266º Aniversario de la Fundación de la Ciudad: San Nicolás de los Arroyos, nuestro lugar en el mundo

266º Aniversario de la Fundación de la Ciudad: San Nicolás de los Arroyos, nuestro lugar en el mundo
Suplemento "Aniversario de San Nicolás". Pese a que no tuvo un acto fundacional concreto, el 14 de abril de 1748 es la fecha acordada para conmemorar la fundación de San Nicolás. Al cumplirse hoy el 266º Aniversario desde esa fecha convenida, reproducimos en estas páginas la reseña histórica que el museólogo e historiador Santiago Chervo (h), Director de los Museos Municipales, preparó y compartió anoche, en el marco de la Función Extraordinaria conmemorativa del aniversario, desarrollada en el Teatro Municipal.

Desde el fondo de la Historia hasta los años 1500, el actual territorio de San Nicolás de los Arroyos, perteneció a nativos nómades. A partir del 1600, las tierras pasaron a ser realengas; es decir, eran territorios sometidos a la autoridad del Rey de España, quien podía conceder, como reconocimiento a los méritos de sus vasallos, bajo el nombre de merced, grandes extensiones de tierra, que luego, por herencia, donación o venta, pasaban a ser bienes de distintos terratenientes, denominados “Propietarios Antenicoleños”.

Estos otorgamientos de tierras, eran recompensas, más que medios para poblar y explotar los recursos del territorio. El sistema consolidó un modelo de estructura agraria, originando la estancia colonial.

El Pago conocido como de los Tres Arroyos, sobre las costas del Río Paraná, en el 1700, medía aproximadamente 7 leguas de frente por 6 de fondo y su denominación hacía referencia a los Arroyos de Pavón, del Medio y de Ramallo, que lo surcaban. Cuando su dominio, en 1720, llegó a poder del Capitán Francisco Miguel de Ugarte, finalizó el llamado período de los propietarios antenicoleños.

La Historiadora Mariana Canedo, describe la fragmentación de los Tres Arroyos, en base a las ventas de tierras que realizó Francisco Miguel de Ugarte y así comenzaron a establecerse inmigrantes en la región.

En 1738 su hija Paulina contrajo enlace con Rafael de Aguiar, y aportó al matrimonio como dote, las tierras que hoy conforman el Partido de San Nicolás de los Arroyos. En detalles de estas tramitaciones se determinó la existencia de un puerto de embarcaciones, en la propiedad de los Aguiar Ugarte, cuando la ciudad comenzaba a organizarse.

Antes de 1748 el matrimonio decidió la construcción de una Capilla, bajo la advocación de San Nicolás de Bari y esta obra provocó la formación espontánea de una vecindad, que se hizo racional. Además ocasionó una cuestión, en la que intervinieron autoridades judiciales, recorriendo el expediente todas las instancias, yendo a la Audiencia de Chuquisaca, luego a la Corte y por último hasta el Consejo de Indias en donde salió triunfante Aguiar, comprometiéndose a erigir la capilla por su cuenta, y dar tierras para las calles, plazas y casa parroquial.

Fundación

La parroquia se erigió en 1748 y desde enero de 1749 tenemos, en los Archivos Parroquiales, registrados los nacimientos, bautismos, casamientos y defunciones de los nicoleños.

Quedó así fundado nuestro pueblo, que en 1778 cuando el virrey Cevallos, primer virrey del Río de la Plata, cesaba en el mando, era reconocido como Partido, en la Campaña de Buenos Aires.

El nacimiento de la ciudad diseñada por el matrimonio Aguiar-Ugarte, como correspondía a una Fundación, tuvo una demarcación territorial; era “un cuadrado de nueve manzanas de frente, por otras nueve de fondo, tomándose como punto de partida, un ombú, conocido como el «Ombú de López», que fue cortado en 1883 por la Empresa del Ferrocarril del Oeste, cuando desarrolló su tendido de vías. Estaba en la intersección de la hoy Avenida Falcón y Calle Alem. Las primeras nueve manzanas cuadradas, que conformaron nuestro sitio fundacional, ocupan hoy el espacio de la Avenida Falcón hasta la Calle Lavalle y desde el río hasta las Avenidas Savio y Moreno.

