El divorcio en el Líbano, eje de una disputa entre católicos y musulmanes

El divorcio en el Líbano, eje de una disputa entre católicos y musulmanes
Un curioso escándalo que preocupa al Vaticano tiene por escenario el Líbano. El patriarca maronita, el principal rito católico en ese país, denunció ante una delegación de jueces de los tribunales eclesiásticos que existe una especie de mafia de abogados, operadores y hasta eclesiásticos que ofrecen a las parejas casadas por la Iglesia a hacer apostasía y cambiar de religión para poder divorciarse.
El caso afecta el tejido socio religioso de los descendientes espirituales de San Maronio, que llevó el credo cristiano en sintonía con Roma hace muchos siglos y se refugió en las montañas libanesas.

En la sede patriarcal de Bkerké, monseñor Bechara Butros al-Rahi pidió que los tribunales eclesiásticos tomen drásticas medidas de castigo contra aquellos maronitas que están en un negocio “non sancto” que desprestigia al mundo católico y que “cometen un pecado a cambio de un fajo de dinero”.

El derecho matrimonial en el Líbano es determinado por cada comunidad religiosa. Los procedimientos de matrimonio, divorcio y derechos hereditarios son establecidos por los tribunales eclesiásticos. El divorcio está prohibido a los católicos, para los que el matrimonio es indisoluble por voluntad divina. En cambio en otras confesiones cristianas y para el islam, la principal religión en el Líbano, el divorcio es aceptado bajo ciertas condiciones. Los abogados orientan a las parejas católicas hacia las abiertas iglesias sirio-ortodoxa o asiria de Oriente, donde los trámites son más fáciles.

El escándalo es grave porque ha salpicado a las mismas congregaciones religiosas. El padre católico George Massouh, director del centro de estudios cristiano-musulmanes de la Universidad de Balamand, como informa Gianni Valente en Vatican Insider, denunció la existencia de una mafia de obispos, curas y abogados que ayudan a las parejas en crisis a abandonar la fe católica y divorciarse. Todo, por supuesto, perfumadamente pagado.

“De todos modos siguen siendo cristianos, aunque se hayan divorciado”, se defienden algunos involucrados en el millonario negocio. Pero a veces se ofrece a las parejas en crisis la variante de saltar del cristianismo directamente al islam.

El procurador general maronita ante la Santa Sede, monseñor Francois Eid, afirma que “esta gentuza” ha llevado las cosas al límite, con la posibilidad de conversiones falsas “en diez minutos”.

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