Cerró definitivamente el Zoo “El Paraíso” de Sierra de los Padres

Cerró definitivamente el Zoo “El Paraíso” de Sierra de los Padres

Tras casi 25 años, cerró el zoológico y parque botánico "El Paraíso" de Sierra de los Padres. Ya están trabajando en el traslado de animales a "establecimientos reconocidos por su trabajo en favor de la ecología y el bienestar animal". Aseguran que se protegerá el capital forestal del predio.

El zoológico y parque botánico “El Paraíso” cerró sus puertas en vísperas de celebrar sus bodas de plata. “Son tiempos difíciles para las pymes y mucho más para aquellos establecimientos que nacieron con la idea de albergar animales” lamentó ayer, mientras continuaba organizando el traslado de animales, su propietario y fundador, Oscar Gastiarena.

Lo que surgió como Mini-Zoo creció hasta convertirse en una de las atracciones de la abundante recreación que Mar del Plata ofreció en sus épocas de esplendor. El zoo de Sierra de los Padres, lamentablemente, sigue el camino que mucho antes iniciaron el museo de los caracoles, juegos y juguetes, muchas granjas, cines y salas teatrales. El cierre es “por falta de rentabilidad económica” reconoció Gastiarena ante LA CAPITAL.

“La situación se complicó para millones de argentinos, que tuvieron que renunciar al cine, el teatro, las comidas afuera, las canchas de fútbol. Esa crisis más el disparatado sistema impositivo nacional arrasó con muchos sueños, incluido el de el Paraíso”, reflexionó.

Altas tasas e impuestos, costos de mantenimiento altos, un predio enorme, se llevaron el sueño. “Los problemas no son nuevos: cuando celebrábamos dos años de la fundación recibimos la comunicación oficial de que en lugar de tributar IVA por el 10,5% pasaba a 21% con un agravante: el pago debía ser retroactivo”, recordó.

La situación económica se tornó difícil porque mantener grandes felinos como leones, tigres y pumas, sin ninguna ayuda económica significa un gasto elevado. “Garra, el primer león que tuvo el zoo, un ejemplar bellísimo, comía 12 o 14 kilos por día. Hubiera sido imposible mantenerlo sin la ayuda solidaria y desinteresada de propietarios de granjas, quintas, y haras de la zona que donaron animales caídos: vacas, caballos, chanchos”, reconoció el propietario.

 

Trasladan ejemplares

A lo largo de los años, el zoo fue incorporando animales de distintas especies: leones, pumas, zorros, llamas, carpinchos, monos, y tigres que fueron recogidos de una plaza de una ciudad cordobesa donde habían sido abandonados por un circo.

Cuando la situación económica se hizo imposible de sobrellevar, se iniciaron negociaciones con una empresa inmobiliaria que, siguiendo instrucciones de su mandante, ofreció alquilar el predio por tres años, con opción a compra con el compromiso formal de proteger la riqueza arbórea de ese verdadero pulmón de aire puro que tiene Sierra de los Padres.

¿Qué pasará con los animales? “En estos días se inició el traslado de los ejemplares a zoológicos y acuarios inscriptos oficialmente por Fauna de Nación y provincia de Buenos Aires; son establecimientos reconocidos por su trabajo en favor de la ecología y el bienestar animal y están ubicados en distintas provincias. Cabe destacar que todos los ejemplares son donados, sin ninguna retribución dineraria”, explicó Gastiarena.

Vale recordar que el zoo cumplió una función social que le trajo costos: “Se aceptó la donación de mascotas y animales autóctonos y exóticos de particulares que los compraron porque eran pequeños y cuando crecieron se convirtieron en un problema. Así, el zoo albergó víboras, lagartos overos, monos, guacamayos, loros, tortugas y hasta un hermoso chivo”.

El caso del chivo trae a Gastiarena el recuerdo de una anécdota muy especial. “Fue traído del exterior y albergado en un departamento. Una mañana, la dueña de casa se levantó y no había cortinas. las había destrozado el chivo que pasó a vivir en un hábitat sin cortinas. El pelaje del chivo representaba exactamente el dibujo de un tablero de ajedrez, lo que le valió el nombre de Panno en homenaje al gran ajedrecista argentino”, contó.

Personal del Zoo fue convocado en numerosas ocasiones por guardaparques municipales y Defensa Civil, por casos de pumas que habían aparecido misteriosamente en distintos lugares de la ciudad (Luro y ruta 226) a pocos metros de un jardín de infantes o en Punta Mogotes. El zoo envió vehículos, personal especializado, redes, jaulas, rifle lanza dardos somníferos, para poder trasladarlos. Una vez más, el zoo los “adoptó” y se hizo cargo de su cuidado. “Lo insólito fue que, después de todos esos gastos afrontados el zoo tuvo que pagar, como todos los años una la tasa a Fauna Provincia por alimentarlos, cuidarlos y rescatarlos”, indicó Gastiarena.

 

“El zoo cierra pero se enorgullece de haber creado atracciones como el zoo para ciegos que exhibía animales embalsamados para que los no videntes pudieran recorrerlos con sus manos y conocer el tamaño, pelaje, estructura, etc.”, recordó.

 

También presentó un espectáculo nocturno distinguido con un premio” Estrella de Mar” y durante varios años entraron todos alumnos de las escuelas municipales en forma gratuita a cambio de la eximición de la tasa de seguridad e higiene. También hubo grupos de niños sin recursos de la ciudad y otras ciudades del país que ingresaron sin cargo. “El zoo se preocupó por promocionar Sierra de los Padres. Incluso en verano un vehículo antiguo recorría el centro de la ciudad invitando a conocer las sierras”, agregó.

Más de 3.000 árboles

En el predio de 9 hectáreas del Zoo, se logró recrear un microclima con más de 3.000 árboles. “Continuando una obra espectacular de la familia Scheggia, conviven plantas de climas tropicales (guayabos, paltas, mburucuya) y otros de frío patagónico (arrayanes) con algunos exóticos: gingko bilova, eucaliptus medicinales, robles, pino insigne, cedro dodara, roble de los pantanos, etc. y autóctonos: el palo borracho, tala, jacarandaes, ceibo, etc. y frutales de numerosas variedades: higos, granadas, nogales, almendros, ciruelos, etcétera, etcétera”, enumeró Gastiarena.

El responsable reconoció que semejante predio atrajo, en numerosas ocasiones, el interés de emprendedores inmobiliarios. “Ofrecieron mucho dinero para hacer barrios privados u otros emprendimientos. Pero aceptar esos ofrecimientos implicaba arrasar con especies arbóreas que en algunos casos tienen más de 80 años de existencia. Nos enorgullece no haber permitido que se abatieran árboles o que jamás se hayan aceptado las ofertas millonarias formuladas por algunos cotos de caza”, apuntó.

Y reflexionó: “Aunque parezca una rareza, la piqueta del progreso no talará un bosque natural con vegetación autóctona y exótica; por el contrario la hará crecer y mejorar”.

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