Dice el historiador Adolfo Garretón: “En 1748, lentamente, se realizó la alineación de la ciudad. El Comisionado del Cabildo, con el Alcalde de la Hermandad y una Junta de Vecinos debieron alinear los edificios del pueblo, trazar las calles y fijar el lugar de la Iglesia. Así se conformó el pequeño caserío. Esa fue la Fundación de la Ciudad.

En 1890, un joven nicoleño de 16 años, Damián Menéndez, que después fue un brillante Escribano, certificaba, en base a sus investigaciones sobre documentos que tuvo en sus manos cuando cumplía tareas en la Escribanía de un familiar, Celedonio Alarcón, publicó la primera Historia de San Nicolás, y dijo que en el medio de la vida colonial, en el Siglo XVIII, vinieron envueltos los soplos de la vida de un nuevo pueblo.

Ese pueblo era San Nicolás de los Arroyos, nuestro lugar en el mundo, fundado por Don Rafael de Aguiar y su esposa, Doña Juana Paulina de Ugarte, en un área de campo de sus numerosas propiedades.

La fecha: 14 de abril

En 1893, tres años después que se publicara la Historia de Menéndez, el Intendente Casiano Ruiz Huidobro, en su Memoria elevada al HCD, escribió: “Un pueblo sin antecedentes no enseñará nada, como que nada produce la molicie; pero enseñará, si ha sido previsor, reuniendo para el futuro, los antecedentes que encontró dispersos.

Ese intendente dispuso, hace 121 años, en base a la investigación de Damián Menéndez, oficializar la fecha de Fundación de San Nicolás de los Arroyos, y ordenó crear la Plaza 14 de Abril, frente al Cementerio, en un sitio de gran valor patrimonial. Esa fecha de Fundación fue una decisión inquebrantable de nuestro gobierno, y del pueblo, en el Siglo XIX, que desde entonces respetamos.

El distinguido Profesor Marcelino Marcatelli, graduado en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de La Plata, con larga trayectoria en nuestra ciudad, ha manifestado, en 1997, que participaba de la opinión del historiador Amílcar Razori, quien en su obra “Historia de la Ciudad Argentina”, ubica a San Nicolás de los Arroyos, entre las ciudades de origen espontáneo, sin dejar de reconocer que ante la realidad de los hechos y actos plasmados; erección de la Capilla, y donación de manzanas de tierra sobre el Río Paraná, los Aguiar son los creadores de los acontecimientos que condujeron a la formación de nuestra ciudad.

En consecuencia, el 14 de abril, es la fecha fundacional en el Altar de la Justicia de la Historia. (6)

Juana Paulina

Una definición oficial había quedado pendiente. Por razones de género, antiguamente, fue costumbre mencionar solamente al varón, como fundador de nuestra ciudad. No se consideraba a su esposa, la joven Juana Paulina de Ugarte, propietaria de estas tierras, como cofundadora, que ayudó a su esposo a levantar la obra que habría de inmortalizarlos. Esta definición fue reconocida oficialmente en el año 2012, cuando el actual Intendente Municipal, el Dr. Ismael Passaglia, reivindicó su figura cofundadora, y esa decisión quedó grabada en mármol en el atrio de nuestra Catedral.

Cuando se habla del origen de la organización urbana argentina, se presenta la categoría fundamental de la voluntad racional, dirigida hacia la creación, con la finalidad de erigir, con todos sus extremos materiales y jurídicos, una Ciudad. Como se ha dicho, se determina que una Capilla, una Posta, las ventajas geográficas, entre otros acontecimientos, mueven la concentración del hombre, su agrupamiento; la forma misma de la Ciudad, y, en muchos casos, hasta el nombre, son efecto de su gravitación.

Esta definición se da en San Nicolás de los Arroyos, por el nombre del Santo de su Capilla y por los Arroyos, que adornan su paisaje.

En sucesivos instantes históricos, quedan impuestos el sitio devocional, como núcleo convergente, y los límites de su jurisdicción, que valen tanto como la plaza y los términos de una ciudad, por fundación deliberada.

Las capillas atraen el nucleamiento de los fieles comarcanos. El paraje solidariza a los pobladores, no sólo en sus necesidades espirituales, sino también en todos los restantes momentos de su vivir social. Porque la capilla y el cura, además, celebran todos sus derechos de familia, como el matrimonio, la filiación y la muerte, y les proporcionan una útil asistencia ética y cultural.

