San Cayetano recibió más agradecimientos que pedidos

San Cayetano recibió más agradecimientos que pedidos

Lo destacó, sorprendido, el cura párroco de barrio Altamira, tras la procesión y la misa por el día del patrono del trabajo. Hubo menos gente que el año pasado, pero más devoción.

Fenómeno raro el que ocurrió ayer en barrio Altamira, de esta capital provincial, con motivo de la fiesta religiosa por el día de San Cayetano, el patrono del trabajo, del pan y de la paz.

En medio de una situación económica complicada por la inflación, con suspensiones y despidos en la industria metalmecánica y en algunos frigoríficos, el Santo recibió más agradecimientos que pedidos.

Lo aseguró el cura párroco Víctor Pieretto, al término de la procesión y de la misa que presidió en la plaza Diputado Guevara, de la que participaron unas 800 personas. “Después de haber confesado a mucha gente y de haber escuchado a todos los que me vinieron a saludar –explicó el religioso todavía vestido con indumentaria religiosa– me llama poderosamente la atención que la gente vino más a agradecer por el trabajo que tiene, que a pedir por más”.

Este diario corroboró la apreciación del sacerdote. De las 15 personas consultadas, 13 dijeron que estaban allí para “agradecerle a Dios y al Santo” por el trabajo.

Jorge Gómez, un joven que trabaja en la industria metalúrgica y que participó de la misa con su pequeña hijita en brazos, señaló: “Vine a agradecer a San Cayetano porque tengo trabajo, y hay que saber agradecer, aunque también uno reza para poder conservarlo”.

Algo similar expresó Fernando González, un porteño que vino a vivir a Córdoba hace un año e instaló un comercio: “Cuando estaba en Buenos Aires siempre iba a San Cayetano para agradecer y ahora también lo hago. Aunque la situación está más o menos, si se tiene laburo hay que agradecer”.

Cristina Pedernera, quien participó de la misa y de la procesión con su hermana Silvia, argumentó: “Es cierto que este año hay un poco menos de gente, pero me parece que los que estamos venimos a agradecer. Los que estamos acá no pedimos planes sociales, sino que queremos mantener el trabajo”.

El padre Pieretto también destacó otra actitud: “Es mucha la gente que viene para rezar por la gente que no tiene trabajo y lo está buscando. Esas dos cosas: agradecer y rezar por los otros, son signos de generosidad y de “madurez en la fe y la devoción popular”.

Pan, churros, velas y espigas

Al finalizar la misa, Rosa Madera y otras mujeres de la capilla San Andrés, repartieron 90 kilogramos de pan casero en trozos que habían sido bendecidos durante la ceremonia. Y los vendedores de churros no se pusieron muy contentos. “No se vendió mucho porque hubo menos gente y hay menos plata”, dijo uno de los churreros. Con las velas y las espigas de trigo de San Cayetano a 10 pesos cada una, la devoción se hace más austera.

Puntos de vista

Adriana Rodríguez. “Vengo a agradecer a San Cayetano por el trabajo que tengo. En casa le pongo una vela para rezarle, pero para la fiesta vengo aquí. Y siempre tuve trabajo”. Fernando González. “Soy de Buenos Aires, pero hace un año instalé un comercio acá. Siempre le agradezco a San Cayetano, aún ahora que la situación está más o menos”. Silvia Pedernera. “Me parece que vino menos gente que el año pasado. Y se nota que somos más los que venimos a agradecer por el trabajo que aquellos que lo piden”.

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