El comedor solidario que se construye en Bahía con botellas de vidrio

El comedor solidario que se construye en Bahía con botellas de vidrio

Se denomina “Casita de Cristal”, se ubica en Sócrates al 3.700 y cumplirá diversas funciones para gente carenciada. La obra la desarrolla la familia de Jorge Vivas con fondos propios.

   Utilizando botellas de vidrio como principal elemento de construcción, el comedor y ropero comunitario "Casita de Cristal" va tomando forma en Villa Muñiz.

   Con ese innovador método, y apelando a los propios recursos de su familia, Jorge Vivas cumple su sueño de dar una mano a los más necesitados.

   Junto a su esposa (Doris Espinoza), sus hijos (Matías Quiroga y Karen Vivas) y su yerno (Ezequiel Montesinos) todas las tardes trabajan en este proyecto solidario, que se levanta en Sócrates al 3.700.

   “Hace cuatro años empezamos a repartir viandas entre las familias de bajos recursos y quisimos dar un paso más. Así nació la idea de construir un comedor comunitario, en el que también hubiera lugar para ropa y comodidades para brindar apoyo escolar”, señaló Jorge Vivas, quien es Maestro mayor de obra, pero actualmente se desempeña en una empresa de seguridad privada.

   Debido a la pandemia, decidieron suspender la entrega de comida y encarar con mayor decisión la construcción planificada.

   “Para eso adquirimos un terreno en Sócrates al 3.700, a dos cuadras de nuestro domicilio”, contó.

   La intención inicial era construir con material en seco, pero cambió casi de casualidad.

   “Empecé a hacer unos canteros para las plantas de mi esposa con botellas y en ese momento un compañero de trabajo me comentó que tenía más de mil de vidrio para tirar y no sabía dónde”. 

   Pensó en levantar el paredón del frente con esa cantidad, pero la ayuda siguió llegando.

   “Como me faltaban algunas, mi hija publicó un pedido en Facebook y me comenzaron a donar muchísimas. Tengo alrededor de siete mil en el terreno y debo llevar pegadas casi la misma cantidad”, manifestó este pastor de la iglesia evangélica “Maná del cielo”.

   La idea es, además de contar con un lugar propicio para poder alimentar y colaborar con la vestimenta de gente de escasos recursos, enseñar a confeccionar huertas y dar apoyo escolar para los más chicos.

   “Son muchas las familias de este barrio y de los aledaños que atraviesan un momento complicado. Esta es la forma de colaborar que encontró mi familia. Por eso, y pese a que cada uno mantiene sus labores diarias, todas las tardes nos hacemos tiempo para venir y seguir con la construcción”.

   A Jorge no lo detienen las 8 horas diarias de trabajo, pero sí lo complican para ir a buscar las donaciones a cada domicilio.

   “Sinceramente no me dan los tiempos. Ni bien salgo del trabajo, me voy al terreno a seguir pegando botellas. Termino muy cansado, pero feliz”, reconoció y pidió que aquel que quiera donar material puede acudir a Chacabuco 3532.

   Contó que al haberse desempeñado muchos años en el sector de la construcción, utilizó todos los materiales posibles, menos el vidrio. 

   “Comencé a investigar la forma por internet y la pude emplear. Se logra una estructura muy firme, ser más rápida que las tradicionales y cuenta con muchísima vida útil. Además, se preserva el medio ambiente mediante la reutilización de las botellas”.

   También permite abaratar muchísimo los costos, algo imprescindible cuando los gastos corren por cuenta de la propia familia.

   “Sólo se utiliza arena, cal y cemento. También estamos utilizando aberturas que nos donan o que encontramos en la calle”.

   Mientras sea de vidrio, sirve cualquier tipo de botella y medida. 

   “También empleamos frascos, ya sea de perfumes o conservas, que las suelo utilizar sobre el final de cada columna para que queden parejas. Y con las de colores hago triángulos, para que quede más vistoso”.

   En su afán de reducir gastos y colaborar con el reciclado, planea hacer los pisos con recortes de cerámicos.

   “Lo más costoso será el techo”, opinó. 

   Para ello tiene previsto realizar una campaña solidaria. 

   “Pero no queremos el dinero, sino órdenes de compra en corralones con lo que cada uno pueda aportar. Creemos que es la forma más transparente y clara”.

   Aunque todavía falta mucho trabajo, Jorge se ilusiona con poder inaugurarlo en 2021.

   “Del total de obra, vamos por un 25 por ciento. El salón va a tener 15 por 5,50, con cocina y baño. Hoy tengo más de 7 mil botellas para pegar. Es un emprendimiento que une a la familia, porque todos se suman a ayudar. Pasamos lindos momentos juntos y a veces se suman algunos vecinos”, cerró Jorge.

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