Las marchas y contramarchas del Gobierno nacional en la compra de vacunas contra el coronavirus, la utilidad de la vacuna rusa Sputnik V, la limitación de no poder aplicarse a mayores de 60 años y los condicionamientos para la compra de la vacuna Pfizer habrían colaborado para generar no sólo incertidumbre sino también desconfianza sobre la efectividad de vacunarse.

Esa es la lectura que hacen en la consultora Reale Dalla Torre, que en la primer semana de diciembre realizó una encuesta nacional basada en 2.200 casos. De ese sondeo se desprende que de los encuestados mendocinos el 39% no está dispuesto a ponerse ninguna vacuna, mientras que el 49% respondió que se colocaría la primer vacuna que llegue. En tanto, un 8,5% está dispuesto a ponerse cualquier vacuna menos la rusa.

"Teniendo en cuenta los resultados podríamos concluir que si hablamos de la vacuna rusa, más del 47% no está dispuesto a colocársela. Desde nuestro análisis esto se debe a la deficiencia de la comunicación del Gobierno nacional y la ambivalencia de sus decisiones, que estuvieron más sustentadas en el relato político que científico. Por eso una parte de la población percibe la incertidumbre y eso le genera desconfianza a efectos colaterales y colabora para que ese porcentaje no esté dispuesto a colocarse una vacuna", explicó Martha Reale, a cargo de la consultora.

Ante la mirada de la encuestadora, esa tendencia que se mostró en el sondeo que hizo, tal vez podría revertirse si el Gobierno pudiera acordar con Pfizer y Astra Zeneca, la percepción podría cambiar. "Es que lo que se percibe es que la decisión de avanzar con la compra de la vacuna Sputnik V, es más una decisión geopolítica que científica. Quizás si se hubiese comunicado de mejor manera todos los antecedentes del laboratorio, lo referente a esa vacuna, incluyendo sus limitaciones también, hoy no tendríamos estos niveles de rechazo", especuló Reale.