“La Argentina supo ser pionera en la ampliación de los derechos políticos de las mujeres, pero tanto el país como la mayoría de sus provincias se quedaron estancadas. Un tercio de las bancas ocupadas por diputadas era un logro importante hace veinte años, pero ya es hora de avanzar un paso más”, afirmó Durrieu.

A su vez, Pérez agregó que “esta no es una lucha de las mujeres solamente, todos tenemos que trabajar para una sociedad cada vez más justa y equitativa”.

En 1952 las argentinas votaron por primera vez, se propusieron como candidatas al Congreso Nacional, y lograron la mayor representación femenina en las cámaras legislativas del mundo hasta ese momento.

En 1991 la Argentina fue el primer país en el mundo en reformar su legislación electoral sancionando una cuota mínima obligatoria de candidaturas femeninas para todos los partidos. Esta norma, conocida como la “Ley de Cupo Femenino”, volvió a poner a la Argentina, por un tiempo, en la cima de la representación parlamentaria femenina. Años después de la sanción de la Ley de Cupo Femenino en la Argentina, catorce países de la región promulgaron leyes similares.

“Varios países de la región como Ecuador, Bolivia, Costa Rica y Nicaragua avanzaron hacia reformas electorales paritarias con la incorporación de mujeres y de hombres en un 50% de manera alternada y secuencial en las listas. La Argentina firmó el Consenso de Quito en 2007 y el de Brasilia en 2010 comprometiéndose a avanzar hacia la paridad entre los géneros, pero no los cumplió”, explicó Durrieu a las más de 60 mujeres que se acercaron a la reunión.