Mar del Plata no puede darse el lujo de rechazar inversiones y empleos

Mar del Plata no puede darse el lujo de rechazar inversiones y empleos

El arribo de Easy generó el cuestionamiento de algunos sectores de la ciudad. Volvió a ponerse en marcha la "máquina de impedir". La palabra competencia parece atemorizar a algunos empresarios.

Mar del Plata es, lamentablemente, la ciudad con mayor desocupación de toda la República Argentina. En el país, y claro está, en el mundo, hay miles de empresas que buscan expandirse, abrir nuevos mercados, apostar a nuevos desafíos.

Desde hace años, muchas grandes cadenas comerciales vienen estudiando la posibilidad de instalarse en Mar del Plata, y así, además de perseguir las obvias y legítimas ganancias empresariales, generar empleo.

Ahora, después de diez años, el Ministerio de Agroindustria de la provincia otorgó la factibilidad para que el holding chileno Cencosud instale un eslabón de Easy en el predio ubicado en Ruta 2 y 180 en que funcionó el parque de diversiones Italpark.

Inmediatamente después de conocerse la noticia, volvió a ponerse en marcha la “máquina de impedir”. Documentos, conferencias de prensas, expresiones de dirigentes de cámaras empresariales que ponen el grito en el cielo ante estas posibles radicaciones se multiplican en estas horas.

Ya lo hicieron a lo largo de los últimos años anunciando hechos apocalípticos que jamás se concretaron. “Cuando llegue Carrefour van a cerrar centenares de almacenes”, se decía hace algún tiempo.

“Cuando abra ese shopping cerrará todo lo que esté alrededor”, dijeron cuando se abrió Los Gallegos o recientemente cuando inauguró el Paseo Aldrey. Tanto en la zona céntrica como en la de la ex terminal no sólo nada de eso sucedió, sino que por el contrario, los comerciantes instalados aumentaron su facturación, al tiempo que se potenció el mercado inmobiliario, subiendo incluso el valor de las propiedades.

En la avenida Constitución sucedió exactamente lo mismo. La zona “explotó” con cervecerías, locales comerciales, bancos, supermercados, ferias comunitarias y ahora, como si fuese poco, abrirán dos centros comerciales de más de una manzana cada uno.

¿Se puede seguir poniendo trabas?¿Se puede señalar en el año 2017 que las grandes firmas comerciales son los malos de la película? En realidad, cualquier autoridad política de las ciudades vecinas pediría a gritos la llegada de este tipo de inversiones.

No alambrar la ciudad

Se impone abrir las puertas, no alambrar la ciudad. El caso de Easy es emblemático. Esa firma está presente en todas las grandes ciudades argentinas. En Mar del Plata quiere ingresar desde hace diez años, y siempre hubo un cuestionamiento distinto.

La palabra competencia parece atemorizar a algunos empresarios. Son pocos, es cierto, pero desde sus sectores de poder intentan plantear un cuadro que lejos está de la realidad. El mundo ha cambiado, y actualizarse, modernizarse, competir, invertir, crear, son cuestiones básicas para cualquier firma que se precie de tal.

Tras conocerse la resolución a favor de Easy, el secretario de Obras y Planeamiento Urbano, Guillermo de Paz, anticipó a LA CAPITAL que este podría ser el puntapié inicial para el desembarco de otras grandes superficies comerciales, como Walmart, Jumbo y Coto.

La resolución que permite la llegada de Easy (la N° 1/17) fue firmada el 4 de enero por el ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquís. Ahora, la Municipalidad proseguirá el trámite de habilitación comercial y, una vez otorgada, la Dirección Provincial de Comercio expedirá la certificación definitiva de inscripción en el Registro de Grandes Superficies Comerciales y Cadenas de Distribución.

A las pocas horas, la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP) cuestionó la factibilidad provincial otorgada al proyecto y aclaró que la decisión final de autorizarlo o no corresponde al municipio.

La entidad que agrupa a pequeños y medianos comerciantes criticó la forma en que el municipio difundió la información sobre el tema. A su entender, el gobierno local “busca deslindarse de una responsabilidad que le es propia” a través de “medias verdades”.

La UCIP subrayó que tanto de la ley 12573, que regula la instalación de grandes superficies comerciales, como de la resolución de factibilidad provincial, surge que el aval provincial es “sólo un paso previo” a la autorización de la apertura de Easy, que “compete al municipio y sus funcionarios”.

Luego, otras cámaras menores salieron a respaldar los cuestionamientos de la UCIP. Lo cierto es que en este, como en otros temas, debe primar el sentido común. Mar del Plata debe ponerse los pantalones largos y dejar de instalar barreras que ponen freno al ingreso de capitales genuinos. Ya demasiado “ruido” produce la política lugareña en las oficinas donde se deciden estas millonarias inversiones como para sumarles más cuestionamientos. En definitiva, no es Mar del Plata la que se opone a la generación de nuevos empleos y a la llegada de grandes firmas comerciales. Se opone un puñado de dirigentes que ya se han equivocado en sus pronósticos anteriores y que, amantes del “status quo”, están así priorizando el beneficio personal y no el de una ciudad que pide a gritos nuevas fuentes de trabajo. Mar del Plata no puede darse el lujo, en definitiva, de seguir oponiéndose a la realidad.

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