Proyectan otro año recesivo para la industria de la construcción

El nivel de actividad en Capital es el más bajo desde 1935. La obra pública y el Procrear resultan insuficientes para revertir la crisis.

Cepo cambiario, falta de crédito hipotecario, contracción y además la incertidumbre política del año electoral. Estos son los principales condimentos que conspiran contra la recuperación de la industria de la construcción, un sector primordial para la economía y que ya ingresó en su cuarto año recesivo. Algunos indicadores positivos en el primer trimestre de 2015 (venta de materiales y empleo) estarían más asociados al incremento de la obra pública, al plan Procrear y a las refacciones que a un quiebre en la tendencia bajista instalada desde 2012. “Estamos en el piso histórico en el nivel de la construcción y para este año no se pueden esperar grandes cambios”, resumió José Rozados, de la consultora Reporte Inmobiliario.

Algunas estadísticas muestran que el sector atraviesa uno de los peores períodos de su historia. En concreto, una investigación de Reporte Inmobiliario revela que en la Capital Federal la cantidad de permisos para construir edificaciones nuevas es la más baja de los últimos 80 años: en 2014, se tramitó un total de 861.134 metros cuadrados, lo que representa casi la mitad de lo que se autorizó en 1935 (ver infografía, abajo). Y habría que considerar que 2013 fue peor todavía (770.000 metros cuadrados). En síntesis, salvo 2002, la industria está procesando la crisis más profunda de la que se tenga memoria. “Según se observa, las perspectivas para 2015 son similares”, analiza Germán Gómez Picasso, director de Reporte Inmobiliario.

La superficie “permisada”, es decir, el total de metros cuadrados a construir que solicitaron las constructoras, constituye uno de los indicadores más relevantes para evaluar el nivel de actividad del sector. La Capital, ya se dijo, se encuentra en el piso histórico, pero una reciente estadística del INDEC referida a los permisos de edificación en 42 distritos del país (incluyendo el de la Ciudad de Buenos Aires) presentó en febrero una suba del 3,9% con respecto al mismo mes del año anterior. Pero es un 30% menos que los metros cuadrados autorizados en febrero de 2011, es decir, casi un año antes de la aplicación del cepo.

“La mayoría de las empresas entiende que la construcción este año se mantendrá sin cambios. El empleo creció y el índice ISAC (venta de materiales) aumentó un 8,3% en febrero de este año, pero esto podría ser por el incremento de la obra pública, porque en la actividad privada el empleo cae”, interpreta Valeria Sandoval, de Economía y Regiones. Según un estudio de esta consultora, “los puestos de trabajo registrados presentaron una suba interanual de 1,6% en enero, en tanto en las empresas del sector presentaron una nueva contracción del 7,3% en febrero”.

No sólo el empleo se contrae: hay empresas que no logran resistir a la crisis y terminan bajando las persianas. De acuerdo con Economía y Regiones, a febrero de 2015 existían 23.678 empresas vinculadas a la construcción en actividad. La cifra representa una caída interanual del 7,3%. La obra pública, en este sentido, constituye un aliciente para el sector, por lo menos hasta que cambien las condiciones. El presupuesto a nivel nacional para construir caminos, rutas, puentes, cloacas, entre otras cosas, totalizará este año $82.200 millones, un 30% más que en 2014. A nivel provincial y municipal, los fondos presupuestados ($57.600 millones) representan una suba del 39%. Es un año electoral, qué duda cabe.

Las inmobiliarias afrontan un panorama igual de crítico. El cepo cambiario paralizó las ventas, en una operatoria basada casi exclusivamente en dólares, y las inmobiliarias hoy se encuentran en una encrucijada de difícil salida. “Hay mucho desánimo en el mercado, mucho desinterés de los propietarios y de los compradores”, se quejan los operadores (ver pag. 9).

Otra de las grandes dificultades que afrontan las constructoras es la paridad cambiaria. El retraso del dólar oficial representa un encarecimiento de las propiedades, dice Gonzalo Monarca, CEO del grupo inmobiliario de su mismo apellido. “Estamos caros en dólares”, añade. Igual, Monarca señala que existen otras dificultades estructurales en la economía, a la que se suma las incertidumbres propias de los años electorales. “El parate es más grande y eso es normal. Cuando hay elecciones presidenciales, el mercado está más tranquilo. Y los inversores están a la espera de algún cambio”, explica.

Las perspectivas para el futuro inmediato no son las mejores. Gómez Picasso, por caso, prevé “menos comienzos de obra para 2015” y una recesión prolongada, por lo menos hasta mediados de 2016. La razón es que la ejecución de una edificación requiere de tiempos largos: compra de terreno, trámites para la aprobación de las obras y su ejecución. De principio a fin, entonces, para empezar a construir un edificio demanda un lapso de entre 1,5 y 2 años, mínimo.

Como contrapartida, Fernando Lago, uno de los directivos de la Cámara Argentina de la Construcción, se muestra más optimista. “En el primer trimestre del año, el consumo de cemento el empleo registrado crecieron. Estos buenos indicadores se pueden interpretar por el avance de la obra pública y el plan Procrear. El mercado está un poquito mejor que en 2013 y 2014 y yo creo que la tendencia continuará este año”, interpreta Lago.

En esta misma línea, un informe de Ecolatina también espera una recuperación del sector. Sin embargo, la consultora recalca que aún “persisten preocupaciones por la debilidad de la actividad económica, la falta de inversión en grandes obras, el encarecimiento del crédito y el año electoral”.

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