“La crecida del río Salado es inédita, histórica”. Gustavo Walker, intendente de Pila, graficó la situación que está viviendo esa localidad bonaerense: allí, el 70% del municipio está bajo el agua, contabilizó. En toda la provincia, ya son 800.000 las hectáreas afectadas. 

“Nos preocupa que sigan las lluvias”, dijo Walker, en relación al pronóstico de más precipitaciones para el miércoles, que serían de todos modos débiles. El funcionario dijo que la inundación afecta gravemente a la actividad agropecuaria: en el distrito hay 320.000 cabezas de ganado que, afirmó, son prácticamente imposibles de desplazar. 

Walker, que fue bombero voluntario durante 25 años y trabajó en la otra crecida histórica, la de 1985, dijo que ésta es peor porque llovió en toda la cuenca. Y que Pila no desapareció por las obras que se hicieron en el río Salado, de ensanchamiento y nuevos puentes. “Hay que seguir haciendo obras. El problema es que al Salado le derivan agua del río Quinto de Córdoba, de Santa Fe, de todos lados. Cada agüita que anda dando vueltas se la enchufan al río Salado”, se quejó.