Una ciudad dividida entre los de Molaro y los de Céparo

Una ciudad dividida entre los de Molaro y los de Céparo
Cerrito, el juicio. Desde que empezó el juicio a Adrián Molaro por matar a Alexis Céparo, en la localidad surgieron dos posturas: algunos opinan a favor del acusado y otros en contra, casi todos bajo el anonimato

Cerrito, un municipio del Departamento de Paraná que tiene una población de alrededor de 5.730 personas, ayer se encontraba desierto. No sé si fue por ser sábado a las 10 y la mayoría de los habitantes estaba en el Polideportivo festejando el Día de la Primavera y del Estudiante; o porque aún se encuentra consternado por el juicio que se está llevando a cabo desde el lunes por el hecho que sucedió la noche del 21 de enero de 2012, cuando Adrián Molaro fue a buscar a Alexis Céparo a la casa de la novia y lo mató de tres tiros. Y, como dijo José Luis Barzola: “Hace más de 50 años que vivo acá y nunca pasó algo semejante”.

La camioneta de UNO partió temprano a Cerrito, cuando atravesó el cartel de bienvenida ya se notaba un aire distinto, se podía percibir que la ciudad -metafóricamente- estaba dividida en dos: los que están del lado de Céparo y los de Molaro. Aunque algunos prefieren permanecer neutros, y no opinan, otros hablaron sobre la postura que tienen respecto de la tragedia.

Los de Molaro

En Cerrito frente a la plaza Las Colonias, sobre calle Santa Fe al 100, vive la familia de Adrián Molaro. UNO tocó el timbre y atendió María de los Ángeles Dittler -la madre de Adrián- y brindó un diálogo algo temerosa. “Estoy muy mal, me encuentro bajo tratamiento psicológico, tanto yo como mis hijos, esta situación nos tiene muy mal”, apuntó rápidamente la mujer.

“Todas las cosas que se han dicho, soportar tantas mentiras y rumores me hace mucho mal”, explicó Dittler con la voz quebrada y continuó: “Somos una buena familia y Adrián es un excelente chico, cualquier persona en el pueblo lo puede afirmar”.

Dittler tenía una mirada triste, se notaba conmocionada por la situación, sin embargo decidió acotar que “Adrián es un chico tranquilo, muy familiero y laburador. No le gustaba salir, prefería quedarse en casa o ir con su hermano a cazar”.

A lo que agregó con seguridad: “El chico Céparo, con sus amigos, se encargaba de hacerle la vida imposible a mi hijo. Siempre lo molestaban, lo tenían de punto. No voy a decir que lo que hizo Adrián estuvo bien, pero por algo lo hizo, y la causa es que sufría agresiones desde que era pequeño”. Y luego explicó que Adrián y Alexis fueron al jardín de 4 años juntos, pero desmintió el rumor que sonó en un momento: “Nunca fueron amigos”.

Con respecto al juicio la madre omitió opinión e informó que la Justicia decidirá. Aunque aclaró: “La hermana Liliana Castro -monja que fue directora y maestra en el colegio de Cerrito al que iban Céparo y Molaro- dijo que nunca hablé con ella para que prestara testimonio, pero no es cierto, sí hablé con ella”.

Y concluyó resignada: “Cuando hablé con la hermana, me dijo una cosa y en su declaración dijo otra. Pero bueno, cada uno dice lo que quiere. Pero ella sabe que hablamos y existían los problemas entre Adrián y Alexis”, en referencia a que Castro dio testimonio el jueves -cuarta jornada del juicio- y expresó que nunca había presenciado ningún inconveniente entre Molaro y Céparo.

Casi no se sentía ruido en la ciudad y muy pocas almas caminaban por el barrio de la familia Molaro, en la plaza las hamacas se balanceaban solas con el viento que soplaba. UNO consultó en una verdulería y frutería al lado de la casa del imputado. Ahí Cecilia declaró: “La familia Molaro es muy buena, todos quedamos sorprendidos con el hecho. No lo podíamos creer ya que Adrián es un maravilloso joven, nunca tuvimos problemas con él. Incluso nadie en el pueblo los tuvo”.

En el mismo sentido, Martín, un joven que estaba en un bar también al lado de la casa de Molaro, recordó: “Adrián es un buen chico, nunca le hizo daño a nadie. Era tranquilo y no salía mucho, pasaba más tiempo con su familia y no era de crear conflictos”. Aunque por el lado de Céparo indicó: “Alexis sí era un chico problemático, salía mucho y siempre hacía ‘bardo’, buscaba problemas y andaba con su pandilla de aquí para allá molestando”.

