Seis candidatos han anunciado sus intenciones de gobernar Yerba Buena

Cinco de los postulantes ya lanzados son peronistas y el restante es del PRO; cada uno cuenta por qué quiere conducir el municipio No hay un sucesor claro para Toledo desde el oficialismo. El Acuerdo Cívico todavía no definió quién lo representará

La gobernación de Yerba Buena les apetece. Cuando todavía falta un año para la elección del próximo intendente, al menos seis candidatos han anunciado sus intenciones. En la lista se ha anotado Héctor “Pilón” Aguirre, el hombre que en los últimos siete años ha sido el número dos del actual jefe municipal, Daniel Toledo. También el titular del Ente Tucumán Turismo, Bernardo Racedo Aragón, ha lanzado su campaña. Otros tres peronistas, el concejal Marcelo Albaca, el secretario de Gestión Pública y Planeamiento de la Provincia, Julio Saguir, y el ex concejal José Marrades han presentado sus candidaturas. La lista continúa con el macrista Paul Bleckwedel.

Además de los que han llegando al baile, se sabe que hay más políticos acicalándose. En el Acuerdo Cívico y Social (ACyS), por ejemplo, aún no han hecho público ningún nombre. Dicen que al concejal Mariano Campero se lo observa cómodo en las encuestas de intención de voto. No obstante, se menciona al diputado Juan Casañas como probable aspirante.

Incluso, ni entre los que tempraneros está todo dicho. Comentan que “Pilón” Aguirre, por caso, fue elegido por Toledo para sucederlo porque ha sido el más leal de sus soldados. Sin embargo, los peronistas piensan que, si quieren retener la intendencia, tienen que salir unidos. Y entonces se preguntan cómo se acomodará el legislador Sisto Terán Nougués, el hombre que mueve los hilos del justicialismo en ese distrito.

Racedo Aragón es mirado con recelo por sus contrincantes. Hace unos días, algunos supusieron que iba a abandonar la contienda, cuando se separó de Alejandro Sangenis (h), el comisionado comunal de Cebil Redondo, quien venía siendo su armador político. Pero el desprendimiento no lo debilitó: desde el jueves, les sonríe a los vecinos a través de las gráficas instaladas en una línea de ómnibus.

Sobre Bleckedwell murmuran que está instalado, y que desde la conducción del PRO lo vigilan, a fin de garantizarse un piso de votos.

En 2007, Toledo conquistó su primera gestión con unos 8.000 sufragios, y en la segunda ocasión retuvo el cargo con unos 18.000. Para 2015, los políticos estiman que el que reúna 15.000 boletas ocupará la intendencia. En las elecciones parlamentarias de octubre del año pasado, el ACyS se impuso con unos 23.000 votos.

También en torno a Albaca se oyen rumores. El edil del Partido de los Trabajadores, que conduce Roberto Palina, ha recibido un guiño de la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich. Respecto de Marrades, asegura ser el postulante de Domingo Amaya, y se encolumna detrás de Daniel Scioli. Saguir fue uno de los primeros en presentarse en sociedad.

Los protagonistas

¿Pero para qué quieren ser intendente? ¿Cuáles consideran que son las fortalezas de la ciudad? ¿Y las cuentas pendientes? ¿Es Yerba Buena una intendencia codiciada? En voz de Albaca, algunos creen que la política es un concurso de caras. “Ha aparecido gente que no conoce la ciudad. Piensan que Yerba Buena es pavita. Vamos a ver cuántos de esos quedan”, desafía. Enseguida, enumera sus prioridades: trabajar sobre la seguridad, ordenar el municipio y definir un rol estratégico.

Bleckwedel argumenta que hay que poner gente idónea en las secretarías de Obras Públicas, de Hacienda y de Políticas Sociales. Después, mejorar el tránsito y el sistema de aguas y cloacas. “Se deben hacer obras de infraestructura, pero como corresponde. Esta gestión no ha sido cristalina”, objeta.

Aguirre también se refiere a la realización de obras, aunque su parecer, claro está, es diferente. “Desde que llegamos, hemos pavimentado 1.700 cuadras. Se trajeron bancos, sedes de organismos, hoteles y shopping. Pusimos cloacas. Ahora es tiempo de limpiar y de acomodar”.

Justamente, Saguir habla sobre esa “limpieza”. Desde su óptica, Yerba Buena está lista para que se aplique una política respecto de la separación y tratamiento de la basura. También plantea la problemática de las adicciones.

Según Racedo Aragón, se debe crear una secretaría de servicios básicos, que contemple la recolección de residuos, la iluminación y las calles. “Lo elemental tiene que funcionar. Luego, pienso implementar un sistema de e-gobierno. A través de eso, se podrá generar una bolsa de trabajo para los ciudadanos, entre otras cosas”.

Marrades critica que -a su juicio- en las últimas décadas la inversión estatal no ha acompañado el crecimiento privado. “Este es el municipio más rico de la provincia, pero no tiene agua potable”, ejemplifica.

Para el radicalismo, las prioridades son -en voz de Campero- acabar con la corrupción, controlar la expansión urbana, a fin de proteger el medio ambiente, implementar un sistema eficiente de recolección de la basura y garantizar la seguridad (este último aspecto fue mencionado por todos los postulantes).

En fin. Falta un año, pero los potenciales candidatos han picado en punta.

Un factor sustancial a la hora de definir quiénes seguirán en la danza será el pregón de un refrán, que proclama que la billetera mata al galán. Sólo el domingo de las votaciones, los candidatos van a gastar en autos, en punteros y en fiscales. Los más pudientes podrían llegar a poner hasta 500 coches ese día. Hoy, cada vehículo cuesta unos $ 500 por jornada. Es decir; $ 250.000 para la movilidad. El cálculo sigue con los caudillos de los barrios populares, que son los que se suben a los vehículos y van en busca de sus familiares, de sus vecinos y de la gente de la barriada. “Hay que tener 600 punteros, al menos. A $ 200 el puntero, vas a gastar $ 120.000”, conjetura un peronista. Para cubrir la totalidad de las mesas de votación, se necesitan 124 fiscales de mesa, y unos 25 fiscales generales. Si a cada uno de ellos se les paga $ 300, se requieren unos $ 44.000.

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