El Consejero por el río Diamante, Oscar Demuru, presentó denuncia fiscal y considera que "hay delito de saqueo a la producción".
El socavón provocó la inestabilidad de las paredes de ambos canales, separados uno del otro por una distancia de aproximadamente dos metros. De esta manera, bajó el nivel de sustentabilidad del Marginal Izquierdo cediendo tres centímetros durante una longitud aproximada de 150 metros. Es esa rotura la que deberá ser subsanada integralmente durante el período de corta del agua, por parte del Departamento General de Irrigación e implicará un costo cercano a los $130.000.
Para las autoridades de Irrigación, el riesgo en la zona podría haber sido muy grave para la seguridad de la población, dado que si colapsaba integralmente el Marginal, podría haber tomado la calle Ballofet, inundando esa avenida de San Rafael. “Estamos hablando que un caudal grandísimo, una especie de río hubiera ganado la calle. Es un gasto excesivo el que deben pagar todos los regantes del sistema por culpa de quienes no asumen que la red hídrica es un bien patrimonial, necesaria para toda la producción”, dice Oscar Demuru, consejero del HTA de Irrigación, por el río Diamante.
Demuru presento hace 15 días una denuncia ante la Fiscalía de Instrucción de San Rafael aduciendo se han producido delitos contra la seguridad pública. “Es muy grave lo que pasó, necesitamos que el Poder Judicial complemente la acción policial que ya nos brinda la Policía y se juzguen estas acciones. Aquí no hay que diagnosticar nada, hay que realizar acciones concretas ya que estamos hablando de un delito de saqueo a la producción. Pareciera que el agua no es considerada un bien, se roban el agua, se daña la infraestructura de conducción y nadie va preso”, destacó con énfasis el consejero.
Favio Chiacchio, subdelegado de Aguas del Río Diamante, destacaba a su vez el inmediato accionar del personal del Departamento General de Irrigación. Apenas producido el desborde, los operarios trabajaron incansablemente hasta reforzar la estabilidad de los canales. Se aplicó allí material granular en el interior del socavón y se mantuvo cortada la dotación en Hijuela Ballofet.
“Si esta situación se hubiese prolongado un poco más temporalmente, es probable que a 50 metros de donde se produce el entubamiento del canal Marginal Izquierdo, se hubieran roto las losas. Hubiera producido un taponamiento del tubo que representan un volumen de agua de aproximadamente 30m3. Prácticamente, todo un río Atuel hubiera transitado por los barrios aledaños, terminando en el centro de San Rafael y ocasionando una catástrofe. Estamos hablando a su vez de 30 mil hectáreas bajo cultivo que hubieran quedado sin agua. Lo que queremos desde Irrigación, es que la población tome conciencia que cuando se tapa un canal hay riesgo para la vida de los propios bañistas pero también para la población”, ampliaba Oscar Demuru.
Por su parte, José Luis Álvarez, superintendente General de Irrigación, enfatizó la necesidad de realizar un uso responsable del agua: “Enfrentamos el cuarto año consecutivo de emergencia hídrica, es indispensable que reconozcamos que Mendoza es un desierto porque esto nos va a permitir cuidar el oasis en que vivimos. Para hacer un uso eficiente del recurso hídrico y lograr que cada gota de agua llegue a su destino debemos tomar conciencia de que los cauces transportan el agua de nuestra producción, nuestros alimentos, y por lo tanto, debemos cuidarla, no contaminarla y no dañar la infraestructura hídrica”.
Arrancaron 60 metros de rejas
Durante el mes de enero, bañistas también arrancaron cerca de 60 metros de una reja que se encontraba en una de las laterales del canal Pavez y la utilizaron para obstruir la normal circulación del recurso.
La acción fue controlada por personal del DGI, que extrajo el objeto y evitó así la pérdida de la dotación de agua para los regantes de la zona. Como consecuencia de este acto, personal policial detuvo a dos individuos.
Más de 90 camionetas con elementos de los cauces
Desde los primeros días de diciembre, personal de Irrigación de la Subdelegación del Río Diamante realizó más de 93 viajes de camionetas repletas de diversos elementos que comprendían pallets, maderas, chapas metálicas, laminados, rejas, ventanas, puertas y múltiple variedad de plásticos y mampostería hasta ramas de árboles. Todos estos objetos fueron utilizados por los bañistas para detener la normal circulación del agua.
“Estos tapones producen altísimos riesgos en la infraestructura hídrica, erosionan los laterales del canal, ocasionan desbordes e inundaciones de las calles aledañas. A todo eso se suma las pérdidas de los turnos de agua que los regantes esperan para sus cultivos y que de no llegar a tiempo, puede ocasionar grandes perjuicios en la producción agrícola”, explicó Favio Chiacchio.
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