Primer historiador

Damián Menéndez, nuestro primer historiador, quien ha certificado la Fundación de nuestra ciudad, en 1890, fue un joven de vida dignísima, de inteligencia precoz. Nació en 1873, vivió 27 años, murió en 1900. Pasó su infancia en el campo, ayudando a su padre en tareas rurales, en el “Oratorio de Morante”. Volvió a San Nicolás, y continuó sus estudios.

Después de nuestra primer Historia de San Nicolás, en 1891, escribió “La superstición en las campañas argentinas”, resultado de impresiones y observaciones de viajero, y en 1892 con 19 años, trató “La Cuestión de Límites con Chile”. En 1894 escribió una novela, “La luna Habitada. El Futuro del Hombre”, donde narra el viaje de astronautas argentinos a la Luna, (hace 120 años). No hay ninguna duda, que quien nos dio noticias de nuestra Fundación, era un adelantado a su tiempo.

En esos días se presentó ante la Suprema Corte de Justicia para obtener su título de escribano, pero no se lo admitió en el examen por no tener la edad mínima. Recién en octubre de 1896 logró su título. Para ser Escribano, una persona que estaba autorizada para dar fe de las escrituras y demás actos que pasan ante él, tenía que aprobar severos exámenes ante el Tribunal Superior de Justicia de la Provincia. También tenía que haber servido al menos dos años en una Escribanía, y además, para prevenir abusos y/o fraudes, que la ignorancia, o la malicia pudieran ocasionar, se hacía indispensable procurar las mayores garantías morales en quienes fueran a ocupar ese cargo. Ese escribano nicoleño, brillante figura de nuestro pasado, habilitado para dar fe de las escrituras, fue quien investigó y determinó la fecha que hoy celebramos.

En 1898, Damián Menéndez tenía 25 años y escribió su última obra, “Los problemas nacionales”, sobre la administración de la Justicia. Proyectaba reformas a la Constitución Nacional; criticaba la carencia de un sistema penal severo para la represión de los grandes criminales, fustigaba en sus trabajos a la mala justicia, y sostenía que era el mal más temible del organismo argentino.

Seguridad y garantías

La buena justicia, -decía-, es indispensable para obtener la grandeza nacional. Reclamaba seguridad y garantías. Como remedio, proponía aumentar las penas; decía que un asesino de su época, eligió la Argentina para consumar un homicidio, teniendo en cuenta que si lo descubrían, las leyes eran benignas, por eso no lo había realizado ni en Italia, ni en Brasil. Menéndez sostenía que nuestras leyes eran escritas por poetas, y proponía que donde decía “que las cárceles de la Nación serán sanas y limpias”, (Art. 18 Const. Nacional), se agregara que se debía establecer un sistema penal para los grandes criminales, con la base de un método severísimo. También manifestaba, en 1898, con 25 años de edad, que la justicia es una máquina en cuya construcción hay que poner mucho cuidado, porque su funcionamiento determinará, para el Estado, la fuerza o la salud; o el aniquilamiento y la muerte.

La enfermedad que lo afectaba hacía que periódicamente debiera trasladarse a las Sierras de Córdoba, para buscar su recuperación, y allí, a pesar de no encontrarse en adecuadas condiciones de salud, continuaba escribiendo sobre temas de actualidad, publicando sus ideas en periódicos de primer nivel. Falleció en Totoral el 18 de agosto de 1900 y fue sepultado en el cementerio de Villa General Mitre. En 1964 sus restos fueron trasladados a nuestro Cementerio. En esa ocasión el historiador José de la Torre, expresó: “Nos dejó con el presentimiento de su fin temprano, como la sombra virgiliana de Marcelo, caído en pleno vuelo y gracia juvenil. No pudo llegar a la senectud, cuando la vida entorna sus párpados y el alma toda se trasmita en recuerdos”; su pañuelo de adiós, es jirón de patriotismo, de patriotismo visionario, y a veces profético. Damián Menéndez, quien con sus investigaciones ha certificado la Fundación de nuestra ciudad, ha sido el más ponderado actor en un instante de renacimiento, y pasó como un meteoro por el escenario lugareño, nutrido de sólidos valores de la cultura y el pensamiento, del brazo de las estrellas”.

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