Hoy Jorge pegó el portazo porque especuló con que Verna va a volver a la gobernación y, desde allí, tejerá represalias contra el jorgismo.

El mandatario y su círculo familiar y de funcionarios da por hecho que, siendo intendente de Santa Rosa, el vernismo asfixiará financieramente a la municipalidad. No tendrá una cómoda intendencia. Especulan, incluso, que podría ser ingobernable.

Esa lógica es similar a la que esgrimió públicamente Verna en 2011, cuando anunció su renunciamiento a la candidatura a la gobernación. Dijo que Cristina Fernández no le pasaría un peso a La Pampa.

Jorge nunca pareció estar cómodo en la postulación a intendente. Se presentó, en rigor, para apuntalar a su precandidato Fabián Bruna. Jugó a fondo y su pollo cayó frente a Verna.

La decisión de hoy tomó por sorpresa a todos, pese a que se especulaba desde hace tiempo con que su candidatura era testimonial. En este caso, la sorpresa fue su renunciamiento antes de la elección general del 25 de octubre.

En el PJ algunos festejaron, pero más se preocuparon. Es que disminuirá las posibilidades del PJ a retener la ciudad de Santa Rosa y además podría tener su impacto en el resto de la provincia.