Salvajismo extremo

Salvajismo extremo

Las erróneas políticas económicas aplicadas por el kirchnerismo desencadenaron en lo que bien podemos calificar como la “década robada”.

Con una inflación descontrolada, el incremento del desempleo, ausencia de estrategias de producción industrial, el descuido total de las pymes y las economías regionales, más los ineficientes programas educativos y la intromisión a gran escala de narcotraficantes, el gobierno de Cristina Kirchner y sus seguidores “aplaudidores” dejaron un tejido social desmembrado, donde predomina la ley de la selva.

Una de las secuelas más dramáticas es la inseguridad. Es que la fábrica de pobres y marginales del modelo K más el fácil acceso a drogas es un cóctel mortal. Según datos oficiales que trascendieron en estos días, en la provincia de Buenos Aires una persona es asesinada por día en ocasión de robo.

Bien pudo resultar muerto ayer el joven asaltado en 61 y 25 (ver Asesinos: disparan sin piedad a un proovedor) cuando dos sujetos le dispararon con inusitada agresividad tras sustraerle 100 pesos. La víctima tuvo que suplicar que le dejen de tirar.

Los ladrones escaparon en una moto, pero testigos del brutal atraco aseguraron que los malvivientes aparentaban estar drogados, fuera de sí. Son los monstruos engendrados por el kirchnerismo.

Adolescentes que quedan al margen de la escolaridad y el trabajo formal, y se meten en el mundo delictivo corren con una ventaja: la puerta giratoria de la Justicia. Roban y hasta matan, pero son demorados solo por unas horas.

En el Centro de Alojamiento Transitorio ubicado en las inmediaciones de la Plaza Matheu de La Plata, menores de entre 13 y 17 años ingresan cuando son demorados por cometer ilícitos, y por lo general los padres ni siquiera los van a retirar. Los celadores no pueden retenerlos demasiado, así que minutos después regresan a las calles. La ley vigente no permite identificarlos, ni ficharlos, ni fotografiarlos.  A esto, como se afirmó, se adiciona el acceso a las drogas. Como lo ha advertido el Papa Francisco,  la narcocriminalidad avanza y destruye nuestro país. El consumo y la marginalidad asechan la vida de inocentes.

Sin embargo, más allá de las cuestiones estructurales, hay decisiones coyunturales que también contribuyen a esta nefasta realidad. Por ejemplo, la falta de planes estratégicos para profesionalizar a los agentes de la Polícia bonaerense que, para colmo, tienen que afrontar sus funciones con escasos recursos. A ello se le suman decisiones de funcionarios y jefes de las fuerzas de seguridad que dejan mucho que desear. Por ejemplo,  el Barrio Norte de La Plata sufre una ola de asaltos y sin embargo gendarmes que está presentes en la zona, como se denunció ayer en  las páginas de nuestro diario, pasan las 24 horas haciendo custodia frente a la casa de un funcionario nacional que vive en calle 33 entre 3 y 4.

También son muy cuestionables los programas de capacitación y entrenamiento de las fuerzas de seguridad. Por urgencias, están saliendo a la calle policías que portan armas y sólo reciben seis meses de formación.

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