Ayer al mediodía se produjo el deceso de Luz Milagros Verón Boutet, la pequeña que hace un año y dos meses conmocionó al mundo porque fue dada por muerta al nacer y un día después fue hallada con vida por sus padres en la morgue.
La beba murió a las 13.05 en el hospital provincial de Rosario, donde estuvo internada en estado crítico desde el sábado, cuando sufrió un paro cardiorrespiratorio, en la casa de su abuela materna. Pese a que los médicos que la atendieron la reanimaron por más de 30 minutos y lograron mantenerla con vida, su situación era delicada. La pequeña ingresó al hospital en estado crítico y fue derivada a terapia intensiva pediátrica con asistencia mecánica respiratoria, había declarado a la prensa el director del centro asistencial, Pietro Belletich.
Milagros estaba con su madre, Analía Boutet, como parte de una campaña para recaudar fondos para concretar un viaje a China donde buscaba comenzar un tratamiento con células madres, informó la agencia Télam.
Por el gobierno provincial la funcionaria a cargo del área de Atención y Ayuda Social, Mariela Guerra, viajó a Rosario para acompañar las gestiones necesarias para el traslado aéreo de la pequeña, de su mamá y de otros familiares hacia Resistencia.
Anoche al cierre de esta edición se aguardaba el arribo de la aeronave oficial a la provincia para realizar el velatorio correspondiente en la sede de la Cooperativa de Agua de Fontana, ciudad donde reside la familia Verón Boutet.
Hoy a las 11 se prevé la despedida de la pequeña en el cementerio de Fontana.
En la red social Facebook se creó un perfil con los datos de una cuenta en el Banco de Chaco para colaborar. En ese mismo sitio ayer se podía observar un listón negro, en señal de luto y abundaban expresiones de pesar y solidaridad con la familia.
“Luz Milagros ingresó con un paro cardiorrespiratorio, permanecía en estado crítico y todo el equipo de salud del hospital está intentando salvarle la vida”, afirmaba el escueto parte médico dado el sábado por la tarde el director del hospital provincial de Rosario. El ministro de Salud de Santa Fe, Miguel Ángel Cappiello explicaba que la beba padecía “una coagulación intravascular diseminada, con todos los órganos afectados”, por lo que el panorama era desalentador. De inmediato amigos y familiares de la familia difundieron la noticia en las redes sociales y pedían rezar por la pequeña. En simultáneo, fuentes del gobierno chaqueño aclararon que el viaje no había contado con la anuencia de los médicos que atienden a la beba porque su estado clínico nunca había dejado de ser ‘delicado’.
Milagros nació el 3 de abril de 2012 en el hospital Perrando y pesaba menos de 700 gramos. Los profesionales que atendieron el parto la dieron por muerta, hasta que doce horas más tarde su mamá descubrió que aún respiraba.
Poco después fue trasladada a Buenos Aires y en el hospital Italiano se recuperó tras una larga internación para volver luego a su casa en Fontana donde fue asistida por un grupo de especialistas que proveyó el gobierno provincial.
En abril, cuando cumplió un año pesaba poco más de seis kilos, respiraba sin ayuda de una máquina, aunque tenía un déficit auditivo, limitaciones motoras y una lenta evolución neurológica. Para mejorar su calidad de vida y recuperar sus potencialidades, la familia abrigaba esperanzas de acceder a un tratamiento con células madre en China.
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