¿Nos preguntamos si las próximas seremos nosotras?

¿Nos preguntamos si las próximas seremos nosotras?

Lo dicen dos mujeres que denunciaron a los narcos en Rosario. Temen el mismo final que Norma Bustos, asesinada el jueves.

A Betina Zubeldía y Adriana Abaca las unió la desesperación y la impotencia. Son dos madres que, como tantas otras, decidieron enfrentar el negocio narco en Rosario después de que sus hijos cayeran en la adicción a la droga. Reprimieron sus miedos y optaron por no callar. Sin embargo, la fuerza de voluntad de ambas se derrumbó el jueves a la mañana cuando se enteraron que una mujer que mantenía su misma lucha había sido ejecutada de tres balazos en la puerta de su casa. "Jamás pensamos que algo así podía ocurrir, no hay ningún límite y da mucho miedo. Nos preguntamos si las próximas seremos nosotras", admitieron a Clarín. Las dos viven con custodia permanente.

La noticia del crimen de Norma Bustos (53), una mamá que persiguió y denunció a los asesinos de su único hijo, ocurrido en enero de 2013, agudizó el sentimiento de desprotección con el que viven Betina y Adriana. "Le tocó a ella pero nos podía haber pasado a nosotras", reconocen afligidas. "Solo somos mamás que denunciamos a narcotraficantes. ¿Tenemos que esperar que nos maten por nuestra lucha?", se preguntó Betina.

Su vida dio un vuelco en junio de 2012, cuando descubrió que hijo era adicto a las drogas. Hasta ese momento era una "vecina más" de la localidad de Pérez, próxima a Rosario. Su instinto de madre la llevó a dar una pelea desigual: detectó los lugares donde le proveían droga y enfrentó cara a cara a los narcotraficantes para decirles que le estaban "cagando la vida a los pibes". Los denunció con nombre y apellido. La respuesta fue violenta: amenazaron con matarla, quemaron su auto, incendiaron su negocio y balearon la casa de sus padres.

Un calvario similar padece Adriana, madre de diez hijos y ex empleada policial. También enfrentó a los soldaditos que hostigaban a su familia. Su primera denuncia la radicó en febrero de 2012. En estos dos años y medio, sufrió dos atentados a balazos, amenazas constantes y todo tipo de agresiones. Hasta intentaron usurparle la casa en un ataque comando que lideraba un chico de 11 años armado con una carabina. Dice estar convencida que los narcos que la atacan tienen relación con el clan Cantero, líderes de la banda Los Monos.

Betina y Adriana integran Madres Solidarias, una ONG que denuncia casos como el que ellas están viviendo. Norma Castaño es la que encabeza el grupo y fue una de las primeras en denunciar al comisario Hugo Tognoli, el ex jefe de la Policía santafesina que permanece detenido y procesado por sus supuestos vínculos con el narcotráfico. Ayer, tras el asesinato de Bustos, las tres mujeres estuvieron en permanente contacto. Sienten que es un momento para estar unidas.

"En mi casa hay custodia las 24 horas, cada vez que suena el teléfono tememos por la vida de nuestros hijos", señaló angustiada Castaño, quien le rogó ayuda a la presidenta Cristina Kirchner. Queremos que nos ayude, porque el gobernador (Antonio Bonfatti) es responsable, lo sabemos y ya se lo dijimos, pero la provincia está adentro de un país. Para acabar con esto hace falta una decisión política", agregó.

El fiscal Ademar Bianchini, a cargo de la investigación por el crimen de Bustos, continuaba ayer en la búsqueda de pistas y testimonios para identificar a las dos personas que se trasladaban en la moto que llegó a la casa de la víctima. Según la reconstrucción del caso, la mujer salió a atender su kiosco, un sicario fingió querer comprar cigarrillos y la liquidó de tres disparos.

Una línea de investigación apuntan a Milton Damario, procesado por el asesinato del hijo de Norma, Lucas Espina (25). La investigación judicial concluyó que a Lucas lo mataron por error: buscaban liquidar a un amigo suyo. Damario está sindicado además como autor material del crimen de Claudio "El Pájaro" Cantero, cabecilla de Los Monos.

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