La Rural de Pico: crónica de un papelón anunciado

La Rural de Pico: crónica de un papelón anunciado
En la columna pasada advertíamos de lo importante que era terminar con los desencuentros entre políticos y gremialistas del sector agropecuario. La tribuna rural debía por fin ser motivo de balances y compromisos mutuos, para trabajar en el mediano y corto plazo, en vez de generarse contrapuntos tensos, donde poco o nada se saca en claro, pero lamentablemente no fue así.

Quienes siguen esta columna saben que siempre tratamos de posicionarnos de manera ecuánime y objetiva a la realidad que nos toca vivir. Si bien siempre se tiene subjetividades, hacemos el esfuerzo de desapegarnos de las posturas ideológicas y, siempre con respaldo técnico sólido, criticar y humildemente proponer ideas o rutas de acción para contribuir a la producción agropecuaria.

Seguramente que nos podemos equivocar, por ello siempre agradecemos los aportes o críticas constructivas respetuosas que nos llegan vía mail o en los comentarios de las notas colgadas en la página de internet en la versión digital de este prestigioso medio gráfico.

Durante estos años hemos criticado duramente y con el afán de ayudar tanto a los gobiernos nacional, provinciales y comunales como así también al sector gremial agropecuario, al INTA e incluso a los mismos productores (entre los cuales nos incluimos), pero siempre en aras de reconocer el error para poder enmendarlo.

Esto lo decimos como disculpa previa, pues quien lea esto quizás sienta que uno trata de defender o proteger al Gobierno Provincial, y nada más alejado de la realidad, pero esta vez al gremialismo agropecuario “se le escapó la tortuga”, como diría un conocido futbolista. No obstante ello hubo una honrosa excepción como para justificar la regla.

Luego de escuchar los tres discursos por parte de la dirigencia rural y uno por parte del Gobierno Provincial, vemos claramente la diferencia que hay con la nueva generación, representada por el actual presidente de la Rural de General Pico, el cual sin dar un discurso grandilocuente, lo podríamos catalogar como adecuado, en el decir en la jerga estudiantil aprobó con lo justo.

Luego de hacer una revisión histórica pudo dar argumentos técnicos muy importantes en cuestiones agrícolas, dejando entrever su formación universitaria en este aspecto. Lamentablemente y seguramente por razones protocolares siguieron usando de la palabra otros dirigentes que le coparon la parada con discursos vetustos que la gente ya ni quiere escuchar; en nuestra opinión no se puede seguir haciendo gremialismo de esa manera, pues luego la sociedad pone a todos los gatos en la misma bolsa y en contra del sector.

Evidentemente, como dice la conocida frase atribuida a Albert Einstein, “no se puede solucionar un problema con la misma mentalidad que lo ha generado”, por lo tanto es cierto que hay que cambiar políticas o despolíticas (si se me permite el término) agropecuarias, pero la manera de reclamar del sector está igual de equivocada.

Dos de los oradores por el campo parecían estar en el programa de TV 8,7,6 (es decir, 6,7,8 pero al revés, programa de corte oficialista que se transmite por el canal del Estado) y en dos minutos no solo contaminaron la escena política pampeana con internas que no son nuestras y que nada tienen que ver con el trato establecido entre órganos oficiales y de la actividad privada local, sino que además hicieron todo lo que critican del Gobierno Nacional.

Estos discursos nos dejaron un sinsabor importante porque quizás lo que plantearon cuando se refirieron al sector agrícola no estaba mal en la cuestión de fondo, pero equivocaron muy pronunciadamente la forma, hasta se dieron el lujo de referirse al voto calificado y proponer de qué manera se debía votar, y todo sin ponerse colorados (sin querer referirnos a ningún candidato que por ahí estaba tratando de sacar ventaja).

Además de referirse a otra cantidad de temas, obviamente siempre de manera negativa, y en esto hay que ser claro: como no nos gusta que organismos de derechos humanos, gremios ajenos al sector rural o cualquier otra ONG que no esté en el negocio agrícola opinen del glifosato, de la soja o de aplicaciones periurbanas sin saber a qué se están refiriendo, nosotros debemos cuidarnos sobre de qué opinamos en las tribunas rurales, que no son nuestras sino del sector al que representan, y si no después no nos quejemos.

Por otra parte, si se va a enumerar lo negativo, en todo caso se deberá enumerar también lo positivo, como por ejemplo la política de derechos humanos, la asignación universal por hijo o el matrimonio igualitario, que les dieron derechos y dignidad a muchas personas.

Como corolario de este papelón, el último orador por el campo tuvo la arrogancia de adueñarse nuevamente de la palabra, rompiendo todo tipo de protocolo y atribuyéndose un derecho a réplica que nadie le otorgó y no le correspondía, con la misma prepotencia que un patrón de estancia, con el solo objetivo de sacar un aplauso en una tribuna imparcial para acariciar su ego porque nada más se obtuvo de ello.

Por otro lado, la mesa directiva de la Rural de General Pico había invitado formalmente a las autoridades del Gobierno Provincial a visitar la muestra y de la misma manera que cuando invitamos a alguien a nuestra casa no podemos destratarlo y menos aun maltratarlo, la dirigencia rural tenía no solo el derecho sino la obligación de hacerle todos los reclamos al enviado oficial pero para nada podían faltarle el respeto como lo hicieron.

Acá también es cierto que el ministro “se fue al pasto”, como vulgarmente se dice, cuando dobló la apuesta retrucando que no lo habían aplaudido, a nuestro entender de manera innecesaria, pues había sido muy evidente y si no decía nada los hubiese “matado con la altura”, ya que los medios se iban a encargar de recoger esta y otras series de exabruptos por parte de cierta parte de la concurrencia rural.

Finalmente debemos decir que nunca estuvo claro qué reclamaron y muchas veces lo hacían cargo al representante del Gobierno Provincial de temas en los que no definen, y paradójicamente no le hicieron reclamo alguno de temas en los cuales sí pueden influir, y que serán motivo de otra columna, ya que por cuestiones de espacio no nos podemos explayar ahora. Como corolario de esta especie de comedia bizarra, el ala dura del gremialismo terminó operando políticamente a favor de algún pescador de río revuelto.

En resumen, ver al joven presidente de la Rural entusiasma y hace pensar que un cambio favorable está llegando, pero respecto de los otros, deberían acogerse a la frase popular acuñada para los políticos pero que en este caso les quepa el sayo: “que se vayan todos” y dejen que el campo reclame con el respeto y la altura que siempre tuvo, pues será solo por el lado del diálogo y del sustento técnico que se logrará criticar y hacer propuestas superadoras.

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