Después del dolor de Gesell, la otra lucha: sobrevivir a la tragedia

Después del dolor de Gesell, la otra lucha: sobrevivir a la tragedia
Enterraron ayer a tres de los chicos muertos por un rayo. Ahora los expertos apuntan a contener a amigos y familiares.

Después de la muerte queda lo más doloroso, la vida. Los días sin la sonrisa de Gabito (20), hijo único, motoquero de Henderson. Vacíos de los casi dos metros de Agustín (17) y de la alegría de Priscila (16), promesas del vóley de San Luis. Imposibles de llenar sin el cariño de Nico (19), estudiante de Ingeniería de 9 de Julio.

Tres pueblos, cuatro familias y decenas de amigos que ayer velaron a los chicos y que desde hoy deberán aprender a vivir sin ellos.

Gerónimo Salvucci, Uciel Calderón, Rafael Viñuela y Julián Mateos pueden contar la historia. Quizás la más triste de sus vidas. Los cuatro amigos llegaron el viernes a Henderson junto al cuerpo de Gabriel “Gabito” Rodríguez.

Fueron directo al Hospital Galvagni. Gerónimo fue el que recibió la descarga mayor de los cuatro sobrevivientes. El rayo lo dejó tirado en el piso. Fue Uciel el que logró sacarlo adelante haciéndole RCP (respiración cardiopulmonar). el chico aprendió la técnica en la Escuela Técnica de Pehuajó.

Durante los próximos cuatro meses Salvucci tendrá que hacerse un electrocardiograma semanal. Sus amigos deberán repetir el estudio una vez por mes.

“Les colapsan las venas. Además perdieron la conciencia por un rato”, afirmó el director de Deportes de Henderson, Ricardo Tolosa. Todos tienen dolores en las piernas y los gemelos, por la contracción de las fibras al paso de la corriente. Además quemaduras de distinto grado en sus brazos.

Pero los dolores más grandes los llevan en el alma. Gerónimo tuvo un año marcado por la tragedia. Además “Gero” viene de otro drama personal. En marzo de 2013 murió su papá, Mario. En una coincidencia cruel, también le tocó presenciarlo. Viajaban juntos en dos motos, rumbo a Azul, cuando un camión cisterna “chupó” el vehículo de su padre.

Las dos psicólogas que tiene el Hospital Galvagni contendrán a los chicos. “La idea es seguirlos. También pueden hacer consultas particulares, pero dijeron que tomarían la terapia”, explicó Tolosa.

En la larga noche del jueves de la tragedia, uno de los chicos dijo que “yo no necesito psicólogo, hablo con el Gabi”.

Dos familias partidas

“No puedo entender como Dios nos hizo esto”, dijo con desesperación Fabio Irustia, papá de Agustín antes de subir al avión que lo trasladó de Pinamar a San Luis junto al cuerpo de su hijo. Después de dormir unas horas en la sala velatoria, pidió disculpas, abrazó a su mujer y subió al auto negro que trasladó los restos de su hijo al cementerio.

Pasaron por la puerta del Club Lafinur donde dirigentes y ex compañeros dieron su último adiós al chico capitán del equipo del seleccionado de Vóley de San Luis. Volvió a quebrarse junto al cajón que descendía en la fosa en el medio del silencio de la muchedumbre que sollozaba.

La mama de Agustín, Mariana, en tanto, pasó por el trance más duro de su vida asistida por amigos y familiares. Casi no podía estar parada: el rayo le dejó quemaduras en la pierna derecha.

Santiago (9), el hermanito de Agustín no fue al funeral. Permanece internado en la sala de Pediatría del Policlínico Regional San Luis. Llegó con los ojos vendados. Allí recibió el impacto eléctrico cuando cayó el rayo en la playa. Se le realizan estudios oftalmológicos por una pequeña ulcera ocular pero que en principio no reviste tanta importancia. El médico de guardia del servicio de pediatría, Sergio Monarda, explicó que el nene esta consciente de todo lo que ocurrió y que por ello está con asistencia psicológica y con atención multidisciplinaria.

Los Ochoa esperaban ayer la recuperación de Salma (11) en Mar del Plata. La nena anoche se recuperaba de un cuadro de insuficiencia respiratoria en la terapia del Materno Infantil. El martes podría recibir el alta. El cuerpo de su hermana Priscila era trasladado anoche por tierra hasta la morgue de San Luis donde será retirados por sus familiares cuando regresen desde Mar del Plata.

El adiós a Nico

“Imaginate lo que es este día. Llevé el cajón hasta el último centímetro”, alcanzó a decir Jonathan, el hermano mayor de Nicolás Ellena, de 9 de Julio. Al adiós de Nicolás le sobró toda la normalidad que no tuvo su muerte. “Era un buen pibe. Medio tímido, pero cuando entraba en confianza te hacía cagar de risa”, contaron dos amigos suyos de voley. Tenía su vida planeada. Dos años atrás había dejado el pueblo para estudiar Ingeniería Civil en la Universidad Tecnológica Nacional, de La Plata. Allí conoció a Victoria Prestera, su novia. Con la familia de ella fue de vacaciones a Gesell. Y con ellos estaba cuando cayó el rayo. Ayer Carlos (53), su suegro, recibió el alta. Victoria también resultó herida, pero el viernes ya había salido del Hospital Arturo Illia. Pero ni las buenas noticias servían de consuelo ayer en 9 de Julio.

Oscar Flores (San Luis), Gustavo Laurnagaray (Henderson) y Daniel Convertini (9 de Julio)

Comentá la nota