El joven, que prefirió omitir su apellido, contó que no era muy amigo de Molaro y Céparo, pero sí los conocía bastante a ambos. “Céparo siempre andaba en cosas raras y agarraba a gente para molestar y una de ellas fue Adrián, supongo que luego de tantos años este se cansó y terminó con todo, de la peor manera, pero terminó”, aclaró, y presumió que Molaro no tenía la intención de matar a Céparo.

La mayoría de las personas consultadas en el barrio de la familia Molaro señaló que Alexis Céparo hostigaba siempre al imputado. “El joven Céparo era tremendo, siempre andaba peleando a los más débiles y una de esas personas era el chico Molaro, aunque también agredía a otros”, dijo Héctor, un señor mayor que también prefirió quedar en el anonimato.

Frente a la casa de Adrián Molaro vive el intendente de Cerrito, Orlando José Isidro Lovera, su esposa Mirna habló con UNO y señaló: “Es una situación muy compleja, son dos familias que conocemos en el pueblo, y las dos son muy buenas”.

“Es una verdadera tragedia lo que sucedió, tanto para la familia Céparo como la Molaro, ya que ambas tienen una conducta irreprochable”, subrayó la esposa del intendente, y finalizó: “Me extrañó que el joven Molaro haya hecho lo que hizo, ya que es un buen chico. Incluso ha realizado trabajos de albañilería en casa y siempre ha sido correcto y prudente con todo”.

Los de Céparo

En una casa amarilla de calle Elías Camps al 100 vivió Ana Laura Ruiz Moreno, novia de Alexis Céparo, donde el 21 de enero de 2012 por la noche se hizo presente en el lugar Adrián Molaro y lo mató de tres tiros.

En la vivienda no vive más la novia de Céparo -quien alquilaba la propiedad y se mudó inmediatamente luego de la tragedia- sino que la habita Maximiliano Barzola, quien es el dueño del lugar y además fue amigo desde muy pequeño de Alexis y su familia.

Barzola abrió las puertas a UNO de la casa donde ocurrió el homicidio. Con total fluidez contó el hecho y además dio testimonio “de la gran persona que fue el joven Céparo”.

“Mi familia conoce a la de Alexis desde que soy muy pequeño, siempre fuimos muy amigos. A los 4 ya iba a mi casa a dormir”, explicó Barzola, al tiempo que indicó que sus padres viven en calle Rucci al 700 al lado de la casa de la familia Céparo.

Respecto de la familia Céparo, el hombre señaló: “Tanto Alexis como su familia son excelentes personas con una conducta intachable. Ellos nunca le ocasionaron problemas a nadie, son buenos y tranquilos”.

A lo que adhirió el padre de Maximiliano Barzola, José Luis: “Es imposible que Domi -como le decían a Alexis- le haya hecho algo al chico Molaro. Alexis era un buen chico, jugaba al fútbol con uno de mis hijos -Juan Ignacio- y hacía radio con otro -Jonathan- siempre estaba ocupado en sus cosas. Además era un pibe muy alegre y divertido, no hacía el mal a nadie”.

Consultados sobre cómo sucedió la tragedia, Maximiliano Barzola detalló: “Era enero y estaba de vacaciones en casa descansando. En un momento de la noche escuché tres disparos; los dos primeros fueron seguidos aunque el tercero se demoró unos segundos. Salí corriendo de casa para ver qué pasaba y cuando me doy cuenta los gritos venían de la casa de la novia de Alexis. Entré a la vivienda y vi a Domi tendido en el piso y ya no estaba Molaro, se había ido corriendo. Inmediatamente llamamos a una ambulancia, ayudé a cargar el cuerpo en una camilla y fue la última vez que lo vi”, resaltó dolorido.

Y destacó: “Molaro se merece la pena máxima, mató a mi amigo y encima sin motivo, ya que es pura mentira que Alexis lo haya hostigado como dicen, él no molestaba a nadie”.

En la esquina de la casa donde ocurrió la tragedia hay un supermercado. Ahí Viviana manifestó: “Vivo por el barrio de la familia Céparo y los conozco muy bien. Son excelentes personas. Y su hijo -por Alexis- era maravilloso, muy agradable y educado”.

