tarea pendiente, que en San Luis busca tener una revancha, tras algunas idas y venidas.

 

 

Aún no existe un plan integral en las instituciones educativas. Provincias como Santa Fe trabajan en su propia ley pero en el camino se encontraron con “sugerencias” de la iglesia católica. La norma fue sancionada el 24 de octubre de 2006 y las escuelas de todo el país tenían cuatro años de plazo desde la promulgación para su cumplimiento total y efectivo de todos sus puntos. Sin embargo, recién en 2008 la Nación divulgó los contenidos curriculares para todas las instituciones. Con lo cual hubo retrasos en la mayoría. Por ejemplo, en Córdoba en  2011 solamente el 30 por ciento de las escuelas implementaba la ESI.

 

En San Luis, el arranque tampoco fue directo, pero el Gobierno este año volvió a reactivar las capacitaciones a los docentes, con un plus: dos carteras se fusionaron en un convenio para que los estudiantes tengan consultoría médica en los establecimientos. En paralelo, hay escuelas que brindan talleres como iniciativa propia,  como el colegio “Ricardo Rojas” de Villa Mercedes.

 

La realidad es distinta y varía en el país. La fundación "Huésped" de Buenos Aires realizó el año pasado una encuesta con el objetivo de conocer las experiencias de los adolescentes que transitaron la escuela media desde la sanción de la ley. Intentarán relevar de qué forma las escuelas del país trabajan las temáticas incluidas en la normativa y si se hace un abordaje integral, transversal y continuo en concordancia con lo que se planteó en el Programa Nacional de Educación Sexual Integral.

 

Pero, ¿por qué se la definió como integral? El objetivo es que los alumnos aprendieran no solamente sobre sexualidad desde una mirada biológica, sino desde una perspectiva más amplia que incluya aspectos psicológicos, afectivos, éticos, sociales y culturales. Intentaban, además, promover saberes y habilidades para la toma de decisiones conscientes y críticas en relación con el cuidado del cuerpo, las relaciones interpersonales, el ejercicio de la sexualidad y de los derechos de los niños, las niñas y los jóvenes.

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