Cannabis medicinal: Mar del Plata une esfuerzos para satisfacer la demanda

Cannabis medicinal: Mar del Plata une esfuerzos para satisfacer la demanda

La reglamentación de la ley generó optimismo en el ámbito de la salud pública. Autoridades sanitarias, cannabicultores, la Universidad, concejales, el Conicet, y el INTA suman voluntades para garantizar el abastecimiento, pero también la calidad de los derivados del cannabis. Advierten que "no será un camino rápido ni sencillo" pero destacan que hay voluntad política.

Donde hasta ahora había una pared, se abrió una ventana. La reciente reglamentación de la ley de Uso Medicinal del Cannabis, que amplía su utilización y permite el autocultivo, genera un cambio de paradigma que en Mar del Plata ya está dando sus primeros pasos.

Salir de la clandestinidad y quebrar cierta hipocresía para avanzar hacia un abastecimiento seguro y de calidad de los derivados del cannabis fue el motor de esta decisión política. Ahora se inicia el camino más difícil: que el Estado empiece a satisfacer la demanda, romper el tabú y dejar atrás la persecución para garantizar calidad y acompañar.

En el ámbito de la salud pública local hay fuerte optimismo. La reglamentación fue muy bien recibida y hace pocos días se concretó una primera reunión para comenzar a transitar este camino, establecer la dimensión posible de la población usuaria cannabis medicinal y, sobre todo, garantizar el acceso seguro y de calidad.

Todo indica que para que en Mar del Plata alguien pueda concurrir a una farmacia -comercial o de un hospital- con el cannabis medicinal recetado y obtener el “producto”, falta. Pero mucho menos que antes.

Esta semana, autoridades de Zona Sanitaria VIII fueron los anfitriones de una reunión a la que asistieron representantes de la Universidad Nacional de Mar del Plata, el INTA y el Conicet, responsables del HIGA, el Materno Infantil y el CEMA, la Secretaría de Salud, la Agrupación Marplatense de Cannabicultores y concejales.

Primera reunión interdisplinaria en Zona Sanitaria VIII para implementar la Ley de Uso Medicinal del Cannabis en la ciudad.

“Fue muy interesante, un primer acercamiento de la Zona Sanitaria VIII con la realidad en General Pueyrredon, para conocer cómo y quienes están trabajando en la temática. Está claro que faltan actores, pero lo interesante es que hay voluntad política”, indicó la concejal Verónica Lagos (Frente de Todos) tras asistir a la reunión.

Lagos viene trabajando hace años la temática. En 2018 impulsó un proyecto de ordenanza sobre el autocultivo para uso medicinal de cannabis, iniciativa que recién después de la reglamentación dispuesta por el Gobierno nacional el pasado 12 de noviembre volvió a tomar impulso en las comisiones del Concejo Deliberante.

“La ley data del 2017, pero la reglamentación que tenía hasta ahora era por demás restrictiva, incluso policial. Con esta nueva reglamentación hay un cambio de paradigma: el Estado pasa de castigar a acompañar y garantizar, algo que las organizaciones entienden y valoran”, apuntó la edil.

Demanda de los usuarios

Dos de los primeros problemas que se presentan de cara a la implementación de la ley tienen que ver con el desconocimiento en términos cuantitativos de la cantidad de personas que utilizan cannabis medicinal en Mar del Plata, algo que va directamente unido al segundo inconveniente: cómo satisfacer la demanda.

Afortunadamente en la ciudad existen entidades con amplia experiencia, como la Agrupación Marplatense de Cannabicultores, que acompaña activamente a los usuarios y asesora a personas que buscan acceder al cannabis medicinal.

Algo interesante es que al menos dos tercios de la población que solicita información para acceder a aceite de cannabis son mujeres de alrededor de 60 años, en su mayoría con patologías vinculadas el dolor y a enfermedades crónicas.

También PAMI advierte esa cuestión: muchos de sus afiliados, adultos mayores, demandan aceite de cannabis para sobrellevar dolencias y patologías.

La entidad que nuclea a los cannabicultores brida asesoramiento en este sentido, pero además realiza talleres y capaciones junto al grupo de extensión ConCiencia Cannabis de la Universidad Nacional de Mar del Plata, otro de los actores centrales en este tema.

