La Salada de Mendoza es un hormiguero: no hay servicios ni infraestructura

La Salada de Mendoza es un hormiguero: no hay servicios ni infraestructura

Están ocupados 500 de los 570 puestos, de 1,80m por 2,50 de largo, los cuales tienen paredes, pero no techo. En el Megapolo, en Santa Rosa, el 80% vende de ropa y el resto, teléfonos celulares, relojes, conservas y comidas.

 

Son las 4 de la tarde del sábado y el Megapolo La Salada de Cuyo parece un hormiguero. De los 570 puestos, de 1,80 de ancho por 2,50m de largo, que están con paredes levantadas pero todavía sin techo, están ocupados unos 500. El 80% vende ropa, el resto se reparte entre teléfonos celulares, relojes, conservas y comidas.

Los angostos pasillos están atestados de gente que llega a comprar por mayor o por menor. Los precios son variados, algunos mucho mejores y otros casi iguales que en cualquier local de una ciudad mendocina.

En el predio que está en el kilómetro 962 de la ruta 7, en el departamento del Este, no hay vestigios ni posibles comparaciones con lo que ocurrió hace unos días en Buenos Aires, cuando un operativo oficial arrasó con 7.000 puestos que se habían instalado en las periferias de la feria.

“Acá todos están dentro del predio y registrados”, dijo uno de los tantos hombres de seguridad que recorren el lugar.

“Yo pago $530 de alquiler por día, por el puesto y todavía no tenemos techo ni baños, solo baños químicos, y tampoco hay un sistema de agua potable aceptable. Es muy caro, para las condiciones en las que tenemos que trabajar”, dijo una de las puesteras, quien contó que compra su mercadería en Buenos Aires y la revende en La Salada de Cuyo.

Es cierto que si uno compara las condiciones en las que comenzó a funcionar la feria el 21 de setiembre de 2013, las cosas han mejorado. En ese tiempo solo eran tablones y lonas. Ahora hay paredes de material, piso de hormigón y varias obras en marcha.

“Están armando la estructura del techo y se estima que en un mes va a estar colocado. También están terminándose los baños”, dijo uno de los hombres que trabajan a la orden de Sergio Castillo, el CEO de La Salada.

Después del operativo realizado en Lomas de Zamora por la Policía Bonaerense, la Federación Económica de Mendoza (FEM) dijo: “(la medida) Constituye un primer paso positivo para erradicar este flagelo que azota al comercio legal y organizado”.

Desde que se anunció que La Salada se instalaría en Mendoza, la FEM reclamó que allí se apliquen los mismos controles impositivos, edilicios y legales que se aplican en todos los comercios de la provincia. “No nos oponemos a la instalación de nuevos complejos comerciales, pero queremos dejar en claro que dichos negocios deben competir en igualdad de condiciones con el resto. Esto quiere decir que el empresario que quiera operar en la provincia deberá tener la habilitación correspondiente, tributar los impuestos nacionales y provinciales, pagar la tasa municipal, tener empleados registrados, pagar salarios según paritarias y abonar las cargas patronales, sólo por citar algunas de las exigencias a las que está sometido el empresario local que con gran esfuerzo desarrolla su actividad”, dijeron.

Después del operativo en Buenos Aires, Sergio Castillo aseguró que todos los puestos removidos no tenían relación con La Salada.

En cambio, desde algunos sectores críticos a la feria, se indicó que la mercadería que se vende en ella procede de “50 mil talleres clandestinos en Villa Celina, barrio Olimpo, Burzaco y Capital Federal, con trata de personas, trabajo esclavo, droga, contrabando y prostitución, que hacen de este complejo un reino de la ilegalidad difícil de frenar”, dijo el integrante de la ONG La Alameda y legislador bonaerense, Gustavo Vera.

Además se sostuvo que el operativo solo benefició a La Salada, ya que “le quitaron la competencia que tenía”.

Todos dentro de la feria

En Santa Rosa, no hay puestos ubicados fuera de la feria pero, adentro, la mercadería es la misma que se ofrece en Buenos Aires y, por ejemplo, una gran parte de la ropa y del calzado deportivo ostentan marcas famosas, que no son originales.

Lo que reconocen los propios santarrosinos es que la feria genera actividad e ingresos. “Te pagan $300 por día por trabajar en los puestos. También podés hacer changas o vender café o algún alimento a los mismos puesteros y eso te deja una plata por semana con la que podés mantenerte”, dijo un muchacho que ayuda en la atención de uno de los puestos.

Además, hay varios puestos de santarrosinos que ofrecen productos regionales, comidas y artículos de elaboración propia, que no pagan canon y que hacen alguna diferencia.

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