El estudio da cuenta además de la situación por ciudades. En ese sentido en el conglomerado Comodoro-Rada Tilly se indica que el 54,5% de las mujeres en edad de trabajar no tiene empleo.

El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) indica que en los países desarrollados la tasa de participación laboral de los varones en edad de trabajar es de 80% y la de las mujeres es de 71%. En la Argentina, la tasa de participación laboral de los varones es 79% mientras que la de las mujeres es de 56%. Es decir que mientras los varones tienen similares tasas de participación, entre las mujeres se observa una marcada diferencia de 15 puntos porcentuales.

“Estos datos muestran que la inactividad laboral entre las mujeres es mayor que entre los hombres, pero la brecha de género en el acceso al mercado de trabajo es mucho más grande en Argentina que en los países desarrollados”, se señala.

Si sólo el 56% de las mujeres participa del mercado laboral y además un 8% de ellas no consigue empleo (es decir, son desempleadas), sólo la mitad de las mujeres en edad activa tiene una ocupación. Además realzan el impacto que esta situación tiene sobre las condiciones sociales: “genera roles familiares y sociales muy desiguales entre el varón y la mujer en muchos hogares. La dependencia económica contribuye a favorecer la tolerancia a los comportamientos violentos”, afirman los investigadores.

En Comodoro Rivadavia-Rada Tilly la población de mujeres en edad de trabajar es del 68.790 –según datos elaborados por IDESA a partir de un relevamiento del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC)-, 1.632 integran el grupo denominadas desocupadas, y 35.827 el de “inactivas”.

Las ocupadas son 31.331. Así 37.459 mujeres de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly están desempleadas.

El informe también brinda datos de Rawson y Trelew, donde la población de mujeres en edad de trabajar ronda las 46.097, de las cuales 26432 están ocupadas. La población inactiva suma los 17.544, y las desocupadas 2.121 mujeres. En estas cuatro poblaciones de Chubut, las mujeres sin empleo suman 57.124.

 

SIN ELECCION

Ocupados y desocupados conforman la Población Económicamente Activa. Un tercer grupo conformado por las personas que no trabajan ni buscan un trabajo activamente se denomina “Población Inactiva”. Este grupo no es homogéneo; en su interior se pueden distinguir por los menos dos categorías más: inactivos típicos e inactivos marginales.

Los inactivos típicos cumplen las condiciones generales ya enumeradas y además no están dispuestos a incorporarse al mercado de trabajo. Los marginales no trabajan ni buscan trabajo pero están dispuestos a incorporarse a la actividad laboral.

IDESA sostiene que la inactividad laboral generalmente se origina en la deserción educativa temprana, antes de terminar la secundaria. Se consolida cuando no se trabaja durante la juventud y tempranamente se tiene hijos. “Se solidifica pasado los 30 años de edad cuando, con bajos niveles de educación y sin experiencia laboral, las probabilidades de conseguir un empleo de calidad son muy remotas. La mujer queda así condenada a depender económicamente de un tercero. Con esto se produce el deterioro de la autoestima y de la dignidad lo que genera el campo fértil para la resignación ante posibles actos de sometimiento y violencia”, se plantea.

 

CONTRA LA VIOLENCIA

En Neuquén y Plottier, la población total de mujeres en condiciones de trabajar es de 106.598, de las cuales sólo hay ocupadas 56.365. En Viedma y Carmen de Patagones el total de población en condiciones de trabajar es de 29223, de las cuales solo están ocupadas 15.951 mujeres. En tanto en Río Gallegos, la población total de mujeres es de 36-465 y 20.785 están ocupadas: 1.127 desocupadas y 14556 inactivas. En Tierra del Fuego se midieron las poblaciones de Ushuaia y Río Grande, donde 24.053 mujeres tienen empleo, 22.897 inactivas y 1086 desocupadas. En las ciudades patagónicas relevadas las mujeres sin empleo son: 160.296 entre desocupadas e inactivas.

El informe de IDESA se publicó pocos días después de la campaña nacional “#NiUnaMenos”, cuyo reclamo central fue mejorar los sistemas de represión y de asistencia a las víctimas. Aunque para prevenir la violencia de género es fundamental el rediseño de las políticas educativa, laboral y asistencial. En este marco el acceso al empleo digno es sin duda una de las herramientas centrales para crear dignidad, dado que permite desarrollar la independencia, el poder de decisión y la autoestima y, por esa vía, la capacidad efectiva de rechazo a los actos de violencia.