Doble crimen: el asesino quería matar también al novio de su ex

Doble crimen: el asesino quería matar también al novio de su ex
Mientras fingía la toma de rehenes, pidió que lo llamaran. Creen que planeaba balearlo.
Ya no quedan dudas. Pablo “Chicho” Peralta (42) planificó paso a paso el asesinato de su ex pareja, Silvana Eiriz (49), y de una de las hijas de la maestra, Valeria. A la chica de 20 años la eligió especialmente. Y aun cuando ya había empezado la negociación con el Grupo Halcón para liberar a las supuestas rehenes –el domingo a la tarde se pensaba que todavía estaban con vida–, trató de concretar el último punto de su plan macabro: pidió que se presentara frente a la casa un subcomisario de San Martín que, aseguraba, salía con su ex. Atrincherado en la casa, esperaba dispararle para cerrar la venganza, despechado porque Silvana lo había abandonado. Después, podría suicidarse, como anunciaba en la carta que halló la Policía.

Los médicos forenses revelaron que Silvana no opuso resistencia cuando fue estrangulada, según contó a Clarín una fuente del caso. Creen que “Chicho” la había dopado. Murió entre las 11 de la mañana y las 11 de la noche del sábado, explicó la fuente. Pablo Peralta pasó toda la madrugada del domingo con el cuerpo.

Valeria Gioffre recibió un mensaje en su celular a las 9 de la mañana del domingo. Peralta, haciéndose pasar por la mamá, le pedía que fuera al chalé porque había tomado muchas pastillas y no se sentía bien. La chica estaba en la casa de su padre con su novio, Emanuel Villalba (23).

No supo qué hacer. Sospechaba. Sabía que Pablo era peligroso y un manipulador. Les avisó a su tía Vivi y a su hermana Carolina (23). A las 11 de la mañana, la mayor de las hermanas decidió ir a la puerta del chalé de Sarmiento al 5000, en Villa Bonich. Nadie contestó.

A “Chicho” no le interesaba como víctima. No era parte de su plan.

Valeria, la más apegada a su mamá y la que más criticaba la relación con Pablo, como informó Clarín ayer, no aguantó más. A las 12, le pidió a Emanuel que la acompañara. Quería ver a su mamá.

Llegaron en el Volkswagen Fox negro del joven. Emanuel, que ya pudo declarar ante la Justicia, contó que Valeria se bajó sola y golpeó la puerta. Le arrojaron las llaves por la ventana. Abrió y entró. Enseguida, desde la vivienda, gritó: “¡¡¡Auxilio!!! ¡¡¡Ayudame!!! ¡¡¡Está Pablo con un arma!!!”. Emanuel corrió a la casa. Estaba por entrar cuando se abrió la puerta violentamente. Valeria intentaba escapar, gritando, pero Pablo llegó a retenerla con un brazo. Extrajo una pistola Bersa calibre 380 con el otro y abrió fuego. Disparó tres veces. A Emanuel lo encontraron a la vuelta, después de haber perdido mucha sangre, con orificio de entrada de dos tiros. Quería llegar a una remisería. Una patrulla de la policía comunal lo trasladó al Hospital Thompson. En esos momentos, según datos que surgen de la autopsia, Peralta le disparó a Valeria. Los vecinos escucharon los tiros y llamaron al 911. Llegó la Policía y empezó la simulada toma de rehenes, que duró unas seis horas.

Peralta se negó a declarar ayer en la Unidad Penal de José León Suárez. Por eso no se conoce su versión de los hechos ni su estrategia. Fue imputado por “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía”, además de otros cargos como tenencia de arma de guerra. Hasta ahora, su abogado es un defensor oficial: Ricardo Thomas. Fuentes consultadas por Clarín aseguran que su defensa será compleja si se pretende evitar una condena a prisión perpetua.

La investigación que lleva adelante el fiscal Fabio Cardigonde continúa. Se espera el resultado de un segundo peritaje para saber si las mujeres fueron abusadas sexualmente, ya que la autopsia no pudo establecerlo; se analizarán los números telefónicos y mensajes de texto de los 22 celulares secuestrados en la casa de Sarmiento y Suipacha; se le tomará declaración a los familiares de las víctimas para entender por qué Peralta se ensañó particularmente con Valeria y su novio; y se espera que llegue a manos del fiscal la grabación de la cámara de seguridad callejera ubicada en la esquina de la casa del horror, en la intersección con la calle Presidente Mont.

Mientras tanto, las familias sufren el peor dolor. Emanuel, el novio de Valeria, ya está consciente, pero aún no sabe qué pasó con su compañera. Aunque no está fuera de peligro, mejora. Tiene una bala alojada cerca de la columna que no le traerá problemas. Los restos de Silvana y de Valeria fueron inhumados en el cementerio de San Martín ayer por la mañana, bajo el reclamo de Justicia, la llovizna y las lágrimas.

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