Detectaron picadas ilegales en Cabrera

Vecinos del sector norte denunciaron repetidas competencias en la prolongación de Sarmiento y, desde el CUIM, montaron un operativo encubierto y lograron descubrir la irregularidad.
La recurrente existencia de picadas ilegales en la avenida Cabrera, especialmente los lunes a la madrugada, que había sido denunciada por vecinos del sector norte de la ciudad, motivó ayer un operativo oficial que permitió secuestrar distintos vehículos.

Personal del Cuerpo Unico de Inspectores Municipales (CUIM) incautó cinco unidades que, aparentemente, se disponían a participar de las competencias en el sector comprendido entre el Bahía Blanca Plaza Shopping y la rotonda con el Camino de Circunvalación.

El procedimiento se inició pasadas las 2, en la intersección de Cabrera y Pilmayquén, en la cual un grupo de inspectores permaneció escondido para detectar la realización de estas maniobras clandestinas, luego de la reiteración de denuncias de los vecinos.

Las presentaciones fueron confirmadas a "La Nueva Provincia" por diferentes testigos de esas prácticas, tales como vecinos y empleados de distintos comercios (especialmente estaciones de servicio), que durante las primeras horas del lunes observaron cómo los vehículos involucrados transitaban a más de 150 kilómetros por hora por el lugar.

"Es común que corran durante las madrugadas de los lunes, después de la 1. Largan desde la rotonda que une Cabrera con el Camino de Circunvalación y corren hasta el Bahía Blanca Plaza Shopping, desde donde dan vuelta para volver al punto de partida", aseguró Alfonso Martínez, poblador del barrio Molina Ocampos.

Luego comentó que, más allá de los peligros que conlleva la presencia de autos circulando a más de 130 kilómetros por hora, los ruidos que provocan los escapes suelen ser el motivo de mayores molestias.

También personal de los expendios de combustible ubicados sobre Cabrera viene observando la presencia de varios autos que circulan a elevadas velocidades por la zona.

"Suelen estacionarse cerca de (el boliche) Pajas Bravas y desde allí organizan las carreras. La verdad es que los autos parecen preparados para alcanzar elevadas velocidades", dijo uno de los empleados de la estación ubicada en el acceso al hipermercado Wal Mart.

Por su parte, un vocero de la estación de Cabrera y Pilmayquén aseguró que las carreras clandestinas son frecuentes, a la vez que en varias oportunidades la policía ubicada en esa intersección ha manifestado no poder perseguir a los vehículos por estar al límite con el combustible.

Cuatro autos y una moto

Por su parte, el titular del CUIM, Gustavo Altuna, explicó que durante la madrugada del lunes se detectó la presencia de unos 15 vehículos realizando picadas en la avenida Cabrera, donde se produjo el secuestro de 4 autos y una moto.

"Los esperamos en Cabrera y Pilmayquén. Dos fueron infraccionados por pasar semáforos en rojo, mientras que otros fueron secuestrados pro no contar con seguro contra terceros o falta de matafuegos", mencionó Altuna.

Luego confirmó que los vehículos trasladados se encuentran preparados para correr, a la vez que evidencian modificaciones en el motor y en la suspensión.

También explicó que si bien el CUIM colabora con las tareas de control correspondientes, según la ley 26.362 --modificada el 26 de marzo de 2008--, el problema es competencia de la policía bonaerense, ya las picadas ilegales constituyen un delito, que prevé penas de entre seis meses y 3 años de prisión.

"El CUIM está haciendo un trabajo de apoyo, pero no es el responsable de actuar en estos casos. Voy a reunirme con el comisario (inspector) Marcelo Bianchettín (jefe de la Policía Distrital) en los próximos días para tratar este tema", anunció Altuna.

También comentó que hace un mes se realizaron operativos conjuntos con la policía en el camino de La Carrindanga, en el cual varios autos escaparon por los descampados para evitar ser interceptados.

Antecedentes fatales

Las picadas ilegales forman parte de una costumbre que parece no tener fin. De manera sucesiva, el escenario cambió, para eludir los controles: se corrió en La Carrindanga, la avenida Alem, el Camino Parque Sesquicentenario, la antigua ruta a Punta Alta y, más recientemente, en Cabrera.

En cada una de esas vías se produjeron accidentes fatales. Mario Antozzi, de 21 años, falleció en 2000, mientras corría una picada en La Carrindanga, luego de chocar su vehículo con otros y, por milagro, la tragedia no fue mayor.

En 2004, la fatalidad se trasladó a Cabrera, cuando dos jóvenes de 16 y 24 años murieron luego de que el Fiat Vivace en el que se trasladaban impactara contra una de las columnas de iluminación. El auto quedó partido al medio, a ambos lados de la calle.

Esa noche se dirigían a presenciar las carreras hacia la rotonda en la cual hoy, 8 años después, la irresponsabilidad sigue teniendo punto de encuentro.

Caso paradigmático. Para resaltar la gravedad del problema quizás haya que remontarse a 1999, cuando Sebastián Cabello corría por una calle de Buenos Aires, a 160 kilómetros por hora y estrelló su Honda Civic contra un Renault 6 en el que viajaba una madre con su hija de tres años, quienes fallecieron carbonizadas dentro del rodado. El joven recibió 12 años de cárcel, aunque luego se redujo esa pena a 3 años y quedó en libertad.

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