La ciudad crece sin planificación urbanística

La ciudad crece sin planificación urbanística

Los loteos y construcciones fuera del tejido urbano generan una contradicción para San Rafael, ya que mientras muchas zonas de la ciudad tienen grandes terrenos disponibles, se llevan servicios hasta lugares alejados que se vuelven más poblados, a un costo que paga toda la sociedad. 

La ciudad de San Rafael viene registrando un crecimiento sostenido en diversas áreas geográficas, pero adolece de un problema que con el tiempo va generando un desarrollo que no es armónico y puede generar problemas a futuro. 

El asunto central es la ocupación del suelo. Mientras subsisten varios manchones despoblados en zonas que están correctamente provistas por servicios e infraestructura, aparecen en la afueras nuevas zonas de desarrollo urbano que no los tienen y cuya realización no solo es cara, sino también conflictiva para el tejido urbano.

Además, se están realizando loteos y nuevas radicaciones en zonas que históricamente han sido productivas, que cuentan con irrigación y, a pesar de que se eligen porque pueden ofrecer buena calidad de vida, con extensiones de verde y espacio para parques y una vida más en contacto con la naturaleza, terminan funcionando en detrimento de todo el sistema ciudad. A la larga, llevar los servicios será costoso para toda la ciudad, mientras que zonas provistas siguen condenadas a ser baldíos. 

El ex presidente del Colegio de Arquitectos Regional Sur, el arquitecto Luis Mahía, opinó acerca de este tema: "Hay una contradicción muy grande en San Rafael. Se hacen los loteos y construcciones nuevas fuera de la ciudad porque es más económico que construir en el centro, pero paradójicamente el centro es donde se provee la mayor parte de los servicios, mientras que en los otros lugares hay que llevarlos y eso también tiene un costo elevado. Eso influye en el hecho de que queden manchas de construcciones abandonadas en algunas zonas céntricas porque no hay demanda, si yo no tengo interés en construir en el centro o en comprar para hacer un edificio o un departamento, no se va a construir". 

La situación puede parecer, desde un punto de vista, ingobernable. Cualquiera puede comprar un terreno y edificar su casa donde le plazca. Pero si lo miramos desde un punto de vista colectivo, es el sector público el que luego deberá pensar cómo, a esas nuevas manchas de población, se le brindan servicios educativos, sanitarios, de transporte público y por supuesto los básicos de saneamiento y energía. Aquí es donde el Estado puede aplicar conceptos como el de ordenamiento territorial y promoción de la ocupación de determinadas áreas, ya que los recursos por definición son escasos y las demandas crecientes, el ABC de la economía. 

"El propietario que tiene un lote hace años es porque lo reserva económicamente. Los lotes que se encuentran sin construcción, en la medida que no haya una actividad económica más floreciente y más sana, van a seguir allí. Es el reflejo de la situación económica del país", explicó el arquitecto. 

A esto podemos sumar que cuatro de cada cinco empresas de la construcción pronosticaron que en 2015 el nivel de actividad del sector será "igual o peor" que el de 2014, y más de la mitad de las compañías no prevé realizar inversiones en bienes de capital el año próximo, según datos del Indec. 

"Ha caído la construcción si lo contrastamos con lo que sucedía hace 4 años. El problema más complicado es el valor de la construcción y la inflación que juega en contra de toda esta actividad, ya que es la primera que se resiente. Se sigue construyendo en San Rafael pero mucho más lento, no al ritmo que había hace 4 años", explicó Mahía. 

El crecimiento casi nunca puede ser absolutamente planificado, pero hay herramientas políticas, impositivas y crediticias que permiten promover zonas y desalentar otras, más allá de permitirlas. Es que el espacio del oasis no es autosustentable. Mucho hubo que hacer para que exista y mucho se debe hacer aún para conservarlo saludable. En ese contexto, lo que es ciudad y lo que son zonas productivas deberían protegerse más, ese es el desafío.

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