Y un día apareció el extraño pichiciego

Y un día apareció el extraño pichiciego
Se trata de un tipo de armadillo extremadamente raro, originario de nuestro país y del cual se conocen poquísimos ejemplares. Uno de ellos fue encontrado por un bahiense, que lo entregó al departamento de Biología de la UNS para su protección y estudio.
"Anoche (por el lunes) fuimos a pescar a la laguna de Chasicó con mi amigo Jorge. Ibamos en la camioneta por la ruta 35 y nos metimos por la entrada de Nueva Roma. Estábamos a unos 10 kilómetros de llegar, y de repente lo vi".

Mauro Brilloni, vecino del barrio Oasis, todavía relata con asombro su hallazgo.

"Estaba a un costado del camino, escarbando en la tierra. Soy cazador desde hace muchos años y la verdad es que nunca me había topado con un animal como ese. Por eso decidí traerlo. Lo metí en una caja con arena y llamé a la Municipalidad para ver qué se podía hacer. Es que me pareció idéntico a un animal muy raro que vi en un documental de National Geographic, al que no pudieron encontrar después de buscarlo por todas partes", agrega.

Las sospechas de Mauro fueron acertadas: el ejemplar que encontró es un chlamyphorus truncatus , el nombre oficial con que se conoce al pichiciego menor, un tipo de armadillo extremadamente raro, originario de la región central del país y que se encuentra en riesgo de extinción.

El descubrimiento resultó tan llamativo que, en cuestión de horas, el departamento de Biología, Química y Farmacia de la Universidad Nacional del Sur (UNS) se puso en contacto con él.

Emma Casanave, profesora asociada de Fisiología Animal en la casa de altos estudios e investigadora independiente del Conicet, confirma el valor del hallazgo.

"Me llamó Marita Gentili, la veterinaria del zoológico del Parque Independencia, para comentarme que un vecino había encontrado un bichito raro, similar a un armadillo, y me puso en contacto con él para que viera de qué se trataba", explica.

"Por lo poco que me describieron por teléfono, enseguida pensé que podía ser un pichiciego, lo que es algo rarísimo", se entusiasma al recordar.

"Y cuando llegué, vi que efectivamente era uno. Fue algo muy emocionante, porque es el primero que veo en toda mi carrera. Antes sólo los había estudiado por libros o visto algún ejemplar embalsamado", revela la especialista.

"Lo que pasa es que se trata de un animal que difícilmente aparece fuera de la superficie, porque su hábitat es el mundo subterráneo y, además, tiene una personalidad tímida y huidiza. Por eso es raro que haya aparecido así, y no descarto que esté enfermo", agrega.

Casanave puntualiza que los pichiciegos menores pertenecen a la familia de dasupodidae , un grupo de armadillos que también está integrado por el tatú carreta, la mulita, el peludo, el pichi patagónico y el pichi llorón.

Precisa, además, que esta especie mide un promedio de 10 centímetros de largo, pesa unos 90 gramos y se alimenta, principalmente, de larvas de insectos y raíces de arbustos.

"Ahora vamos a intentar alimentarlo y que sobreviva. Pero reconozco que tengo mis dudas de que pueda lograrlo, porque está fuera de su medio.

"Mientras tanto, queremos extraerle sangre para conocer las características de sus células, la médula ósea, el aparato reproductivo. Toda una serie de informaciones que conocemos únicamente por libros.

"Tenerlo acá no sólo es inesperado. Es un privilegio y una oportunidad única", asegura.

Novelado. Pese a ser un animal poco conocido, el chlamyphorus truncatus tiene una mención destacada en la literatura argentina. Se trata de la novela Los pichiciegos , de Rodolfo Fogwill, editada en 1983, que recrea una ficción ambientada durante la guerra de Malvinas.

Allí puede leerse: "Había porteños, formoseños, bahienses, sanjuaninos: nadie había oído hablar del pichiciego. El santiagueño les contó: --El pichi es un bicho que vive abajo de la tierra. Hace cuevas. Tiene cáscara dura --una caparazón-- y no ve. Anda de noche. Vos lo agarrás, lo das vuelta, y nunca sabe enderezarse, se queda pataleando panza arriba. ¡Es rico, más rico que la vizcacha!...".

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