Creen que la periodista y el falso pastor intentaron borrar pruebas

Creen que la periodista y el falso pastor intentaron borrar pruebas
Testigos dijeron que tiraron una bolsa con documentos. Y que limpiaron su casa con lavandina.

La periodista Estefanía Heit y su esposo, el falso pastor Jesús María Olivera, intentaron deshacerse de pruebas el mismo día en que Sonia Molina logró zafar del cautiverio en el que la habrían mantenido durante tres meses en su casa de Coronel Suárez. Allí fue golpeada, abusada y vejada, de acuerdo con la acusación que pesa sobre ellos en el juicio oral que se les sigue por “reducción a la servidumbre, lesiones graves y estafas”.

Ayer, dos empleados municipales revelaron que aquel 12 de noviembre de 2012 los acusados tiraron en un descampado una bolsa de residuos que contenía una tarjeta de crédito a nombre de la víctima y varios comprobantes de compras. Antes, los policías que fueron a la casa de Heit y otros testigos recordaron que en la vivienda había un fuerte olor a lavandina.

Sergio Daniel Anhelcher contó que estaba limpiando el predio del ferrocarril en Arroyo Corto, a unos 50 kilómetros de Coronel Suárez, cuando Heit y Olivera llegaron en un Corsa bordó. Le pidieron permiso para dejar una bolsa de consorcio y hasta le ofrecieron dinero. Intrigado por la situación, él se la comentó a su compañero Luis Ruppel y ambos decidieron abrir la bolsa, donde además de documentación personal había una caja con folios y hojas relacionadas al cuerpo humano.

Al día siguiente, según el testigo Ruppel, su esposa le comentó lo que había sucedido en Suárez con una mujer llamada Sonia Molina. Entonces él recordó que ese era el apellido que figuraba en la tarjeta y los papeles de la bolsa, por lo que decidió llevarla a la Policía.

En la misma audiencia, tanto el subcomisario Ricardo Franssen como el agente Maximiliano Ovando declararon que al entrar a la casa de Heit sintieron un “fortísimo olor a lavandina”.

Según Ovando –el primer policía que escuchó a Molina y que luego vio a Heit “muy nerviosa”–, a las 18.30 del día en que la víctima escapó de la casa los pisos de la propiedad aún estaban húmedos, como si recién se hubieran lavado. Uno de los testigos del procedimiento, Eugenio Alberdi, corroboró el olor de la lavandina con la que se habrían limpiado pruebas y además vio “un colchón que tenía un terrible olor a pis, muchos papeles con el nombre de Molina en una bolsa de residuos y una olla con comida para perros en la habitación”.

El dato no es menor: este lunes, Molina declaró en el juicio que sus captores le daban de comer alimento para mascotas mezclado con polenta, además de excremento.

El abogado defensor de Heit, Leonardo Gómez Talamoni, relativizó los testimonios de ayer y opinó que el lunes Molina “incurrió en contradicciones” durante su declaración. “No tuvo la contundencia que tiene que tener una persona que dice la verdad”, afirmó.

Para la audiencia de hoy, está prevista la declaración de familiares de Molina y de un hombre al que habría estafado, a instancias de Olivera, en Río Colorado (adonde conoció al falso pastor en 2009). Mañana lo harán los médicos que analizaron material genético del acusado en una bombacha que usaba la víctima y que lo comprometería con la acusación extra que pesa sobre él: abuso sexual.

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