Establecer claramente las particularidades de la población usuaria será el primer paso de un largo camino rumbo al abastecimiento, donde gran parte de la responsabilidad recaerá sobre el Estado, que deberá nutrirse de estas organizaciones que hace años viene trabajando con profundidad en la materia.

Aceite de cannabis. Pacientes afirman que alivia el dolor crónico, controla las convulsiones y garantiza una mejor calidad de vida.

El Estado, clave para para garantizar calidad

A partir de la reglamentación del cannabis medicinal, el Estado se convierte en un actor central. En primera instancia, deberá nutrirse de información y articular con las organizaciones, ya que el verdadero destinatario de esta política pública es el usuario.

Pero no se trata solo de disponer de la suficiente cantidad de plantas de cannabis para abastecer al sistema. Antes deberá capacitarse al personal de salud, aportar luz para disipar prejuicios que en pleno Siglo XXI persisten en torno a la marihuana incluso dentro de la comunidad médica, garantizar la calidad de las semillas, certificar las características de los derivados de la planta y fijar en qué tipo de enfermedades es recomendable su utilización.

El titular de Zona Sanitaria VIII, Gastón Vargas, planteó en la reunión realizada días atrás la importancia de “escuchar las realidades de cada institución que trabaja en la temática” e invitar a potenciar estos encuentros para forjar “un trabajo colectivo a futuro con cierta sistematicidad y agenda”.

La concejal Verónica Lagos, autoridades sanitarias y referentes de la Agrupación Marplatense de Cannabicultores, reunidos en Zona Sanitaria.

Vargas mencionó también que hace no muchos años, la discusión en torno al divorcio o al matrimonio igualitario parecían “catastróficas”, pero hoy son absolutamente naturales y están -cada vez menos- fuera de discusión.

Otra de las cuestiones es que si bien muchas personas ya tienen su propia plantación, otras no pueden hacerlo y es ahí donde cobra fuerza la necesidad de un Estado presente que trabaje articuladamente con el INTA y el Conicet para garantizar la calidad de lo que se consumirá.

Esta articulación, advirtieron tanto desde el Zona Sanitaria como desde el HIGA y también la concejal Verónica Lagos, implica un andamiaje que debe ponerse en marcha y que “no será rápido ni sencillo”.

Investigar con mayor libertad

El Grupo de Extensión ConCiencia Cannabis, formado por especialistas de diferentes disciplinas, trabaja en la temática desde 2017 en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), optimizando los métodos de extracción, identificación y cuantificación de los principios activos del cannabis.

El grupo centra su trabajo en dos principales líneas de investigación: el estudio de la influencia de las condiciones de cultivo en la producción de cannabinoides en diferentes variedades de la planta de cannabis y el análisis de otras propiedades biológicas de la planta, distintas a las ya conocidas.

“Para nosotros, como para todos los grupos que trabajan en cannabis en el país, esta nueva y muy esperada reglamentación significa la posibilidad de poder investigar con mayor libertad”, remarcó Debora Nercessian, investigadora del Conicet.

En ese sentido, destacó que ahora sus proyectos serán evaluados por los organismo competentes, como cualquier otro proyecto de investigación. “La ley nos permitirá poder acceder a cultivar las plantas de cannabis para investigar en el laboratorio, ampliar los objetivos de los proyectos que antes eran solo en relación al cannabis y la epilepsia refractaria, así como también acceder a los insumos necesarios para trabajar”, explicó.

La ley propone establecer un registro de usuarios y cultivadores, habilitar la producción nacional de los derivados de cannabis y permitir su uso para todas las patologías que los profesionales de la salud indiquen.

“El hecho de que el Estado se haga presente garantizando el acceso a aceites de producción nacional terminará con el mercado ilegal que tanto se ha expandido en estos años y garantizará a los usuarios un producto seguro, de calidad y de contenido conocido”, agregó la investigadora.

“Para nosotras trabajar en este tema es un desafío porque hay muchas expectativas y demanda de información sobre los beneficios de los derivados de cannabis, a las que hay que responder con información certera y estandarizada. A su vez es un trabajo muy gratificante porque sentimos que podemos colaborar en la generación de respuestas a esas expectativas”, concluyó Nercessian.

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