En el mismo sentido Víctor, quien prefirió omitir su apellido, expresó que conocía muy bien a Alexis Céparo: “Es incapaz de hacerle mal a alguien, me parece que es todo un invento que haya hostigado al chico Molaro, me parece que este estaba remal, deprimido y era envidioso y por eso decidió acabar con la vida de alguien que le iba muy bien en todo”.

Como sucedió en el barrio de la familia Molaro, en la zona donde vive la familia Céparo todos los consultados defendieron a Alexis y acusaron a Adrián de “raro”. Maximiliano Barzola dijo que no conocía la relación entre Domi y el que lo mató, y explicó que “Alexis era un chico sociable y carismático, en cambio Molaro era retraído y nunca salía, era raro”.

En la casa donde vive la familia Céparo se percibe un aire de tristeza. UNO tocó la puerta y atendió una de las hermanas de Alexis, Priscila. Llamó a su padre, Luis María, quien salió con carácter melancólico y se apresuró a decir: “No quiero hablar mucho, solo quiero que se haga justicia”.

Luis María Céparo, que va todos los sábados con su familia al cementerio a visitar su difunto hijo, afirmó: “Queremos que esto termine lo antes posible, ya van cuatro jornadas de juicio y aún queda más. Estamos cansados de tantas mentiras e inventos”.

Consultado sobre el proceso judicial, Céparo solo se limitó a decir: “Tiene que hacerse justicia por la muerte de mi hijo, espero que Molaro tenga la condena que merece”.

A las 13 del sábado ya se empezó a ver más almas en las calles. El cielo en Cerrito empezó a nublarse y el viento empezó a soplar más fuerte al igual que las opiniones. Algunas a favor del imputado y otras en contra, la mayoría anónimas.

Día a día de un juicio con tensión y diversas opiniones

*Lunes: declara Adrián Molaro. Relata episodios de agresiones físicas y verbales por parte de Alexis Céparo. Afirma que fue a hablar para arreglar las cosas, pero fue agredido y sacó el arma para defenderse. Dice que desde ese momento no recuerda qué sucedió. También declaran policías, un médico y la pareja de Céparo. Mucha tensión y algunos incidentes.

*Martes: la madre, el padre y un amigo de Molaro cuentan los cambios en el joven por el acoso de Céparo. Los psiquiatras y la psicóloga confirman que Molaro tiene lesiones psíquicas por posibles hostigamientos. Le diagnosticaron hipoamnesia por el olvido de los momentos posteriores al hecho.

*Miércoles: declaran los vecinos que llegaron a la escena del crimen en los minutos posteriores a los tres disparos. Afirman que Céparo era buena persona. Uno lo vio a Molaro caminar hacia su auto con el arma.

*Jueves: la víctima en el centro del debate: se polarizan las declaraciones de testigos sobre su forma de ser. Algunos afirman que era muy bueno y niegan haber visto violencia entre Adrián y Alexis. Otros dicen lo contrario.

*Mañana habrá alrededor de una decena de testigos. El martes el juicio se trasladará a la localidad para una inspección judicial en el lugar del asesinato. Los alegatos podrían ser el miércoles.

El caso en las redes

Como sucede con pocos casos policiales, el crimen de Alexis Céparo por Adrián Molaro conmovió a toda la provincia, más allá de Cerrito. Esto se pudo advertir en las redes sociales, donde el caso se comentó y polemizó. El hecho ocurrido en una localidad chica, entre dos jóvenes de clase media que compartieron la escuela, y la problemática del bullying (acoso escolar) alegada por la defensa, entre otros temas, motivó que muchos se interesen en el caso.

“Acá hay una sociedad culpable, desde amigos, vecinos, docentes, padres, primos, etc. Es un pueblo chico Cerrito (...) Nadie actuó, nadie se mete, nadie tiene compromiso. Este es un ejemplo de lo que está pasando hoy en día con los chicos y las chicas. Por favor prestemos atención”, se comentó en la nota publicada en el Facebook de UNO. Otra persona sostuvo: “El dolor de estas dos madres debe ser indescriptible. Lástima que no actuaron antes y dejaron que todo esto llegue tan lejos y solo se juzgue a una sola persona. Fuerzas para las dos mamás”. “Tiene que ir preso y que cumpla la condena que le den los jueces”, afirmó otro.

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