Representa todavía un número mínimo frente al parque automotor de más de 100 mil vehículos existentes. Sus principales usuarios son taxis o remises, pero en la única estación de servicio habilitada señalan que durante el último año se incrementó el uso en automotores particulares.
Instalar un equipo cuesta entre 4 y 10 mil pesos, dependiendo del vehículo y sus características.
Desde Río Grande (Tierra del Fuego) a Tartagal (Jujuy) hoy se puede viajar utilizando Gas Natural Comprimido (GNC). Según la Cámara Argentina de GCN, hay 1.847 estaciones de servicio que proveen este combustible en todo el país.
Tras una primera experiencia en la década del ‘80, Comodoro Rivadavia cuenta nuevamente desde 2008 con una estación de GNC, montada por una empresa privada que también instala los tubos de gas que requieren los vehículos para alimentar el motor.
Cerca de 400 automóviles, en su mayoría taxis y remises, utilizan en la ciudad este tipo de combustible que permite alternar su uso con las gasolinas tradicionales. Trelew y Puerto Madryn también tienen su propia estación en Chubut.
Sergio Kail es el apoderado de la estación ubicada en la avenida Hipólito Yrigoyen, e inaugurada en diciembre de 2008, donde también trabaja Angel Pérez, su socio y responsable de la parte mecánica de la firma.
“Hemos luchado con el desconocimiento de la gente que cree que te daña el auto, que es inseguro, pero en realidad el GNC es más seguro que la nafta porque es todo estanco. Y es imposible que el cilindro de gas se rompa. Está hecho a pruebas de impacto de bala. Además en Comodoro por ahí a la gente no le interesa tanto ahorrar como en otras ciudades”, comentó Kail a Diario Patagónico, al hacer referencia a que hasta ahora han instalado cilindros de GNC a un promedio de sólo 100 vehículos por año.
Durante el primer año de funcionamiento de la estación de servicio, alrededor de 70 vehículos comenzaron a utilizar ese combustible. Sin embargo, el salto cualitativo se produjo en 2010 y 2011, cuando el precio del litro de nafta rápidamente se duplicó. Así, además de los remises, comenzaron a sumarse los taxis y también en menor medida los vehículos particulares.
Perez evaluó que este mayor interés por el GNC no sólo es consecuencia de una marcada alza en el valor del litro de nafta, sino también de la falta de stock de Super o Premium que se genera habitualmente en las estaciones.
“Con el faltante de nafta comenzó a venir el particular, pero más que nada para utilizarlo como combustible alternativo. El ahorro que tenés es tres a uno, acá en Comodoro Rivadavia por ahí es un poco menos, tenés un 65 por ciento de ahorro y en el día a día suma un montón. Por ejemplo un remisero gastaba 120 pesos por turno y ahora gasta alrededor de 70 pesos”, graficó. A ello hay que sumarle el costo inicial que representa la instalación del tubo de almacenaje del gas en el vehículo.
UN COMBUSTIBLE SEGURO
El Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) es el organismo autorizado de reglamentar y controlar el uso de GNC en el país. Cada estación que brinda este servicio debe estar autorizado por este ente que obliga a las empresas a obtener las certificaciones IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación), e identifica a cada vehículo en un registro nacional, donde se asienta el lugar donde se instaló el equipo, el número de oblea de control anual y cada una de las piezas del equipo.
El costo monetario parece ser la principal motivación para la instalación de este producto. Alvaro Martínez, quien compró un Volkswagen Gol usado con GNC, le contó a Diario Patagónico que está muy satisfecho con los resultados.
“Hace tres años que tengo GNC, trabajando en la calle haciendo servicio domiciliario, y realmente conviene. Tenés garantía porque está todo certificado a nivel nacional, y nos controlan una vez al año. Ahorro mucho y fundamentalmente no tengo que hacer largas colas para cargar nafta”, explicó.
Martínez, quien trabaja de enfermero, sostuvo además que al momento de comprar el auto, el valor del vehículo aumentó por tener equipo de GCN. Sin embargo, la inversión “se recupera si andás mucho en la calle”.
Instalar un equipo cuesta entre 4 y 10 mil pesos, dependiendo del vehículo y sus características propias. Los tubos son de distinta capacidad, pero el que más se utiliza es de 60 litros con capacidad para 15 metros cúbicos, equivalentes a su vez a unos 17 litros de nafta.
Los precios de los tubos varían también de acuerdo a su tecnología. Así, para un Fiat Palio, un equipo de cuarta generación cuesta 6.400 pesos, mientras que uno de quinta generación, donde el vehículo tiene un andar casi igual al que posee con utilización de nafta ronda en los 8.000 pesos.
Estos mismos equipos se utilizan para los vehículos modelo 2011 en adelante, y en este caso su instalación puede llegar a costar hasta 9.500 pesos. Mientras, el metro cúbico de GNC ronda los 2,098 pesos, frente a los más de 4 pesos que cuesta un litro de nafta Súper.
Además, el GNC casi no se coloca a vehículos diésel, por lo que las empresas que tienen utilitarios de este tipo quedan marginadas. Esto se debe a que los motores diesel funcionan con una mezcla de un 30 por ciento de gas, y un 70 por ciento de gasoil, y el ahorro no es un 100 por ciento como con un vehículo naftero, por lo que no resulta beneficioso.
En el caso del paso de nafta a GNC, “tenés un 30 por ciento de ahorro, tiene menos reacción, en subida se nota más. Pero de cualquier manera rinde. Además es mentira que rompe el motor, para mí el gas no afecta en nada”, sostuvo a Diario Patagónico, Amador Vilche, chofer de remís Roca, y uno de los tantos transportistas urbanos que utilizan el servicio.
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